Plantean indemnizar con 51.000 euros a una mujer por una apendicitis diagnosticada con retraso en el Hospital Montecelo

Cristina Barral Diéguez
Cristina Barral PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

El Hospital Montecelo, en Pontevedra
El Hospital Montecelo, en Pontevedra CAPOTILLO

El error inicial de una gastroenteritis en urgencias del CHOP derivó en una infección en el abdomen

14 ene 2023 . Actualizado a las 18:48 h.

Un dictamen del Consello Consultivo de Galicia fija una indemnización de 51.420 euros para una paciente que recibió una «neglixente asistencia sanitaria» en el Complexo Hospitalario Universitario de Pontevedra (CHOP). Se trata de un informe reciente, aunque el caso se remonta al año 2001. A la mujer se le diagnosticó en urgencias una probable gastroenteritis cuando sufría una apendicitis aguda perforada y peritonitis difusa. Posteriormente, el tratamiento de un absceso hepático mediante dos drenajes causó la rotura del parénquima hepático (un tejido esencial) a nivel de segmento VI y un hematoma subcapsular.

La representación legal de la paciente presentó el 9 de noviembre del 2005 una reclamación de responsabilidad patrimonial contra la Consellería de Sanidade por los daños sufridos y, previamente, se habían seguido diligencias penales en el Juzgado de Instrucción número 4 de Pontevedra. Unas diligencias que fueron archivadas por el juzgado el 9 de noviembre del 2004. Aunque la consellería proponía desestimar la reclamación de la afectada, ahora el Consello Consultivo entiende que sí cabe la indemnización, de 51.420 euros frente a los 69.832 euros que se solicitaban inicialmente

Según se recoge en las consideraciones del dictamen del Consello Consultivo, la mujer acudió al servicio de urgencias de Montecelo el 1 de noviembre del 2001 con dolor abdominal, vómitos y deposiciones poco consistentes. No tenía fiebre y tras las exploraciones y analíticas se le diagnosticó una probable gastroenteritis. Al día siguiente volvió a urgencias con mayor dolor abdominal. Se realizó una ecografía urgente y se reiteró el diagnóstico de dolor abdominal secundario a gastroenteritis aguda. El 4 de noviembre la paciente regresó por tercera vez al servicio. Ya presentaba signos claros de irritación peritoneal, y tras más pruebas se le diagnostica apendicitis aguda, por lo que es operada. Todo va bien hasta que tres días después la mujer presenta dolor de características pleuríticas. Tras varias pruebas, entre ellas, un TAC de tórax y abdomen, se descubre un absceso. Se drena a través de radiología intervencionista, siendo el diagnóstico más probable un hematoma hepático. El dolor intenso sigue y el 16 de noviembre en otro TAC se detecta la rotura del parénquima hepático a nivel de segmento VI y hematoma subcapsular.

Su empeoramiento motivó su traslado a la unidad de cuidados intensivos (uci) de Montecelo y su posterior derivación a la uci del Chuvi, en Vigo, donde se le practicó embolización arterial hepática. Una vez en situación hemodinámica estable, se trasladó a la unidad de cirugía hepática del CHUS de Santiago, donde ingresó el 24 de noviembre. El 29 recibe el alta en la unidad de reanimación e ingresa en la de trasplantes hepáticos, donde recibió diversos tratamientos hasta su alta el 7 de enero del 2002, «sintomática e con anticoagulación instaurada por hematoloxía».

La indemnización que se propone para la paciente, acreditado, según el Consello Consultivo, que existió una relación causal entre el error de diagnóstico inicial y las consecuencias derivadas de las intervenciones necesarias para corregirlo, se establece por los 68 días de hospitalización, 224 impeditivos, 66 no impeditivos y por las secuelas. Entre ellas, una hernia abdominal, un defecto estético en la región abdominal y necesidad de tratamiento antiagregante plaquetario. En el informe del servicio de urgencias de Montecelo, del 13 de mayo del 2022, se lamenta que en las primeras atenciones no se objetivara el problema que posteriormente presentó la paciente. «Pero, desgraciadamente en medicina, y con más frecuencia en el servicio de urgencias, no es posible  diagnosticar siempre en un primer momento patologías que se objetivan posteriormente. De hecho, la mayoría de las apendicitis necesitan un tiempo de evolución variable para llegar a un diagnóstico completo, el cual días después se muestra de forma más clara, como así ocurrió en el caso que nos ocupa», se asegura.

No obstante, el informe pericial hace hincapié en que el retraso en el diagnóstico correcto fue el principal responsable de la diseminación de la infección por el abdomen. «El signo de rebote y el íleo reflejo pueden ser causados por una gastroenteritis, pero habitualmente son indicativos de gravedad», por lo que, recoge el Consello Consultivo, habría sido necesario un TAC abdominal para detectar o descartar la patología.