
Más de diez mil espectadores llenan Pasarón en un partido que hace historia
04 ene 2025 . Actualizado a las 16:38 h.Esto sí es un regalo de Reyes anticipados. De unos reyes que estaban en el campo a otros que animaban desde la grada. Más de diez mil almas dieron la cara por este Pontevedra, que supo subirlos a su ola desde que le ganaron al Levante y empezaron a cocinar una ilusión que se extendió por toda la ciudad como una marea que solo sube. Horas antes de que se sorteasen los dieciseisavos de final, los aficionados se abonaron al club. Se frenó cuando se supo que era el Mallorca, pero la desilusión de no recibir al Real Madrid o al Barcelona fue efímera. Ya pensaban en la revancha pendiente desde hace dos años. Y el goteo de la venta de entradas a punto estuvo de hacerle colgar el cartel de completo. En total, 10.292 personas asistieron a un partido que escribe una página de oro en la historia del Pontevedra. Pasa a octavos de Copa del Rey después de haber dejado en el camino a un equipo de Segunda y otros dos de Primera División, que además tienen aspiraciones de Champions. Mientras animaban y aplaudían al Pontevedra tras la gesta de meterse en la recta final de la competición, los aficionados ya gritaban que ahora esperaban al Madrid o al Barcelona.
El campo fue una fiesta que si alguien la disfrutó fue el míster. Al término del encuentro, Yago Iglesias brindaba la victoria a la afición y agradecía el apoyo en partidos clave como este de dieciseisavos de final, pero si tuviese que pedir un deseo, sería que Pasarón luciese con esas diez mil gargantas cada fin de semana. «El equipo saca el orgullo del Hai que Roelo y es fiel a sus principios. Ojalá los diez mil que vinieron hoy estén también en los de liga. Eso es lo que te enorgullece y te hace feliz», pidió el míster, que se sube a esa marea granate que ahora más que surfea de la mano del equipo.
Una noche larga
Los 90 minutos le supieron a poco a los aficionados granates, que después de pasarse toda la tarde en el entorno de Pasarón, prolongaron la fiesta en el exterior del estadio y en la zona monumental durante horas. Ni siquiera faltaron los fuegos artificiales para celebrar una victoria que puso al equipo al nivel del fútbol profesional y a la afición, también. Ahora todos sueñan con que un grande pise el césped de Pasarón y las escasas butacas vacías que se veían en algún rincón del estadio se tiñan de granate.
El Pontevedra duerme feliz y logró con buen fútbol lo que llevaba años peleando: subir a la ciudad a la marea granate. «Barcelona, Madrid, el Pontevedra ya está aquí», gritaban los incondicionales de fondo en una noche mágica con regalos de sus tres Reyes Magos: Dalisson, Yelko Pino y Rufo.