La presencia de tres clunienses en las estelas romanas viguesas

j. miguel gonzález fernández

PONTEVEDRA CIUDAD

M. MORALEJO

Emigraron desde Clunia, en la burgalesa Coruña del Conde

05 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Los romanos dejaron un legado de numerosos y extensos restos de ingeniería y economía por la antigua Gallaecia, el noroeste peninsular. Desde puentes con arcos y calzadas viarias hasta cerámicas de lujo rojas con sello (sigillatas) y ánforas, envases para transportar alimentos. Pero serán los miliarios, cipos que marcaban las distancias, y las estelas o laudas funerarias las que ofrecen más contenido epigráfico (escritura). Las primeras eran losas, aquí de granito, divididas en tres partes: una inferior, rústica, para hincar en el suelo de la cabecera de las tumbas, una central con un texto dedicado al difunto, que siempre remataban por la conocida frase de sit tibi terra levis (que la tierra te sea ligera) a veces con decoración sintética, y una superior o remate, generalmente semicircular.

En el año 1953 aparecieron casualmente, al construirse los cimientos de un edificio en la rúa

de Pontevedra, en el llamado barrio de O Areal, 23 estelas funerarias y un ara. Por el desgaste de algunas surge la hipótesis de que se reutilizaron para un pasadizo del inmediato convento de monjas de Os Remedios. Tres de ellas, todas lisas, pertenecían a una familia procedente de la ciudad (civitas, urbs) de Clunia Sulpicia (hoy Coruña del Conde, en el sur de Burgos), compuesta por un cabeza de familia, Quintus

Arrius Cammanus, su madre, Attilia Ammio, y su primera mujer Valeria Alla, todos ellos nombres muy romanizados, que se guardan en la sala de arqueología del Museo Quiñones de León de Castrelos.

Su cronología, según los expertos, dataría de los siglo III o incluso en el IV después de Cristo, en pleno decadente Bajo Imperio. Se han localizado otras en varios puntos del noroeste peninsular. ¿Qué causas habrán impulsado a que tomasen el camino de la emigración hasta Vigo? Los especialistas hablan de un desequilibrio entre población y recursos en la meseta septentrional. De lo que no cabe la menor duda es que su otrora pujante ciudad de Clunia se abandona en el siglo III. Por otra parte, se sabe que fue asolada por incursiones bárbaras del 262 o 276, acelerando su ruina. Cabe la hipótesis de la presencia de los bagaudas, bandas de miserables rebeldes que recorrían el territorio dedicándose a la rapiña, y causaban un gran terror. Por último las comunicaciones con la Gallaecia venían facilitadas por la vía romana que iba desde Tarraco (Tarragona) hasta Asturica Augusta (Astorga). Queda claro que optaron por vivir y morir en el punto de recepción, ya nada les unía a su antiguo mundo.

El atractivo estaba en que en la zona de la rúa de Rosalía Castro, según las excavaciones realizadas, existía una villae, núcleo de explotación agraria y marítima (salinae) formada por la casa del dueño (domus), gran señor, y los barracones de los siervos, mano de obra dependiente (puede que bajada de los castros), a partir de la que se explotaba el territorio circundante. Aquí no deberían faltar los artesanos que elaboraban productos básicos para la subsistencia. No es nada descabellado pensar en que fueron estos los canteros que esculpieron las propias estelas. Y en estas coordenadas podemos situar a los clunienses.

El conjunto de laudas debieron originariamente de formar parte de un cementerio de inhumación, y tumbas de ese tipo se han encontrado en el lugar. Se trata de individuos muy romanizados ya que optan por enterrarse frente a la costumbre de cremación indígena. Hablan y escriben en un idioma latino (y en las aras) todavía poco conocido por los nativos. Y, por último, hacen perfecto uso del arte propiamente romano (estela representando al dios Baco ebrio apoyado en el sátiro Dionisos, frente a la luna castreña).

Mutais mutandis aprovechamos este foro para reivindicar que se publiquen las múltiples memorias de excavaciones arqueológicas realizadas hace ya algunos años, de las que tan solo existe una publicada en el Boletín del Instituto de Estudios Vigueses hace tiempo. Nos están ocultando una parte de nuestro pasado, que nos permitiría conocer mucho mejor la historia de la ciudad de Vigo.

Historiador y miembro fundador del Instituto de Estudios Vigueses