Concejales enganchados al «running» por salud mental y para desconectar

Cristina Barral Diéguez
cristina barral PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

De izquierda a derecha, los concejales de Pontevedra Rafa Dominguez, Demetrio Gómez, Iván Puentes, Guille Juncal y Marcos Rey
De izquierda a derecha, los concejales de Pontevedra Rafa Dominguez, Demetrio Gómez, Iván Puentes, Guille Juncal y Marcos Rey Ramón Leiro / Adrián Baúlde

Cinco ediles de la corporación de Pontevedra corren de forma regular

01 ene 2023 . Actualizado a las 13:58 h.

Empezaron a correr por distintos motivos, incorporaron el running a sus rutinas de vida y se puede decir que hoy disfrutan haciendo kilómetros por la ciudad. O más bien, con los beneficios posteriores de quemar calorías. Cinco de los veinticinco concejales que conforman la corporación municipal de Pontevedra corren de forma regular.

Arrancando por los ediles del gobierno de coalición, Demetrio Gómez (BNG) comenzó a correr hace ocho años. Antes, en el 2003, había dejado de fumar, un hábito que tenía desde muy joven. «Quería facer algo de exercicio, chegado a unha idade», cuenta. Empezó en el gimnasio, pero lo de estar metido en una sala no iba con él. Probó a correr y la sensación fue «máis dura, pero máis agradable ao ser ao aire libre». Aclara que no sale todas las semanas y que trota mucho más en primavera y verano que en invierno. Tiene tres o cuatro circuitos establecidos y hace cuatro o cinco kilómetros. «Se algún domingo fago dez quilómetros é todo un trunfo». Demetrio corre en solitario, con cascos y pone música o algún pódcast. No tiene objetivos deportivos ni cree que los tendrá, pero le gusta «estar mellor e ser quen de facer o esforzo». En su caso, además tiene asma y alergia a los ácaros.

Dos socialistas

Iván Puentes y Marcos Rey, ambos del PSOE, también gastan zapatillas. Iván Puentes cuenta que empezó a correr de forma regular en el 2012. Lo hizo por una cuestión de adelgazar y de salud. Quería bajar de peso y le gustaba el spinning y la bici. Odiaba correr. «Cuando no podía ir al gimnasio pensé en compensarlo corriendo. Al principio sufría, respiraba mal y me aburría. Le fui cogiendo el gusto y ahora hago deporte entre cinco y seis días a la semana», explica. De ellos, tres jornadas sale a correr. Suele hacer entre seis y siete kilómetros en unos 35 minutos. Si puede, prefiere ir de mañana. Su zona son las riberas del Lérez, la Illa das Esculturas, Monte Porreiro, el monasterio de Lérez y O Burgo. «Para mí el principal beneficio es mental, cuando estás estresado y embotado, después te sientes mejor», remacha Iván.

Su compañero Marcos Rey jugaba al fútbol y, tras un grave accidente en el que se rompió una muñeca y tuvo que estar cuatro meses de baja, empezó a andar. «Camiñar levoume a correr». Así comenzó hace doce años. Aunque tiene una distrofia muscular severa, sigue jugando al fútbol en veteranos. Llegó a correr cinco días a la semana, pero tuvo que bajar el ritmo porque «me estaba quedando no chasis». Ahora aprovecha los entrenamientos de su hijo y corre mientras espera. La senda del Lérez hasta Bora, el Pontillón do Castro y pistas forestales de monte son sus circuitos habituales. «Tiven problemas de colesterol e ao correr pasáronme. Pero todo son beneficios, sobre todo a nivel mental e anímico». Marcos corre solo, con música en el móvil y confiesa que es «maniático» porque le gusta controlar sus ritmos con una aplicación.

En las filas del grupo municipal del PP, Rafa Domínguez y Guille Juncal le pegan al running. Rafa Domínguez relata que se inició hace unos doce años coincidiendo con un tiempo que estuvo en Valencia. «El clima y la ciudad se prestaban y además entonces tenía tiempo», desvela. Llegó a correr distancias largas y completó el medio maratón de Pontevedra. Pero con los años y la falta de tiempo fue corriendo menos.

Con su hijo de 12 años

«Ahora si salgo tres días a la semana ya me doy con un canto en los dientes. Corro entre seis y ocho kilómetros. Suelo ir por la noche y salgo por Orillamar y la Illa das Esculturas». Era de correr en solitario, pero últimamente le acompaña su hijo Rafita, de 12 años. «Con él es más divertido, pero corro por hacer algo de actividad física. Cuando corres, psicológicamente estás mejor». Rafa desvela que también aprovecha el running «para pensar» y que a veces pequeñas lesiones hacen que tenga que parar, como una que tuvo en una rodilla.

Guille Juncal, el más joven de los cinco, empezó a correr en la pandemia del covid para desahogarse tras varios meses encerrado. También practica otras disciplinas deportivas como rugbi y crossfit. «Me enganché, aunque antes corría más días, ahora solo dos o tres a la semana en función del tiempo. Me gusta más ir por las mañanas porque si voy por la noche me cuesta dormir». Corre entre treinta y cuarenta minutos para desconectar. Como vive en Mollavao, su circuito de referencia es el paseo de Orillamar y la Illa das Esculturas. Suele hacer unos diez kilómetros. «Si tuviera tiempo me gustaría preparar en verano la Vig-Bay, pero corro por salud mental y al hacer otros deportes no tengo mucho tiempo». Es de los que lleva siempre cascos y música porque no le gusta escuchar su respiración. Confiesa que fue esclavo de la aplicación, que ahora usa poco.