Esfuerzo y empatía en Pontevedra: 130 kilómetros por Lúa y las enfermedades raras
PONTEVEDRA CIUDAD
Los corredores del reto fueron recibidos este domingo a ritmo de batucada a su llegada a la ciudad
19 ago 2024 . Actualizado a las 18:40 h.Fue un futbolista sevillano quien dijo aquello de que «correr es de cobardes». No solo no lo es, sino que hacer kilómetros en pleno mes de agosto y para que se visibilicen e investiguen las enfermedades raras es de personas más que comprometidas. El esfuerzo que este 18 de agosto hizo desde bien temprano el equipo del reto 130 km por Lúa compensa por su significado y por cómo fueron recibidos, pasadas las siete y media de la tarde, a su llegada a Pontevedra.
Entre ese equipo de 14 personas —eran 15, pero Jonathan no pudo por motivos personales— que salió a las 7.30 horas desde el Hospital Teresa Herrera de A Coruña están dos conductores, Moncho y Diego, y trece corredores: Kike, padre de Lúa; Raquel, Álvaro, Ángel, Ángeles, Bernardo, Fernando, Fran, Marcos, Pedro, Quique y Suso. A la una y diez de la tarde la deportista y preparadora física Raquel Carragal comentaba que iban muy bien de hora y que estaban a punto de entrar en Santiago por el campus norte: «Ya vemos la catedral». Raquel y sus compañeros empezaron la carrera con lluvia en A Coruña y a medida que fue avanzando la mañana fue haciendo más calor. «Vamos una hora y media por encima de lo que teníamos previsto y vamos a ajustar los tiempos para llegar a la hora prevista a Pontevedra», decía.
Desde el puente de O Burgo y hasta la fuente de los niños en la glorieta de Compostela hicieron el tramo final acompañados. Fue una alegría colectiva y compartida en el broche de las Festas da Peregrina —este lunes queda el día infantil—. Por motivos de seguridad el final del reto para visibilizar el Z.A.R.D. y la artrogriposis, las dos dolencias raras que tiene Lúa Durán Muñiz, de 7 años, no se hizo en la plaza de A Peregrina como estaba inicialmente previsto. A las ocho aparecían en la glorieta y estallaba la alegría a ritmo de batucada. A la cabeza la familia Durán Muñiz y después todos los que colaboraron. Aplaudían familiares, amigos, conocidos y curiosos atraídos por el bullicio. Saltos y abrazos por un reto cumplido.
La de esta jornada dominical fue una carrera non stop donde los corredores fueron haciendo tramos, algunos de forma individual y otros por parejas y en grupeta, con una media de entre 20 y 30 kilómetros. Lo que piden los padres de Lúa, Kike y Leti, es que se conozcan estas realidades, que la burocracia no ponga más piedras en el camino de las que hay y que haya más investigación para que los pacientes con enfermedades raras tengan a la vez calidad de vida y esperanza. En el caso de Lúa, no se mantiene de pie si no está apoyada y usa un andador. Pero es una niña feliz que estudia en un colegio ordinario, donde tiene una cuidadora, y que disfruta con el ambiente de las carreras en las que participa su familia.