Miguel Fernández-Cid: «El Marco compite con los escaparates, así que también tenemos que anunciarnos»

PONTEVEDRA CIUDAD

El gestor del museo vigués de arte contemporáneo recuerda que la cultura «también aporta beneficios»
13 nov 2022 . Actualizado a las 20:58 h.Miguel Fernández-Cid es el tercer director que tiene el Museo de Arte Contemporáneo de Vigo en los veinte años de historia que cumplirá hoy, domingo. Su amplia trayectoria profesional incluye la docencia, como profesor en las facultades de Bellas Artes de Pontevedra y Salamanca, y la gestión cultural, ya que ha dirigido tanto el Centro Galego de Arte Contemporánea como la Fundación Gonzalo Torrente Ballester.
—¿Se puede decir que el Marco está consolidado?
—Veinte años parece un período grande, pero no nos engañemos, hace veinte años, las instituciones culturales de arte contemporáneo en España se contaban con los dedos de las dos manos. Es un período muy corto, aunque también es suficiente para comprobar que si ha aguantado todo ese tiempo, con sus crisis y demás, quiere decir que algo hay debajo, así que es un buen punto de partida. Ahora hay que tener empuje para seguir. Entre hace 20 y 30 años se abrieron la mayor parte de los museos de arte contemporáneo de España, y de todos aquellos, raro es el que no haya tenido una o varias crisis. El de Canarias, por ejemplo, ha estado cerrado durante un año. La vida de cualquier institución es la suma de todas esas cosas.
—¿Cómo ve la situación actual del museo?
—Hoy está en una situación ideal para dar un paso adelante. Hemos aprovechado algo que ha sido muy duro, como la pandemia, para realizar trabajos internos. Por ejemplo, la infraestructura y el equipamiento que hace veinte años eran ultramodernos, hoy ya está muy superado, por lo que hemos ido cambiando cosas, como abriendo espacios que antes, por las razones que fuesen, no se usaban. Hemos repensado esos espacios. Por ejemplo, el espacio anexo no se podía utilizar debido a las humedades que tenía y estaba cerrado. Estuvimos trabajando para arreglarlo y, entre diciembre y enero concluiremos y nos quedará un espacio que puede servir para dinamizar el entorno urbano, y no solo el Marco.
—¿Cómo será la línea de exposiciones de cara al futuro?
—La línea de exposiciones de excelencia es que haya presencia de artistas gallegos, pero también foráneos. En las exposiciones de los gallegos, si lo permite el proyecto, debemos intentar que viajen a otros museos, como ocurrió con Quintana Martelo, que estuvo en Bilbao, y con Celeste Garrido, que estuvo en Badajoz. También queremos que esos artistas cuenten con publicaciones, como va a ocurrir con Leiro, cuya exposición ya tiene catálogo. Yo quiero que, dentro de nuestras posibilidades, el artista se vea acompañado en la excelencia. Debemos acercarnos al deseo y al planteamiento que realiza el artista. Hay mucha gente que se acerca a la exposición de Leiro y piensa que tenemos un presupuesto enorme, pero exposiciones como esa son posibles gracias a la complicidad absoluta del artista, en este caso de Leiro, como en su momento ocurrió también con Quintana Martelo. En un contexto de dificultades, el medio artístico es muy cómplice. Tratamos de hacer lo máximo con lo que disponemos.
—¿Y la financiación? Las empresas privadas no acaban de entrar en los procesos de apoyo.
—Yo tengo muy en cuenta ese campo y, de hecho, hemos conseguido apoyos, como el de La Caixa o el Banco de Sabadell, y aunque no sea una iniciativa privada, también hemos conseguido apoyos de la Diputación. Sí es cierto que ese es un reto para el futuro, pero no es solo del Marco, pasa en toda España. Además, el momento que estamos viviendo y el de los últimos años ha sido especialmente duro para todos. Yo entiendo cuando me dicen que hay otras necesidades, pero la cultura también existe y aporta numerosos beneficios a la sociedad. Nosotros intentamos que se vea nuestro trabajo, pero no quiero construir castillos en el aire; soy más de dar pasos, pero asentándolos, por eso digo que ahora tenemos algunas cosas arregladas y otras todavía no. El dinero tiene que venir de todos los lados, y de quien quiera colaborar, aunque, a veces, no es solo dinero, sino que también se agradece el ánimo y el reconocimiento. Yo no puedo dar más que gracias al Concello por el apoyo que nos da, porque entiendo que tiene presiones para enviar dinero a otras cuestiones.
—¿Encontró lo que esperaba cuando asumió la dirección?
—Yo soy hipercrítico conmigo. Parece que tengo un tono bajo, pero tengo en mente lo que quería y lo que he hecho. Si veo lo que se ha hecho y además hago caso a gente de fuera, debería estar contento.
—¿Cuáles son las virtudes del museo vigués?
—Su ubicación en el centro de la ciudad y ser una fundación. Además, contamos con el apoyo de una institución, como el Concello de Vigo. A partir de ahí, sí se puede dar un salto, y de hecho en ello estamos.
—¿En qué?
—Cuando llegué al Marco, los primeros días los pasé viendo los espacios con los planos en la mano. Me di cuenta de que había espacios que no se utilizaban. En general, el del Marco impone porque es cerrado por fuera y está en una calle comercial en la que dominan los escaparates; el Marco es la espalda porque compite con ellos, que es lo que la gente ve. Y en eso hemos trabajado. Antes, la entrada era fría, mientras que ahora está la librería y una cafetería que trabaja bien, hay unas vitrinas con las publicaciones del Marco; queremos animar a la gente a que entre. Cuando tengamos la pantalla exterior, podremos también anunciar lo que se puede ver dentro. A los pocos, buscamos que se vayan asentado avances.