Indignación en uno de los edificios más exclusivos de A Ferrería, en Pontevedra: «Nos cagan en el portal y la semana pasada nos lo restregaron por el cristal»

Nieves D. Amil
nieves d. amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Capotillo

La presencia de toxicómanos en la zona altera el día a día de los vecinos. Un tubo instalado en el interior de los soportales suelta agua para limpiar la zona

05 abr 2024 . Actualizado a las 17:48 h.

Los vecinos del número 9 de la plaza de A Ferrería ya no pueden más. Están tan cansados como indignados de denunciar los campamentos que cada noche montan un grupo de indigentes y toxicómanos en la puerta de su edificio al abrigo de los soportales. «A veces tengo que despertarlos para poder entrar en mi casa», explica Ramón Romero, que vive en este inmueble desde que nacieron sus hijas. Este es casi el menor de los problemas que se encuentran cada día los inquilinos de un edificio que fue rehabilitado por César Portela, Premio Nacional de Arquitectura, en una de las plazas más fotografiadas de la ciudad. «Nos cagan en la puerta y la semana pasada restregaron todo por el cristal, duermen aquí y orinan», recalcan los vecinos, que se han tenido que enfrentarse a ellos en más de una ocasión.

Desde hace unos meses se ha instalado una tubo de agua en la parte superior del interior de los soportales que activan desde dentro para regar la zona e intentar paliar los malos olores que quedan. Ese dispositivo de riego es el que ha ocasionado el último gran altercado. Hace menos de una semana, estos vecinos se levantaron con pintadas en la fachada de piedra que dicen: «Te gusta mojar, pues ahora limpia» y «puta perra». Ambos en alusión a una de las residentes en el inmueble.

Es una gota más en la desesperación de una situación que se ha cronificado. «Hemos tenido que tomar medidas de limpieza por nuestra cuenta», recalcan. «El servicio de limpieza del Concello es impecable, pero a veces no pueden acceder a esta zona», explica, mientras señala los restos de sangre que todavía quedan en la entrada del edificio o los orines que bajan desde las vallas de seguridad del inmueble contiguo. En el suelo, unas cuantas latas de cerveza siguen tiradas a pie de obra.

Este grupo de indigentes ha encontrado una especie de parapeto en el vallado y han convertido uno de los lugares más visitados de la ciudad en un campamento improvisado. «Se ven protegidos en esa esquina y han tomado la zona», señala uno de los propietarios, que confiesa que el cierre de la cafetería que había en el bajo les dio aún más espacio para instalase. Son las doce de la mañana de un día festivo en Pontevedra y una docena de toxicómanos se reparten entre estos soportales y los jardines de San Francisco hasta que abra el comedor social. Muchos de ellos discuten a gritos con sus cervezas en la mano, mientras un puñado de niños da de comer a las palomas en la plaza de A Ferrería.

Psicosis

Una de las vecinas de este inmueble reconoce que ha entrado ya en una especie de psicosis que le lleva a desinfectar las ruedas del carrito de su bebé cuando entra o a cambiarse de calzado al cruzar el umbral de su casa. «A veces me da miedo salir de casa», dice esta joven que tiene un recién nacido y aunque a ella no la han increpado al bajar a la calle, es testigo de que sí ha pasado con otros vecinos.

El día a día en el número 9 de A Ferrería ha empeorado desde que está en obras el edificio de Clarita. Ramón no está dispuesto a que cada vez que baja con sus hijas tenga que ver situaciones que le preocupan. «Están meando en la puerta, peleando por las cervezas o intentando mantener relaciones. Son cosas que no deben ocurrir», insiste este vecino, que ha pedido ayuda al Concello de Pontevedra en más de una vez. «El otro día al pasar uno de ellos vomitó sangre», comenta, al tiempo que señala los marcas que quedaron en la piedra.

Algunos vecinos vigilan ahora por la cámara del telefonillo como está el ambiente antes de bajar al portal. Tienen miedo.

Desde el Concello aseguran que muchos indigentes rechazan la ayuda de Servizos Sociais

 

 

Los vecinos de este edificio de A Ferrería saben que la situación tiene un difícil arreglo, pero piden a los responsables municipales una solución para intentar mejorar su convivencia. «Sabemos que ellos no tienen la culpa, pero buscan el cobijo para estar a cubierto», indica Romero, que añade: «Nadie ve la gravedad de esta situación, pero algunos salen del penal». Desde el Concello de Pontevedra saben que se están dando estas situaciones «problemáticas» en el entorno de la plaza, pero insisten en que la Administración local «non é quen de prohibirlle a ninguén estar na rúa. Os Servizos Sociais están ao tanto e intentan axudar, pero moitos deles non queren».

Hace casi un año los comerciantes de la calle Peregrina habían firmando un escrito que presentaron al Concello pidiendo una solución ante el aumento de toxicómanos en las puertas de sus negocios bebiendo alcohol durante el día y haciendo sus necesidades en los portales. Esta situación se repite ahora en los soportales de A Ferrería. Los encontronazos con los vecinos que le recriminan su conducta ha acabado con pintadas en la fachada y discusiones.

Desde el Concello les aconsejan que se pongan en contacto con la Policía Local cada vez que tengan un problema para que pueda acudir una patrulla y levantar acta de lo qué ocurre. Los vecinos ya nos saben cuántas denuncias llevan, pero sus problemas continúan. «Ya no podemos seguir escuchando barbaridades cada vez que bajamos a la calle o viendo como sus orines entran en nuestro portal», lamentan los vecinos de uno de los edificios más exclusivos de la ciudad.