Maradona es chino, está en Pontevedra y demuestra que los mejores talentos de Asia quieren saberlo todo de España

PONTEVEDRA CIUDAD












Tian Kaiwei se puso a sí mismo el nombre de la estrella del fútbol para facilitar a los españoles pronunciar su nombre. Junto con otros 13 jóvenes, vino a Galicia para obtener un diploma en Relaciones Internacionales. Se va con más que eso, aunque no le ha gustado nuestra comida
29 ago 2023 . Actualizado a las 19:34 h.Hay que tener un carácter peculiar para ser chino, venir a España con 19 años, que te pidan que te pongas un nombre fácil de pronunciar y que tú digas que quieres que te llamen Maradona. Pues ese es Tian Kaiwei, uno de los 14 jóvenes que está rematando su estancia en Galicia, concretamente en Pontevedra, para obtener el Diploma Avanzado de Relaciones Internacionales (DARI) que promueve la Universidad Intercontinental de la Empresa. Tian, que se bautizó como Maradona, lleva en las Rías Baixas cuarenta días. Pero hablando con él parece que fueron bastantes más. Sabe muchas cosas de España, ha calado bien la cultura gallega y tiene un hambre tremenda de saberlo todo sobre nuestro país. Llega a la entrevista con Hu JIayi, que se puso a sí misma el nombre de Beatriz para su estancia en España (ojo al dato, se lo puso para obligarse a sí misma a pronunciar continuamente la letra r, que se le resistía) y que también participa en el mismo programa universitario. Y les acompaña también Mauro Sanromán Costas, estudiante de Ingeniería de Sistemas Inteligentes en Vigo y uno de los cinco jóvenes gallegos que acompañaron a sus compañeros asiáticos durante este verano y que hicieron que su estancia en Galicia les sirviese para calar bien nuestra forma de vida, nuestra idiosincrasia y hasta la retranca del país del grelo.
Pongámonos en contexto. La Universidad Intercontinental de la Empresa (UIE) lleva años desarrollando su llamado Plan China. ¿De qué va? Se trata, entre otras cosas, de promover la estancia en Galicia de un grupo de jóvenes universitarios asiáticos, procedentes de la universidad líder en economía y comercio internacional de Pekín y de que aquí permanezcan durante más de un mes junto a compañeros de la la UIE, formándose tanto en el ámbito empresarial como empapándose culturalmente y estableciendo alianzas y amistades entre los chavales de los dos continentes. ¿Cuál es el objetivo? Grandes empresas, como el caso de Conservas Albo, Lanzal, Ara de Rey, Pesciro, Citic Heavy Industries o el grupo Profand colaboran con esta iniciativa y, de hecho, posteriormente a este viaje iniciático suelen acoger a los estudiantes chinos en prácticas con la idea de que les ayuden (a ellos y en general al empresariado gallego) a entrar y posicionarse en el mercado asiático. Ese es el espíritu del programa y eso fue lo que este verano trajo aquí a Maradona, Beatriz y sus otros doce compañeros chinos.
Estos alumnos asiáticos, que se están especializando en comercio internacional y en el estudio del idioma español, fueron seleccionados entre muchísimos estudiantes de su universidad por sus notas y su implicación académica. Son talentosos. Y su talento se evidencia nada más conocer a cualquiera de ellos. Maradona, que dice que se puso ese nombre porque el Maradona de verdad «es el mejor jugador de fútbol de la historia» habla como un loro en castellano pese a que viajó por primera vez a España este verano. Sí o sí hay que contar qué fue lo que le hizo estudiar español. Porque es digno de mención: «Fue la literatura. Leí una versión en chino de Cien años de soledad, me encantó y quise estudiar español para conocer más su literatura», señala este rapaz. De Galicia le gustan muchas cosas, salvo la comida: «Es muy diferente a la nuestra. Lo que más me ha costado ha sido comer pescado. Allí lo comemos todo muy picante. Solo hay una cosa con la que disfruto mucho y son los churros, esos sí que me encantan». Le fascina que en Pontevedra la vida vaya a un ritmo mucho más lento que el de Pekín y, sobre todo, se queda con el carácter abierto de los españoles: «Vamos a un bar y el dueño nos habla o gente que no nos conoce y está en otra mesa nos saluda. Es imposible que en Pekín te pase eso, allí nadie te va a hablar si no te conoce». Eso sí, señala con énfasis: «Nos conocéis muy poco a los chinos, nos mira todo el mundo con mucha sorpresa».
Beatriz, el nombre que se puso para viajar a España Hu JIayi, aparenta más tímida, aunque su charla en español es tan o más fluida que la de su compañero Maradona. Ella es la segunda vez que viaja a España, la primera a Galicia, y tiene claro qué fue lo que le llevó a estudiar chino en una de las universidades más prestigiosas de Pekín: «Es que el español es un lenguaje de dioses, es una de las lenguas más habladas y resulta muy diferente al chino y al inglés. Me parece muy útil para el comercio internacional». A Beatriz le impresionó la vida tranquila de Pontevedra, el hecho de que haya ciudades en el mundo en las que el coche no le gana la batalla al peatón. Y coincide con Maradona en que les parece impresionante que los españoles puedan sacar tiempo para tomarse tranquilamente un café: «En Pekín todo va muy rápido, nuestros padres siempre están ocupados y nosotros salimos poco con los amigos», indican a un tiempo.
Frente a ellos asiente con la cabeza, hace de traductor y de cómplice Mauro, de Nigrán, futuro ingeniero de Sistemas Inteligentes y uno de los cinco universitarios españoles que este verano hicieron de cicerone de sus compañeros asiáticos. Dice que al principio fue complejo, que el choque cultural es enorme y que poco a poco todo fue fluyendo con el idioma. De los estudiantes chinos se lleva una buena lección: «No les gusta que haya un líder en el grupo y seguirlo, funcionan mucho mejor como un equipo. Además, son muy, muy trabajadores». Es pronunciar estas palabras y que Begoña Jamardo, coordinadora de Relaciones Internacionales de la Universidad Intercontinental de la Empresa asienta con la cabeza y pida la palabra: «Todos los años nos damos cuenta de que ellos son muchísimo más colectivistas que nosotros, que trabajan muy bien en grupo. Y eso es un gran aprendizaje para nuestras empresas, que a veces hacen incursión en China, sitúan a un jefe de equipo español y se dan cuenta de que no funciona. Este programa es clave para que ambas culturas se conozcan, ya que los chicos conviven a diario. Están cuarenta días de convivencia plena. Es el único diploma de este tipo en toda España y cuando las empresas miran los currículos se fijan en él», señala.
Acaba la entrevista y Maradona y Beatriz hablan claro. No se ven en el futuro viviendo en España. Dicen que echarían demasiado de menos a sus familias. Pero aseguran que como futuros especialistas en comercios intencional sí apostarían por fomentar alianzas empresariales entre esta esquina del mundo occidental y el gigante asiático. De hecho, él tiene claro ya mismo qué producto gallego sí o sí vendería en China: «Los vinos. Son maravillosos y allí hay muchos menos. Creo que deberían comercializarse más, son muy buenos».