Víctor Lourido, director del instituto San Clemente de Santiago: «Hemos aumentado las plazas en ciclos, pero aún así tenemos listas de espera»

Álvaro Sevilla Gómez
Álvaro Sevilla SANTIAGO / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Sandra Alonso

El centro, referente en formación a distancia e informática, incluso imparte enseñanza a reos de varias cárceles de Galicia

21 nov 2022 . Actualizado a las 23:40 h.

Víctor Lourido (Pontevedra, 1969) dirige un centro atípico, el instituto San Clemente de Santiago. Especializado en formación a distancia, suma más de 2.000 alumnos entre todas las modalidades que oferta: ESO, bachillerato y formación profesional especializada en informática. Es él quien explica cómo afrontan el curso actual, el futuro y cuáles son los retos a los que se enfrenta un estudiante que, desde su casa, debe trabajar como si estuviera sentado delante del profesor. Cuestión que, afirma, no es nada sencilla.

—¿Qué tipo de alumno es el que se acerca al San Clemente?

—El perfil es muy distinto entre ciclos, bachillerato y secundaria. En los ciclos presenciales tenemos a gente joven que acabó su formación, pero ahí el espacio físico es el que tenemos. Después todo varía, en la enseñanza a distancia y en la modular te encuentras desde gente que trabaja a otros que se reorientan hacia la informática, sobre todo en el curso de especialización en ciberseguridad.

—¿Hay demanda?

—Hemos aumentado las plazas en ciclos, pero aún así tenemos listas de espera. En formación profesional, en todo. En la ESA (Educación Secundaria para Adultos) hay menos demanda, y suelen ser jóvenes que quieren terminar con esta formación o personas mayores que se encuentran que ahora les piden el título para poder trabajar. Los alumnos van de los 20 a los 50 años.

—¿Y en bachillerato?

—La gente que acude es más joven, la gran mayoría están entre los 20 y los 40. La ESA es una formación que se afronta más por necesidad, porque se lo requieren, pero el bachillerato es diferente. Es para gente que quiere mejorar laboralmente. También tenemos cada año algún jubilado que no pudo estudiar en su momento y que se quedó con la espinita clavada y se apunta para sacar por fin el título.

—También imparten formación en centros penitenciarios.

—Sí, y en centros de menores en los que los chavales no pueden salir. Les hacemos los exámenes allí.

—¿Funciona?

—No es sencillo para ellos, el ambiente en el que se encuentran no es el más propicio para estudiar. Es complicado que puedan sacar unos resultados buenos y el rendimiento que deberían, pero es importante que tengan esa opción.

—La demanda en ciclos es desbordante, en el resto de enseñanzas menos. ¿Qué ocurre?

—Somos un centro al que viene gente que no acabó en el suyo. En ESO y bachillerato está bajando la matrícula porque antes venían estudiantes con unas cuantas asignaturas y eso ya no ocurre por los cambios que hubo en la educación. En ciclos es al contrario. Si hubiera más plazas, serían más a cubrirse. La oferta se completa siempre. Además, no es porque lo diga yo, pero las empresas que nos conocen saben que nuestros alumnos salen bien formados. Tenemos una bolsa de trabajo que siempre se cubre. Todos los alumnos al terminar pueden encontrar trabajo fácilmente.

—Las virtudes de la enseñanza a distancia las conocemos perfectamente desde la pandemia, ¿pero cuál sería la parte negativa?

—Es una enseñanza orientada a personas adultas que tienen que ser responsables. En un ciclo ordinario tiene siete horas al día de clase y después aún trabajas en casa. Esas son las mismas rutinas que debe asimilar una persona que estudie a distancia y trabaje. Nuestras formaciones requieren el mismo esfuerzo que un ciclo ordinario, pero cada persona lo tiene que gestionar por su cuenta. Si no eres responsable es difícil. La gran ventaja que tenemos es que dejas libre a cada persona para compatibilizar la formación con cualquier responsabilidad, sea un trabajo o una carga familiar.

—El futuro era la educación a distancia. En su caso, ese ya es el presente. ¿Cuál es entonces el futuro?

—Intentamos mejorar año a año. El mayor reto es estar al día en todas las formaciones de informática que ofertamos. No es igual que otros ciclos, que también tendrán sus actualizaciones, pero en este sector todo cambia día a día. De cara a nuestro profesorado estar al día es prioritario. Es lo que requiere una enseñanza moderna y acorde a los tiempos.