Estreno de la feria en la Alameda de Pontevedra: «Es el primer día, hay que darle rodaje»

PONTEVEDRA CIUDAD




























































Los chaparrones no empañaron la jornada inaugural del mercadillo ambulante en su nueva ubicación en el centro de la ciudad
23 abr 2023 . Actualizado a las 20:47 h.Eso de que no se puede contentar a todo el mundo se cumplió este sábado en el estreno de la feria en la Alameda de Pontevedra. El mercadillo ambulante abandonó Rafael Areses y se emplazó por primera vez en muchos años (estuvo en Barcelos antes de la reforma de la plaza) en el centro de la ciudad. Los chaparrones acompañaron desde bien temprano el montaje de los puestos, 45 según la Policía Local, y a media mañana había ambiente y opiniones diversas sobre la nueva ubicación entre vendedores y clientes. Merchi, que ocupa uno de los puestos más cercanos a la plaza de España, lamenta los chaparrones y quizá prefiere el anterior emplazamiento. «Es la costumbre», dice tras veinte años acudiendo. Tres mujeres se saludan entre las dos filas de puestos. «¡Hola, ¿qué tal? ¿Estrenando el mercadillo?», le dice una a la otra. «Sí, la pena es el día», le responde.
José Vicente, otro vendedor, es un asiduo de la feria desde 1994. No se atreve a valorar todavía el primer día. Sí dice que tuvo que madrugar más porque no sabía dónde le tocaba. Apunta que Rafael Areses era quizá «más cómodo» y desvela que los compañeros que se llevan la peor parte son los que tienen su mercancía en la fila central, a los que no les dejan aparcar la furgoneta detrás. La melodía del mercadillo se mezcla con el ir y venir de gente y con la lluvia, que también viene y va y da paso al sol. «¡Pendientes, animaros!», grita una vendedora. «¡Aprovecha, liquidación, vamos, vamos, vamos!», se oye desde otro lado.
El mercadillo tiene esa cosa de que igual se va solo a ver o con la intención de comprar una cosa concreta, y se sale con varias. Es lo que se escucha en un puesto con solo acercarse. «Ya no vengo más, eres una ruina. Yo venía a por unos tenis y mira...», dice una clienta. Y otra responde: «Es como ir al súper, vienes a por una cosa y sales con varias». Aurora tiene ahora la feria al lado de casa y asegura que vendrá más. ¿Le gusta más aquí? No duda. «Siempre, no en las afueras». Marga, la vendedora, comenta que lo peor de la Alameda es el suelo. Está todo mojado y a ella se le cayeron varias prendas al suelo. Muestra un chubasquero negro en el que se ven las marcas marrones de la tierra. «Es el primer día, hay que darle rodaje. Está un poco flojillo, pero hay que venir», dice. Marga atiende a la periodista y a la vez a una clienta que le pregunta si tiene mallas de hombre.
En la fila central de puestos es donde se acumulan las quejas. A María José no hay que tirarle de la lengua. Se le ve en la cara que este sábado no está siendo un buen día. «Muy mal no, lo siguiente. Tenemos un furgón grande y alto y tuvimos que dejarlo en As Corbaceiras. Yo estoy aquí, y otro persona en el coche porque no nos dejan tenerlo aquí cuando hay sitio de sobra para dejar entrada para las ambulancias», remacha. Esta mujer que dice estar desesperada y desencantada, no entiende por qué «unos tienen unos privilegios y otros no». Cree que la gente de las aldeas y de los alrededores no van a venir a la Alameda.
Cerca de María José está Juan Carlos, que esta vez no trajo todos los maniquíes, pero sí a su Paquito, que presume de planta con unas gafas de sol. Es de los vendedores de toda la vida y cree que la mejor ubicación para el mercadillo será Campolongo. «A ver si nos podemos trasladar allí en unos meses». De la Alameda, además de los problemas en la fila central de puestos, comenta que si hace mal tiempo antes tampoco la gente cruzaba el puente de Santiago cuando allí haya asfalto.
María Carmen, que vive detrás del IES Sánchez Cantón, está encantada. Le queda cerca y fue de las que compró algo, una blusa roja que saca de la bolsa y enseña. «Lo veo cómodo, maravilloso», dice. Marisol, que desvela que es testigo de Jehová, asegura que antes no iba mucho. Recorre la Alameda con unas amigas de Madrid y también fue de las picó. «Sí, compré. Embutido, que está muy rico, jamón bajo en sal, y también un queso con nueces». No todo va a ser ropa.
Valoración de Yoya Blanco
La concejala de Mercados, Yoya Blanco (PSOE), habló de éxito absoluto y subrayó que no se produjo ningún cataclismo de tráfico. En su opinión, este primer ensayo general se pasó con nota y agradeció el trabajo y el civismo de los ambulantes: «Faremos un pequeno movemento de filas para estar máis cómodos».