Uno de los solares urbanos más codiciados de Pontevedra se permuta por viviendas

PONTEVEDRA CIUDAD

El local del gimnasio Budo, próximo a la estación de autobuses, está en el mercado después de tres meses sin actividad
02 sep 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Un enorme cartel en la cubierta de lo que durante tres décadas fue el gimnasio Budo de Pontevedra invita a pensar que pronto habrá sobre ese inmueble una piqueta. Es uno de los bajos más codiciados de la ciudad en una zona urbanizable que acaba de renovar la cara con la nueva estación de autobuses. Tan solo tres meses después de que Santiago Durán echase el cierre a uno de los primeros centros deportivos de la ciudad, la propiedad del inmueble lo saca al mercado inmobiliario con una condición, la de la permuta por viviendas. Ofrecen el solar a cambio de pisos en la próxima construcción.
El cartel que se levanta sobre el edificio no da lugar a engaños. Pone en grandes letras «Se permuta». Daniel Casais es uno de los administradores de este céntrico solar. Lo tiene más que claro. «La idea inicial es permutarlo por viviendas. Estas operaciones se hacen normalmente por viviendas o una parte en bajos comerciales y en pisos», explica su propietario, que instaló el cartel hace tan solo unas semanas. Espera que con la vuelta a la rutina se multipliquen los interesados. Por el momento ha habido ya conversaciones con empresas que tienen proyectos para esta esquina de la calle Estación.
En este solar de 810 metros cuadrados se podría construir un edificio con bajo y cuatro alturas más bajo cubierta. «Calculamos que podría haber cerca de 40 viviendas», estima el propietario, que solo baraja la posibilidad de una permuta. En estos momentos, este inmueble tiene una fachada de más de 80 metros que da a la calle Estación y al paseo que discurre por el río Gafos.
Pero, ¿qué hace atractivo el solar? Lo primero que destaca su propietario es la ubicación y la poca oferta de suelo en el centro de la ciudad. «Es un bajo muy jugoso en una zona comercial próxima a la estación de trenes y de autobuses y con fácil conectividad con la AP-9», señala Casais.
Esta zona cercana a la entrada del Camino Portugués en la ciudad ha renovado su imagen en los últimos años tras la apertura de la calle Josefina Arruti, paralela a la avenida de Vigo, donde hay construcciones recientes. «En lo que podemos considerar la Pontevedra urbana hay poca obra nueva y escasos solares», apuntan desde la inmobiliaria Javier Tovar. Las estimaciones que barajan los propietarios es que el metro cuadrado de vivienda nueva en esta zona puede rondar los dos mil euros.
Nueva construcción próxima
Los cambios en el entorno de O Gorgullón son constantes. La constructora Construcuatro comenzó las obras para levantar 110 pisos de dos, tres y cuatro dormitorio en la calle Eduardo Pondal. Esa promoción que hace esquina con 12 de Noviembre es una de las mayor envergadura de la ciudad y que contribuirá a dar ese nuevo aire a una zona en la que la Fundación Amancio Ortega financia con 12 millones de euros el proyecto de la residencia de A Eiriña. Este proyecto ofertará 120 plazas para mayores en 42 habitaciones dobles y 36 individuales. Son más de nueve mil metros cuadrados repartidos en planta baja y tres alturas. Los pisos del edificio Berceo, como ha llamado Construcuatro a esta promoción, pone los pisos en el mercado desde los 160.000 euros sin IVA. Los de cuatro habitaciones se venden por 280.000 euros con garaje y trastero. Todas las viviendas cuentan con balcones, salvo las de la última planta, que disponen de amplias terrazas.
Una vez finalizada esta obra, que tiene prevista su entrega en el 2025, la zona completará un cambio de imagen del que se puede ver beneficiado el solar de la calle Estación donde durante tres décadas estuvo el gimnasio Budo.
El adiós de un centro deportivo que no pudo luchar contra la competencia
A medidos de junio, los socios del gimnasio Budo se despertaron con la noticia de que el día 30 de ese mes las puertas de lo que para muchos era su segunda casa, se cerrarían para siempre. Los pilló por sorpresa después de 32 años de actividad, pero su gerente, Santiago Durán Soto, reconocía que confluían dos factores determinantes para tener que cerrar. «Causas económicas y organizativas», explicó ese 16 de junio. Uno de esos motivos que le llevaron al cierre fue la fuerte competencia. Cuando arrancó en Pontevedra en 1991 no había rival.
Sabía que había demanda de piscina y optó por abrir una en su gimnasio, tal y como había hecho en sus comienzos en Vigo. Pero en esas tres décadas la situación cambió y los centros deportivos se multiplicaron. Abrió Pontemuiños y Campolongo. Además, Santiago Durán reconocía que no podía competir con el gimnasio de bajo coste que se abrirá este otoño en Ponte Boleira. El abono que anuncia es la mitad de lo que pagaban los socios de Budo. «¿Qué crees que va a pasar?», reflexionaba Durán cuando decidió echar el cierre a una parte importante de su vida.
La decisión llegó antes de que empezase el grueso del verano. El propietario del negocio reconocía que julio y agosto siempre son duros para los gimnasios y dilatar más la agonía supondría un endeudamiento peor. Así que el 30 de junio bajó la verja y colgó en su fachada un cartel para despedirse de los más de 2.400 socios y los 35 trabajadores que tenía. «Un fuerte abrazo a todos y, por favor, no dejéis de entrenar; continuad cuidando de vuestra salud», escribía a modo de despedida de un centro deportivo que se convertirá en viviendas.