Enfados, resignación y hasta humor en el accidentado arranque de la vacunación en menores de 80 años en Pontevedra
PONTEVEDRA CIUDAD
Un fallo informático retrasó los pinchazos contra el covid y la gripe dos horas. Se habilitó el salón de actos para que los citados no esperasen bajo la lluvia
27 oct 2023 . Actualizado a las 15:52 h.Un personal de servicios generales (PSX) del Sergas se multiplicaba en la carpa situada en el exterior del edificio administrativo de la Xunta en Pontevedra para dar explicaciones. Este jueves se abría en este recinto la vacunación contra el covid y la gripe para las personas de 79 a 70 años. En turno de mañana estaban citadas más de 900 personas, pero algo pasaba desde primera hora. Un fallo informático de configuración entre las redes de la Xunta y del Sergas retrasó todo el proceso y las colas se fueron haciendo más grandes. Fuera arreciaba la lluvia y la organización decidió habilitar el salón de actos para que los convocados esperaran resguardados de las precipitaciones. Responsables del Sergas en el área comentaban que el problema también afectó a alguna zona de la provincia de Lugo y pedían perdón por las molestias causadas.
Pasadas las 10.30 horas se empezaba a vacunar y a recuperar el tiempo por esa incidencia que trataba de minimizar la directora asistencial del área, Susana Romero. «É o primeiro día, pode haber algunhas cousas e o sistema informático deu algún problema, pero agora xa se vacina sen problema», apuntaba. La doctora cifró el retraso en media hora, aunque fue de casi dos horas. Aprovechó para hacer un llamamiento a la vacunación tanto del covid como de la gripe. En este último caso, comentó que se ofrece a los citados ponerse la vacuna reforzada que ya se usa en mayores de 80 años dentro de un estudio clínico. También hizo hincapié en que la incidencia del coronavirus «é moita» en estos momentos, aunque la mayoría de los casos son cuadros leves. Sin embargo, recordó que hay más incidencia que los casos notificados y que siempre hay personas vulnerables.
Mientras la directora asistencial hacía estas declaraciones, las personas citadas iban abandonando el salón de actos para entrar en la zona de vacunación. En sus caras había gestos y expresiones para todos los gustos. Los más fastidiados eran los convocados que no residen en el municipio de Pontevedra, sino en otros concellos del área como O Grove o Caldas de Reis. «Pudo ser peor, pero yo soy de aquí, pero hay gente que viene de lejos», dejaba caer un señor. Unos metros detrás, María Jesús, de O Grove, contaba que ella tenía su cita para las 9.15 horas y se tuvo que pegar un madrugón «muy importante». Se iba a poner las dos vacunas, pero la de la gripe «la normal, no me siento preparada para la otra». Ella misma preguntaba si su marido, que había ido a aparcar, podría vacunarse también en esta jornada para aprovechar el viaje. La propia Susana Romero le confirmó que sí: «Os de lonxe acompañados, si, non vai haber problema».
Tras vacunarse y protegiéndose de la lluvia, algunas personas no tenían inconveniente en contar su experiencia en este primer día algo accidentado. Cándido Salgado, de Pontevedra, tiraba de ironía y decía que en el médico «igual tardas más». En su caso, le pincharon la vacuna del covid en el brazo izquierdo y la de la gripe, la normal, en el derecho. María Gloria, también de Pontevedra, relataba que llegó a las 8.30 y que tenía cita para las 9.10. «Me fui hasta a desayunar, a las once me la pusieron. Yo no quería porque tengo las defensas altas, pero en casa me dijeron que lo hiciera», decía bajo un paraguas. Antonio y Carmen, de Marín, también esperaron más de una hora para vacunarse. Ellos tenían cita a las 9.30. Con buena cara se encogían de hombros cuando se le preguntaba por el problema informático y, con una mezcla de retranca y prisa, comunicaban que ahora tenían cita en el hospital Montecelo. La cola exterior se iba haciendo más fluida y en la carpa de la entrada, ya estaba solo el administrativo. Al interrogarle, el PSX insistía en que faltó coordinación entre las dos zonas y repetía: «Yo hago lo que me mandan, no lo que puedo».