El niño de la Fracha que vuela en la bici

A. Davila PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Dani Fernández entrenando con su bici de montaña por la zona de la Fracha.
Dani Fernández entrenando con su bici de montaña por la zona de la Fracha. ADRIÁN BAÚLDE

Con solo diez años este joven pontevedrés compatibiliza tres disciplinas subido a su bicicleta de montaña

08 sep 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Tiene apenas diez años, vive en Tomeza (Pontevedra) y ya defiende un apodo que circula entre aficionados a las competiciones de base de ciclismo de montaña: «El niño de la Fracha». Se llama Daniel Fernández y desde que tiene edad para manejarse encima de una bicicleta le sobra convicción y le falta miedo. Con esas cualidades aspira a llegar a ser una de las caras más prometedoras del descenso (DH) y el pump track gallego.

Aunque el mote le llegó casi de casualidad, «era el pequeño que siempre andaba entrenando por La Fracha», hoy es sinónimo de desparpajo y pasión por la bici. No en vano, allí mismo abrirá por segundo año consecutivo el circuito del Campeonato Gallego de Descenso, reservado para categorías mayores, pero que Daniel inaugura como invitado especial en unas semanas. Y es que el terreno que será escenario para el autonómico se encuentra a solo quince minutos de su casa.

Ese monte se ha convertido en su escuela y lugar de referencia. Allí entrena a diario, allí prueba saltos y trazadas, y allí se prepara para buena parte de sus pruebas. «Antes de ayer fuimos, ayer también, y hoy vamos otra vez», cuenta entre risas. Una rutina que no suena a obligación, sino a ilusión de quien todavía vive el deporte como un juego y ve en la Fracha el perfecto patio de recreo. Siempre acompañado de sus padres, también se mueve por otros puntos de Galicia para poder probar diferentes retos de descenso o pistas de pump track como las de Moaña o Mondariz.

La historia de Dani con las dos ruedas comenzó temprano. A los tres años ya manejaba la bici y con apenas seis probó por primera vez un circuito de descenso. Desde entonces reparte su tiempo entre tres disciplinas: BTT, DH y pump track, aunque confiesa que lo que más le atrae ahora mismo es la adrenalina del descenso.

Él no tiene miedo a pesar de los saltos o la pendiente en las bajadas, algo que para los padres no resulta tan fácil de digerir. «Lo vemos como un juego», explican sus padres Vicente y Raquel, que lo acompañan en cada entrenamiento y calculan riesgos con precisión casi científica. «Cada año sube un peldaño, pero lo hace de manera progresiva. Eso nos da un poco de tranquilidad», cuentan. Para Dani, la diversión es lo primero: «Las primeras experiencias con la bici fueron buenísimas, por eso me enganché».

En un mundo donde cada es frecuente que muchos jóvenes acaben seducidos por la mayor exposición y adrenalina de las pruebas de motor, usando la fase de bici como trampolín, Daniel lo tiene claro: «Nosotros somos de tracción manual, de pedal. Nada de motor», asegura sin titubeos el joven. Una filosofía compartida por su entorno, que apuesta por mantener el deporte lo más accesible posible.

Algunos de sus referentes están muy cerca: los hermanos Leo y Daniel Díaz, de Vilaboa, que este verano compitieron en el Mundial de pump track en Suecia. Con Leo, que tiene apenas un año más, se mide constantemente: «Siempre miro sus tiempos del año pasado e intento igualarlos».

El piloto antes que la bici

Con la naturalidad de quien todavía se siente en una gran aventura, Daniel habla de material como si llevara toda la vida compitiendo. Para él, «no es la bici, es el piloto» Una frase que resume su filosofía. No le importa si la máquina cuesta 250 o 5.000 euros, al final, el que manda es el ciclista.

A su edad, nadie piensa en resultados, ni en ránkings internacionales, ni en patrocinios que aprieten. El objetivo es otro: aprender, disfrutar y crecer sobre la bici. Daniel lo resume con la madurez de quien parece llevar más de una década compitiendo: «Lo que importa es lo que aprendes y lo que disfrutas. Ya decidiré más adelante en qué me quiero centrar», dice este ciclista de montaña.

Aun así, el joven pontevedrés cuenta ya con el apoyo de tres marcas: Marin Bikes, Motobike Pontevedra y de una firma textil que le ayuda con la indumentaria. Ayudas que han llegado sin exigencias de resultados, con el único objetivo de darle alas para seguir disfrutando, que al final es de lo que se trata en la competición a estas edades.

Mientras tanto, «El niño de la Fracha» seguirá dejando su huella en cada curva de tierra, en cada salto, en cada bajada. Y lo hará con la misma sonrisa con la que empezó, a los tres años, a pedalear por primera vez y acordándose de toda esa gente que le ha ido ayudando por el camino.

Y es que Dani tiene la suerte de aprender de uno de los grandes. Ángel Suárez, su entrenador, actúa como un mentor para él. Y no es para menos, este entusiasta de los descensos y el ciclismo de montaña recibe consejos de toda una autoridad en la materia. Suárez, vigués, acumula podios y éxitos en diferentes competiciones internacionales de la especialidad de Mountain Bike.