Rafa Domínguez, candidato del PP en Pontevedra: «Estamos curtidos ante las fieras del BNG y además las vamos a domar»

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

El aspirante a la alcaldía de Pontevedra por el PP, Rafa Domínguez, subido a una rampa del «skate park» de Raíña Victoria.
El aspirante a la alcaldía de Pontevedra por el PP, Rafa Domínguez, subido a una rampa del «skate park» de Raíña Victoria. CAPOTILLO

El líder conservador dice que en el despacho de Fernández Lores «hace tiempo que huele a cerrado»

25 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El 29 de mayo, gane o pierda las elecciones del 28M, el candidato del PP en Pontevedra, Rafa Domínguez, montará una fiesta. Porque ese día es su cumpleaños y él, quizás por ser médico, es de los que creen que hay que celebrar tener salud. Cumplirá 47 años, porque vino al mundo en 1976, en un año en el que seguramente el alcalde y también médico Lores ya estaba en la universidad. Domínguez, de vaqueros, americana y tenis de Prada, se sienta en el despacho de la sede popular para la entrevista. Dice que es una excepción, que él es un hombre «de estar en la calle».

—Le gusta estar en la calle. Empecemos por una de las que más ha hablado usted en este mandato. ¿Es el cierre de Raíña Victoria lo peor que hizo Lores?

—Reina Victoria es el error más visible. Pero hay muchas más cosas. Lo peor es la falta de diálogo. Lores no se reúne con nadie. Está aislado en su despacho y no conoce los problemas. No quiso reunirse con los vecinos de Monte Porreiro por las obras. Tampoco con los de Reina Victoria por el cierre. Se reúne con sus conocidos y con algunas asociaciones amigas. Yo quiero ser el alcalde del diálogo, al que los vecinos vengan a contar sus problemas. Podré solucionarlos o no, pero al menos quiero escucharlos a todos. 

—Quiere abrir Raíña Victoria al tráfico, ¿es solo la punta del iceberg de un plan para devolver el coche a otras zonas de la urbe?

—No. El modelo que inició Lores peatonalizando el casco histórico está bien y hay que mantenerlo. No se me ocurriría a mí volver a meter coches en la Herrería, no tendría sentido. Michelena está bien así. Benito Corbal también. Es más, la Feira Franca me encanta y la disfruto. O el certamen Novos Cinemas o el Salón do Libro, eso se tiene que mantener. Pero en los últimos años no hay novedades, falta impulso. Pontevedra no puede deberle tres años de subvenciones a los clubes deportivos o tener un plan general de 1989. No puede tardar dos o tres años en dar una licencia.

—¿Palpa usted esas ganas de cambio a pie de calle?

—Veo muchísima ilusión por el cambio y nuestro equipo está motivadísimo. La gente que dice que esta vez va. Si somos realistas, solo hay dos opciones. Por un lado, la continuidad de alguien que quiere seguir cerrando Pontevedra, y por la otra, un cambio que después de 24 años creo que es lógico y democrático. El modelo reina Victoria y luces de Navidad yo creo que no encaja aquí.

—¿Ya no funciona el modelo Pontevedra del BNG, por tanto?

—Es que con un alcalde que no recibe a nadie es imposible. Solo hay que pensar en Monte Porreiro, que el BNG presentó las mejores obras de la historia del barrio y los vecinos le montaron una manifestación. No coincide lo que quiere la calle con lo que quiere Lores. Reina Victoria hay que abrirla. ¿Por qué? Porque Michelena y otras calles que se peatonalizaron a los 15 días se llenaron de gente. Reina Victoria no. Y eso lo ves si estás a pie de calle y escuchando a la gente.

—¿Cree que hay prepotencia por parte del gobierno local?

