La prueba del algodón

PONTEVEDRA CIUDAD

Un socorrista, en la playa de Silgar, en Sanxenxo
Un socorrista, en la playa de Silgar, en Sanxenxo CAPOTILLO

El anunciado refuerzo de personal asistencial en los centros de salud más sensibles en verano, testará al gerente del área sanitaria y a la Consellería

02 jul 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace un año, también por el mes de julio, titulé una de estas contraportadas con la frase «En verano, mejor no enfermar» para referirme al aluvión de quejas y reclamaciones de pacientes mal atendidos que tuvimos en los centros de salud y puntos de atención continuada (PAC) del área Pontevedra-O Salnés, a causa de la escasez de personal asistencial. Lo que unido al pésimo servicio de la concesionaria de las ambulancias y la quiebra de la asistencia primaria en este ámbito territorial, desembocó en meses muy crispados en la sanidad pontevedresa.

Las imágenes de pacientes apilados en los pasillos del servicio de urgencias del Hospital Montecelo en julio y agosto pasados, resumían el fracaso de las autoridades sanitarias gallegas. Dándose, además, la circunstancia de que el mayor colapso se produjo en las localidades más turísticas de las Rías Baixas, principal destino turístico de la comunidad autónoma en verano.

En esta semana que concluye el gerente del área, José Flores, ha anunciado «refuerzos de personal» (sin detallar todavía) para evitar que se reproduzca lo del verano pasado en centros de salud como Baltar y O Grove, que son puntos más sensibles. A la presión habitual que tienen durante el año, hay que añadirle el plus que suponen los miles de turistas que reciben estos concellos en estos meses. Aún mayor en este 2023 de récord turístico, como evidencian los datos de ocupación y presagian las previsiones para estas próximas ocho semanas.

En el punto de mira

Va a ser la prueba del algodón para José Flores. El anterior responsable del Servizo Galego da Saúde (Sergas) va a estar en el punto de mira de los profesionales sanitarios, del Colegio Médico, de los sindicatos de personal facultativo y, sobre todo, ante la opinión pública. No querrá fallar para evitar la erosión que estas situaciones causan. Como le ocurrió a su predecesor, José Ramón Gómez, cesado en pleno verano (el 4 de agosto del año pasado), en medio del follón que había montado. Un preaviso de huelga del personal asistencial en el Complexo Hospitalario Universitario de Pontevedra (CHOP), fue la puntilla. El último empujón para tumbar a Gómez. El conselleiro de Sanidad, Julio García Comesaña, entregó su cabeza y decidió mover a José Flores al frente del área Pontevedra-O Salnés a costa de tener que cambiar a quien desempeñaba la gerencia del Sergas. Una apuesta muy fuerte que se va a poner a prueba en estos meses de verano.

Además, estamos en una situación política muy delicada. En plena campaña de las elecciones generales. Desde la Xunta de Galicia y desde el PP regional no quieren follones como los del verano pasado que salpiquen la imagen de la sanidad pública gallega y pudieran perjudicar la carrera hacia La Moncloa. Máxime cuando el candidato Núñez Feijoo presume de sus etapas como gestor público de la sanidad, tanto al frente de Insalud como después, en sus cuatro mandatos como presidente de la Xunta, como le hemos escuchado en las entrevistas que le hacen en estos días.

Y, por otro lado, Alfonso Rueda quiere tener la fiesta en paz con el sector sanitario. El actual presidente de Galicia bien sabe que el estado de la asistencia primaria es uno de los flancos más vulnerables de la gestión de la Xunta y que cuanto haga por remediarlo de aquí hasta las elecciones autonómicas, taponará una de las principales fuentes de críticas a su gobierno. Para Rueda, pensando en una reelección, es una prioridad cerrar esa vía de agua.

Respuestas pendientes

Lo que aún no nos ha dicho el máximo responsable del área sanitaria Pontevedra-O Salnés es cuánto personal médico, de enfermería y de servicios generales contratará la Consellería de Sanidade para reforzar los centros de salud más expuestos a una mayor presión asistencial en estos días. José Flores tiene pendiente informar de cuántos efectivos dispondrá para semejante refuerzo y desde cuándo estarán disponibles, pues la necesidad aprieta en ambulatorios como el de Baltar que ya sufre la sobrepoblación que registra Sanxenxo y su entorno.

Y aún queda una tercera equis por despejar: ¿dónde se van a reforzar servicios? De momento solo sabemos, por sus propias palabras, que los centros de salud de Baltar y el de O Grove serán destinatarios de esos refuerzos. Lo que denominó como «consultas de desplazados». Dos para el ambulatorio sanxenxino; una para el grovense. Pero resta saber si tales refuerzos van a llegar a otros municipios de la ría pontevedresa. Como el PAC de Marín; a alguno de los tres centros de salud del concello de Poio o al que existe en Bueu. O al centro de salud de A Parda, en la ciudad de Pontevedra, que el verano pasado hacía aguas y no sirvió como barricada para evitar la catarata de pacientes que terminaron abarrotando las urgencias de Montecelo.

José Flores tendrá que hilar muy fino. La oposición parlamentaria (BNG y PSOE) así como la Plataforma en Defensa da Sanidade Pública de Galicia no olvidan que el anterior gerente del Sergas participó y avaló la fallida oferta de alojamiento turístico gratuito en Sanxenxo, realizada el verano pasado mano a mano con el alcalde, Telmo Martín, a los médicos que aceptasen incorporarse a reforzar el centro de salud local. Un posible parche que no resolvió el pinchazo y terminó por resultar una desgraciada ocurrencia.