Nantes, una historia de nunca acabar

Marcos Gago Otero
marcos gago SANXENXO / LA VOZ

SANXENXO

RAMON LEIRO

Aspiraba a ser el corazón industrial de la comarca, pero en este ámbito solo crece el matorral

26 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El polígono de Nantes es como el título de la Historia Interminable de Michael Ende. Nació como la gran esperanza industrial de Sanxenxo y su entorno. Se planificó para servir de alternativa económica al empleo de sol y playa del verano. Catorce años después de la aprobación del PXOM que clasificó este suelo, el polígono sigue siendo un futurible. Basta con acercarse a Sanxenxo por la Vía do Salnés para comprobarlo. Entre esqueletos de naves inacabadas, lo único que sobresale es la abundancia de los blancos penachos de la hierba de la Pampa.

El alcalde de Sanxenxo, Gonzalo Pita (SAL), se refirió esta semana a un informe negativo de Augas para utilizar la depuradora de Dena (Meaño) como una «pedra no camiño». Sanxenxo la sorteará enganchando la red del parque al alcantarillado municipal y enviando el caudal a la EDAR de Paxariñas. El informe de Augas tenía todo el potencial para ser una «pedra no camiño», quizás la definitiva. Afortunadamente se solucionó, pero no es la primera vez que pasa. La puesta a punto del parque parece más una carrera de obstáculos que un desarrollo empresarial.

Primero hubo que poner de acuerdo a los propietarios de los terrenos. Una tarea nada fácil que concluyó hace ahora unos trece años. Creada la junta de compensación y solventados los farragosos trámites urbanísticos y administrativos, las máquinas lograron ponerse a trabajar y el polígono tomó forma. Entonces vino la crisis y se llevó por delante a la empresa adjudicataria de los trabajos, que entró en concurso de acreedores. Al menos le dio tiempo a hacer los viales y los servicios básicos.

Otro problema lo supuso el cambio de actitud de la Xunta del bipartito que obvió el enlace del Vial do Salnés con el parque. Era el 2007 y la alcaldesa, Catalina González, llevó a cabo un pulso con la Xunta para conseguirlo. Mandó incluso a la Policía Local a parar los trabajos de la vía rápida. O se hacía con el enlace a Nantes o no se movía una piedra. Al final, se logró el consenso y se hizo el enlace, aunque algunos de los propietarios inciden en que no se cumplieron todos los compromisos adquiridos en aquellas conversaciones por parte de las Administraciones.

Sin empresa para acabar los trabajos, el polígono entró en una situación de compás de espera. En el 2011, el Concello incautó el aval depositado por la junta de compensación, 2,5 millones de euros. Gran parte de este dinero hubo que emplearlo en reparar los daños que los vándalos y el deterioro sin mantenimiento habían causado en este ámbito. Otro obstáculo estuvo en la electrificación del parque, aunque el Concello y Gas Natural Fenosa lograron ponerse de acuerdo y se hizo la subestación, que lleva más de un año esperando su entrada en servicio.

Está ahora por ver si, tras resolver el saneamiento, se podrá recibir por fin el parque o aparecen nuevos problemas en esta aparentemente historia de nunca acabar.