—Sí. La sufrimos. Estamos hartos de escucharles decir que los del PP no sabemos de urbanismo, de deportes, de economía... y estamos llenos de proyectos. Apostamos por abrir Pontevedra a la ría. En otras ciudades, como Oporto, A Coruña o San Sebastián, hay una relación más cercana con el río y el mar. Aquí no es así. Le exijo a la Xunta que acelere el dragado. Pero hay que hacer un plan xeral que permita la mejora de esa zona. Proponemos traer la universidad al centro de Pontevedra, algo a lo que Lores se niega. Que vengan mil estudiantes al centro es bueno. La zona del Provincial va a sufrir cuando este se traslade. Pero ahí no se puede hacer un centro sociosanitario como se está diciendo. Ni es posible arquitectónicamente ni se estilan ya. Hablamos con la Xunta, con Sanidade y con Educación y a todos les encanta el proyecto de llevar ahí, al Provincial, tres nuevas facultades y mejorar Enfermería.

—Cita a la Xunta. ¿El Gobierno de Feijoo y ahora de Rueda apoya suficientemente a Pontevedra?

—Sí. El 90 % de las obras que están en marcha en la ciudad son de la Xunta. El Gobierno del PSOE abandonó Pontevedra. Tiene el nudo de bomberos parado, el edificio de Hacienda nada... hasta del paseo a Marín, que estaba diseñado por Ana Pastor, solo se hizo la primera parte y de la segunda ya se olvidaron. La Xunta está ahí, ayudando. Solo hay una obra que no se ha hecho, que es la variante de Alba, porque creemos que es mala para los vecinos.

—La Xunta también dejó el Punto de Atención Continuada (PAC) de A Parda sin médico en algunas guardias. ¿A usted, siendo doctor, no se le quejan los vecinos?

—Hace seis meses notamos un pico de quejas. Pero con el cambio de gerente en el área sanitaria se han ido atenuando. Ya no faltan médicos en los PAC. Están funcionando bien. Aunque yo trabajo en la medicina privada, mi mujer es cirujana en la pública. Apuesto por una atención pública, gratuita y de calidad.

—¿Por qué un médico del sector privado quiere ser alcalde?

—Es una buena pregunta. Soy médico. Estoy casado con una cirujana de Montecelo y tenemos un niño. Podía tener una vida más tranquila Pero no vale criticar la ciudad en la que vivo y no hacer nada. Hay que dar un paso al frente. Quiero abrir puertas y ventanas. El despacho de Lores hace tiempo que huele a cerrado.

—Si es alcalde, ¿irá llorado de casa, le ha curtido la oposición?

—La oposición curte. Y más frente al BNG, que es gente fiera. Pero nosotros no nos cortamos, somos tan o más feroces que ellos, Estamos curtidos ante las fieras del BNG y las vamos a domar.

—Realmente, en aquella imagen suya subido a un compostero con un pico en la mano sí parecía feroz, ¿se arrepiente de esa foto?

—En aquel momento tenía sentido. Era difícil llegar a la gente y yo quería visibilizar que apoyo el compostaje, pero como lo hacen en todas las ciudades, que es cogiendo los residuos y llevándolos a una planta de compostaje, no haciendo ese proceso en medio de Pontevedra, porque genera problemas de malos olores y también atrae a los roedores. La gente vio aquella imagen y me entendió perfectamente, fue un acierto y desde luego no me arrepiento de haberla hecho. Yo no dañé el compostero, no lo rompí... se quedó igual que estaba. Pero visibilicé lo que quería decir. 

—Con pico en la mano o sin él, ¿es usted un hombre tranquilo?

—Lo máximo que pueden encontrar de mí por ahí es alguna multa, pero de esas que te pasas un poco y en vez de ir a 120 vas a 127. No me metí en una pelea jamás. Soy una persona tranquila y, aunque en los plenos pueda parecer bronco defendiendo mis argumentos, jamás tuve una pelea con nadie. 

—¿Podría resumirle a un pontevedrés de a pie cómo es usted?

—Soy una persona de centro derecha. Más bien tirando al centro. Soy dialogante y creo que tengo bastante sentido del humor. Y también soy una persona que me gusta hacer equipos y que la gente que me rodea esté bien, que se sienta a gusto. Persigo siempre tener mi mar en calma. No me gustan las tormentas.