Suso Leiro vence a los elementos

Marcos Gago Otero
marcos gago SANXENXO / LA VOZ

SANXENXO

Suso Leiro, junto a su embarcación el «Finesse Uno», en el puerto caribeño de Bas du Fort, tras su arribada a la isla de Guadalupe.
Suso Leiro, junto a su embarcación el «Finesse Uno», en el puerto caribeño de Bas du Fort, tras su arribada a la isla de Guadalupe. cedida< / span>

El navegante de Portonovo culmina su travesía en solitario por el Atlántico hasta el Caribe, sorteando temporales y el riesgo de colisión con mercantes

03 nov 2015 . Actualizado a las 05:05 h.

Suso Leiro, el navegante más internacional de Portonovo, lo ha logrado. Su intento de imitar a Colón, cruzando el Atlántico, en el caso del portonovense en solitario, terminó en buen puerto, en este caso con su arribada a la isla antillana de Guadalupe.

No fue fácil. Tuvo que sortear más de un temporal, una avería y el riesgo de colisión con mercantes. Este último incidente fue de lo más arriesgado de un periplo ya de por sí complicado. Se encontraba en medio del océano cuando relata que estuvo «a punto de ser aplastado por dos cargueros que pasaron rozando a ambos costados». Y eso que el radar y el sistema de identificación automática (AIS) estuvieron activos en su velero noche y día.

Una aventura

El mal tiempo le jugó una mala pasada el pasado verano cuando realizó una primera intentona. Una climatología adversa lo obligó a desviarse de su ruta trazada hacia las Azores y refugiarse en Madeira. Sin embargo, la tenacidad del sanxenxino tuvo su recompensa y tras partir a finales de septiembre desde el archipiélago africano de Cabo Verde, logró culminar su primera etapa de un viaje que continuará por el Caribe en dirección norte hasta la costa este de Estados Unidos y Canadá, momento en que enfilará de regreso a España.

El navegante de Portonovo admitió que el viaje por el Atlántico «transcurrió con dificultades» y que requirió de su experiencia y entusiasmo para conseguir una hazaña digna del capitán Cook. Tenía previsto cruzar el océano en veinte días, pero surgieron averías en el velamen y en el motor que añadieron dos jornadas más en el mar a las programadas.

Solo dos días después de dejar Cabo Verde, llegó el primer gran reto. «Una depresión tropical arrancó la driza de la mayor e hizo pedazos las dos velas que llevaba desplegadas», indicó el protagonista de esta odisea. Por si fuese poco, un fallo eléctrico no permitió arrancar el motor. Era toda una contrariedad que si no se solucionaba obligaría a suspender la aventura. Leiro no se arredró y logró ponerlo en marcha con descarga eléctrica directa. Por precaución ya no volvió a apagar el motor en todo lo que quedaba de periplo, no fuera a ser que después no volviese a funcionar.

El otoño ha llegado al hemisferio norte, pero en el Atlántico se vivieron temperaturas muy altas en octubre, de entre 25 y 33 grados. El trabajo y la atención constantes las 24 horas al día tuvieron su mella en el marino, que señala que perdió cerca de siete kilos. Ahora pasa unos días de tranquilidad, puesta a punto del Finesse y acopio de nuevas fuerzas para la siguiente etapa, que llevará el nombre de Portonovo y Sanxenxo hasta Cuba y Miami.