El inglés que se recrea en la incomodidad del caos

RODRIGO CUMBRAOS / s.b. PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Tom posa antes tres de las cerca de 20 obras que expone en la galería Musart de Pontevedra, donde vive desde hace ocho años
Tom posa antes tres de las cerca de 20 obras que expone en la galería Musart de Pontevedra, donde vive desde hace ocho años SERGIO SUEIRO

Tom Glendenning expone en su querida Pontevedra su arte abstracto, natural y consciente

15 sep 2023 . Actualizado a las 20:51 h.

Poner un pie en la exposición de la galería de arte Musart (Rúa dos Ferreiros, 28 Pontevedra) es entrar en un ciclón de color y trazadas, de líneas y gotas. De arte abstracto. Del arte de Tom Glendenning, concretamente, en el que «con un movimiento» toda idea previa puede variar. Y a partir de ahí, caos. Hay quien prefiere evitarlo y se dedica a reflejar en sus pinturas la concreción del mundo y sus protagonistas y hay quienes abrazan el caos, como Tom, y se divierten dándole forma: «Intento llenar un cuadro con colores, texturas, pero que todo quede muy equilibrado. Un caos pero organizado», señala.

Glendenning nació en Inglaterra pero vive en Pontevedra desde hace 8 años, cuando una antigua relación sentimental y lo complicado que era encontrar trabajo en Londres le hicieron llegar a la ciudad del Lérez. «Soy profe de inglés, pero dedico todo mi tiempo libre a pintar», comenta sobre una afición que empezó siendo un pasatiempo «para no aburrirme». Cuando llegó a Pontevedra, hace casi una década, «un amigo de mis padres me pidió hacer un cuadro para su casa». Una vez terminado el cuadro, abstracto y colorido, Tom descubrió que aquel hombre era daltónico. Quizá fue un golpe del destino pero, a partir de aquella obra, Tom fue «pintando más y más y desarrollando un estilo».

«La idea principal antes de empezar podría ser un lugar o una combinación de colores», afirma a la vez que mantiene que son los trazados los que van marcando el ritmo y los que vuelven abstracto e incontrolable su arte. «Si yo voy con mucho cuidado, muy lento, con el pincel o la brocha, esas formas quedan un poco aburridas. Las interesantes son las más energéticas, que solo pasan en momentos aleatorios», aclara. Tom también utiliza un recurso que le ayuda a generar una estructura dentro del caos: las gotas, «que a mí me encantan pero no son intencionadas».

El resultado de este caos es difícil de predecir, pero Tom se siente seguro en ese vacío momentáneo en el que la pintura puede ser algo o lo contrario: «Es bastante difícil conseguirlo. El proceso a veces no me gusta. Es muy estresante. Estoy gastando pintura, tiempo. Hay momentos en el medio del caos que no son momentos cómodos. Es un proceso curioso», añade. En sus pinturas, quiere plasmar en sus pinturas la decadencia de la arquitectura, lugares derrumbados y desprovistos de humanidad, sitios abandonados en los que se mantienen vivas la fauna y la flora. Sus influencias son varias, pero todos conservan aspectos en común. La fotografía, el arte callejero y los artistas del mundo abstracto y expresionista como Gillian Aires y William de Kooning, «sobre todo este, mi ídolo».

El arte abstracto es una manera de entender la realidad. Tom deja la concreción para otros momentos. Lo concreto y lo abstracto no son comparables. «En algunos momentos he pensado en dejar lo abstracto, tenerlo como afición. Me gustaría pintar la Peregrina, por ejemplo».

Mural en Granada

Pero Tom, siempre en continua evolución, pone ahora sus ojos en el muralismo. «Hace un mes estuve en Marruecos pintando un mural. También gané un premio para pintar otro en un pueblo de Granada, en Moclín. Ahí pintaré uno muy grande en la calle. Todos los ganadores tienen que pintar uno que responda a la alegría. El mío representa la naturaleza y la topografía de allí. El mural está hecho con los contornos de un mapa de la zona. Con colores felices pero que representan los propios del campo y del mar».

Las diferencias entre materiales son claras: «Para los cuadros de la exposición utilicé óleo, acrílico y espray. Si quiero generar una textura, los colores del óleo son mas fuertes y más profundos. En el mural de Marruecos utilicé acrílico porque estábamos dentro de un edificio. En Granada utilizaré espray porque es al aire libre y queda mejor». Pero también la manera de pintar murales cambia mucho dependiendo de las culturas de los países o incluso de las regiones sobre las que se trabaja. «Como muralista, tienes que pensar en el lugar y en la gente que vive allí», señala.

Una consideración importante a la que hizo frente Tom en Marruecos fue la de hacer un mural trabajando de la mano de jóvenes sumidos en la pobreza o víctimas de violencia familiar. «Fue importante unir a toda esa gente para crear un mural juntos. También para no usar tantos colores», señala. «Marruecos es un país musulmán. Tuvieron problemas con una obra de arte que hizo otra persona que fue muy colorida y quedó con los colores del orgullo. Para ellos fue un problema. Para ir a Granada tengo la libertad de hacer lo que quiera», declara con una sonrisa.

Con el futuro a la vuelta de la esquina, Tom se prepara para lo siguiente. A él le gustaría vivir del arte pero «creo que sería difícil». «Pienso en el futuro como muralista, en dejar mi huella en otras ciudades», destaca. Ha expuesto en Alemania y Marruecos, en su Inglaterra natal. También en varios puntos de España y por supuesto en Galicia. «Me gustaría pintar en Vigo, tan montañosa. Con los contornos del mapa podría ser muy interesante. Las cuestas son tan inclinadas, quedarían bien», comenta mientras cierra: «No tengo pensado volver. Me quedo aquí».