Tres entrenadores, un director deportivo cesado, el caso Guèye y un descenso cierran el año negro del Pontevedra CF

Nieves D. Amil
nieves d. amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Aficionados del Pontevedra CF con pancartas de apoyo a Charles en el último partido
Aficionados del Pontevedra CF con pancartas de apoyo a Charles en el último partido RAMON LEIRO

A falta de dos partidos, el equipo perdió todas las opciones de permanencia

16 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Tres entrenadores, un director deportivo destituido, un jugador desaparecido y un descenso a los infiernos. El año del Pontevedra CF es para olvidar. Pero debería valer para aprender. La victoria del Fuenlabrada el pasado domingo enterró las ya casi desaparecidas opciones de permanencia del equipo. Vio por televisión como se consumaba su descenso a Segunda Federación después de tan solo un año en la nueva categoría. Y lo ha hecho por méritos propios, dinamitando las oportunidades que tenían en el campo del Talavera antes y contra el Unionistas, después.

Pero el año ya empezó mal y solo podía acabar peor. El Pontevedra CF subió a Primera Federación de la mano de Ángel Rodríguez, quien salió en verano del equipo para fichar por el Hércules. Se quedó sin trabajo a los pocos meses. En su puesto, el director deportivo, Toni Otero, todavía con galones en ese momento, optó por Antonio Fernández. Este ourensano era un viejo conocido de la casa que llegaba avalado por su buen papel en el Lepe. Su crédito duró solo hasta enero. El equipo estaba en el puesto 17 con 18 puntos. A pesar de esa posición, el papel en la Copa del Rey le dio protagonismo con una victoria sobre el Manresa y más tarde ante el Tenerife. El rédito del buen juego no fue suficiente tras acumular casi dos meses sin ganar en la liga.

Quien lo había aupado, lo enterró al inicio de la segunda vuelta. El director deportivo, Toni Otero, se postuló como el mejor sucesor para Antonio Fernández. Le comunicó en una reunión en una cafetería del centro comercial Vialia de Vigo que no seguiría al frente del primer equipo. Otero convenció a Lupe Murillo de que él llevaría al Pontevedra CF fuera de la zona de peligro. No había entrenado a ningún equipo, pero aseguró tener la suficiente experiencia al haber trabajado cerca de muchos.

No quiso refuerzos para la segunda vuelta, salvo la llegada de Gonzalo Bueno, que apenas disputó minutos. Cuatro puntos de 18 posibles llevaron a la presidenta a cesarlo de todas sus funciones un mes después. El 27 de febrero el equipo se quedaba sin director deportivo y sin entrenador y esperaba el regreso de Libasse Guèye, el senegalés que se fue a su país en Navidad y regresó a finales de febrero sin hacer públicos los motivos que llevaron a una ausencia tan sonada como inexplicable al ver que el jugador actualizaba sus redes sociales con enigmáticos mensajes.

Ese mes con Toni Otero en el banquillo fue el principio del fin, al perder mucho tiempo, que luego costó recuperar. Lo cogió, en décimo séptimo puesto con 18 puntos y lo dejó con 22 y último después de probar esquemas que hacían aguas. Lupe Murillo dio entonces un golpe de timón y advirtió ese mismo día de que el fichaje de Juan Señor sería el primer paso de una reestructuración en la dirección deportiva, que incluiría entre otras cosas, el salto de Charles del campo a los despachos el próximo año.

El histórico goleador del España-Malta asumía la dirección del banquillo ante el Fuenlabrada. Perdió, pero el equipo logró sumar 13 puntos. El último, el pasado sábado después de haber entregado partidos en los que era obligado ganar. Cayó con sonoras goleada ante el Mérida, San Fernando y Talavera. No había nada que hacer. Solo esperar a que el Fuenlabrada y el Ceuta, que remontó desde los infiernos para acariciar la salvación, hiciesen su trabajo. Ellos no fueron capaces y ahora tendrán que despedirse de su afición en un partido intrascendente ante el Dépor en el que Charles colgará las botas para siempre.