De trabajar para Carolina Herrera y el sector del lujo a vivir de las flores en Pontevedra: «Sentía la necesidad de trabajar con las manos»
PONTEVEDRA CIUDAD
Un flechazo enamoró a Paula sin remedio de un trabajo en el que dispara su creación en eventos de moda, bodas y celebraciones
29 mar 2023 . Actualizado a las 15:24 h.En Brasaanï hay colgado un poema dedicado a la camelia que firma Nicasio de Sáa Bravo. Paula, que creció en la casa de sus abuelos, recita esas frases de memoria. Cuando hace un mes regresó a Pontevedra recordó esa poesía que ahora tiene un sitio especial en su estudio de arte floral, además de en su memoria. Esta emprendedora pontevedresa cree en los flechazos. No solo en los del corazón, que quizás también. Ella reconoce que tuvo esa química con las flores cuando su vida laboral estaba estancada en la moda. Estudió Administración y Dirección de Empresas e hizo un máster en dirección de moda. Hasta ahí, podía ser el currículo académico de muchas jóvenes. La cosa empezó a cambiar cuando tras finalizar sus estudios se centró en el sector del lujo. Joyería Suárez, Carolina Herrera y otras firmas de moda llenaban su jornada laboral, pero no su espíritu. O al menos no lo hacían los suficiente. «Siempre necesité explotar esa parte creativa, trabajar con las manos, veía a los diseñadores y me gustaba lo que hacían, pero no para dedicarme yo a eso», explica Paula Rodríguez de Sáa, que en ese momento vivía en Madrid.
Su vida cambió el día que acompañó a una amiga a hacer un taller floral. Se sentó, cogió las flores en la mano y sintió ese flechazo que no había sentido antes con otras actividades plásticas. Fue un amor a primera vista tan grande que le llevó a dejar su trabajo y dar un giro radical a su vida. «Cuando llegué a casa le dije al que entonces era mi novio y hoy es mi marido que tenía que dedicarme a eso», comenta Paula desde su estudio de la calle Rosalía de Castro. Su situación personal le permitía hacer esa locura en la que decidió formarse. «Me fui a Barcelona a hacer el curso de diseño floral y después hice otro en Madrid», recuerda. Su formación fue exhausta y exploró todas las posibilidades que ofrecen las flores. En una de esas experiencias más emocionantes destaca haber trabajado en el Hotel Arts de Barcelona, donde hay un equipo floral dedicado únicamente a cuidar esa decoración. Y asegura que en su formación, creció con las mejores: «Con Sally Hambleton trabajé en bodas y eventos, y en el Hotel Arts la jefa de equipo en ese momento era Donna Stain y ya en Madrid estuve con Elisabeth Blumen en instalaciones de gran formato. Hicimos una instalación para un spot publicitario para Wimbledon». Con ese bagaje descubrió que la flor transforma espacios y en su caso, llegó para darle paz. Después de dos años a caballo entre Barcelona y Madrid se mudó a Oporto, en Portugal, donde su marido, Giorgio Verardi, trabaja en exportación para la firma de moda y complementos Parfois. Pero tampoco allí encontró su sitio para montar un estudio de arte floral, pero sí trabajó con grandes firmas, como Roche Bobois, a los que puso las flores en una campaña publicitaria a nivel mundial.
Un poco cansada de la vida en Oporto, dando un paseo por Pontevedra la pasada Navidad descubrió un local que se quedaba libre, un bajo que durante años fue una floristería. Y comenzó la gestión. En apenas tres meses, estaba abriendo un estudio de arte floral para hacer decoración en eventos, bodas y publicidad. Le cuesta huir de la vieja floristería que estuvo ahí. No vende flores, quieren que de su negocio solo salgan composiciones florales. «Intento explicar a los clientes que vienen buscando una flor, lo que hago y los aconsejo un ramo para que se lleven un trabajo hecho», subraya Paula, bajo los arcos de un local que se empieza a llenar de flores y de proyectos. El pasado sábado tuvo su primera boda y en su agenda hay más fechas marcadas. No se cierra a nada. Pontevedra le dio esa oportunidad que llevaba años buscando y que no sabe hasta donde la llevará en el futuro.