Pontevedra, santuario de dos especies cada vez más raras de caballitos de mar
PONTEVEDRA CIUDAD
El Parque Nacional sirve de eje de un estudio sobre estos escasos peces, que se encuentran en regresión en Europa
30 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Pontevedra, y en su conjunto todas las Rías Baixas, son un refugio natural donde viven las dos especies de caballitos de mar que existen en Europa. Se trata del caballito de mar común (Hippocampus hippocampus) y el caballito de mar europeo narizón (Hippocampus guttulatus). El segundo es fácil de identificar porque «tiene el hocico más largo y unos penachos en la parte dorsal del cuerpo que lo hace diferente de la otra especie», apunta Miquel Planas, científico titular del Instituto de Investigaciones Marinas, dependiente del CSIC y con base en Vigo.
Estos peces son animales muy desconocidos por el gran público, aunque se encuentren mil veces reproducidos en películas, dibujos animados y motivos decorativos. Hasta no hace tanto tiempo, llegaron incluso a venderse como llaveros —hoy hacerlo está prohibido—, pero aunque el Parque Nacional Illas Atlánticas de Galicia sirvió de eje de un estudio sobre estas especies marinas, continúan siendo un misterio para la mayoría de los pontevedreses.
Planas es uno de los mayores especialistas sobre caballitos de mar en Galicia y formó parte en un proyecto que estudió la posibilidad de la cría de estos animales en cautividad, con el objetivo de que esos juveniles puedan «reforzar poblaciones que hay en el medio natural». De forma paralela, además de este estudio sobre su reproducción en cautividad, se llevó a cabo un trabajo en profundidad sobre estas especies, «tan icónicas, emblemáticas y atractivas para el gran público», pero de las que hasta la propia comunidad científica sabía poco.
Estos peces viven en unos ámbitos muy determinados. Planas señala que lo hacen «sobre todo en las zonas donde hay comunidades vegetales marinas». No son especies abundantes como pueden ser otras que viven en las rías. En tres años de trabajos en Cíes este equipo solo pudo localizar seis ejemplares de la especie más común en Europa.
«El caballito de mar es un pez poco común comparado con lo que entendemos por otros peces como el rodaballo o la lubina, por poner un ejemplo», sostiene Planas. Existen colonias de estos animales en distintas partes de las rías de Arousa, Pontevedra y Vigo, que conviene proteger y conservar.
Del caballito de mar común, Planas precisa que «está en franca regresión» y en los años de estudio sobre esta especie señala que se han encontrado con muy pocos ejemplares en la costa pontevedresa. No están en peligro de extinción, «de momento» puntualiza Planas, pero añade que «la información que hay disponible de poblaciones salvajes es tan pequeña que no hay datos suficientes para poderla catalogar, lo que sí sabemos es que en muchas zonas donde antes había ha desaparecido y las abundancias son mucho más bajas de lo que se conoce en años atrás».
«Son especies preciosas que no solo tienen interés científico, sino que también pueden utilizarse para sensibilizar a la población en torno a lo que es nuestra maravillosa biodiversidad marina», subraya.
Su gran capacidad de mimetismo, como si fuesen un camaleón, les oculta de extraños
Las características morfológicas de los caballitos de mar son lo que los ha hecho más famosos. La gente que vive lejos del mar puede no saber diferenciar un rodaballo de un lenguado, pero la inmensa mayoría sabe cómo es un caballito de mar. «Su forma dista mucho de lo que es un pez normal», recalca Planas. «Tienen un hocico que usan a modo de aspiradora para alimentarse y tienen un gran problema y es que nadan muy mal».
No saber nadar bien en un ecosistema lleno de depredadores es ciertamente una gran dificultad, pero estos peces disponen de un mecanismo de defensa y protección, que nos recuerda a los camaleones en tierra. «Su forma de poder pasar desapercibidos es encontrar zonas en las que se puedan mimetizar con el medio, las praderas de fanerógamas marinas, y pueden cambiar de color en función del entorno». Así esquivan a sus enemigos.
Al ser malos nadadores también tiene otra consecuencia. «Su hábitat, lo que diríamos que es su casa, es de dimensiones muy reducidas y son un poco vagos también para alimentarse», apunta este científico del centro vigués. «Para no salir de donde están y que sean visibles lo que hacen es esperar a que sea la presa la que pase cerca del caballito y cuando está a una cierta distancia, con ese hocico aspirador pueden aspirarla e ingerirlo», explica.
Generalmente monógamos
«Son animales que tienen un tipo de reproducción muy diferente a otros peces. Son especies que en general suelen ser monógamas y hacen parejas que, aunque no siempre, suelen ser estables, por lo que los dos miembros de la pareja suelen ser fieles uno al otro». En este sentido, una de sus peculiaridades es que mientras que la hembra pone los huevos que son fecundizados por el macho, se traspasan los huevos de uno al otro hasta el momento de la eclosión.
Los principales riesgos para la supervivencia de los caballitos de mar en las Rías Baixa son dos: la destrucción de su hábitat, que dificulta que encuentren un lugar donde vivir, y la captura accidental. Planas recomienda que si un pescador se encuentra con un caballito de mar en sus aparejos, lo que debe hacer, si está vivo, es «devolverlo al mar cuanto antes» y si es posible «lo más cerca posible de la zona donde originalmente se capturó». Si alguien encuentra uno en la playa, que sigue vivo, lo mejor es soltarlo en el agua en zona de rocas.