Rosa Campos, especialista en violencia machista: «Si te cuenta que su ex estaba loca, piensa si la próxima loca no serás tú»

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA /LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

CAPOTILLO

Psicóloga y directora del CIM de Pontevedra, dice que las víctimas más jovenes saben identificar el maltrato, pero que cuando inician una relación tóxica «se cae la teoría»

13 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Rosa Campos (Pontevedra, 1965) llegó al Centro de Información á Muller de Pontevedra (CIM) en un tiempo en el que una mujer que presentaba una denuncia por las palizas que le pegaba su marido solía acabar retirándola debido a que sabía que tenía que volver a casa con él, «porque hasta que se acumulaban tres denuncias no era considerado delito». Dice que fueron años terribles, «porque no había herramientas para defenderlas, sentías una impotencia atroz». Han pasado dos décadas desde entonces. Rosa dice con toda la rotundidad posible que la Ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género del año 2004 lo cambió todo para mejor. Y que su trabajo cobró entonces otra dimensión. Ojo. Cree que denunciar la violencia machista sigue siendo «un camino muy duro y difícil».

Rosa cuenta que por el CIM de Pontevedra pasan al año más de 300 mujeres y que actualmente ayudan a víctimas de violencia de todas las edades. Se centra primero en las más jóvenes, algunas menores de edad. Y cuenta la paradoja que observa en muchas de ellas: «Me sorprende porque tienen la teoría clarísima. Están empoderadas, o eso creen. Saben qué es la violencia machista... pero cuando se ven envueltas en una relación tóxica se cae todo. Sigue mandando la idea del amor romántico, de que si te controla es porque te quiere... y no». A esas jóvenes les lanza un grito, les dice que el maltrato empieza de forma insidiosa, con «pequeños toquecitos». Y las anima a estar alerta a esos signos: «Un día no le gusta que quedes con tus amigos. No te lo dice así, pero lamenta que ese tiempo no lo emplees en estar con él. Luego decide que es mejor que os controléis el móvil, como otra señal de amor. Y más tarde le molesta también tu relación con la familia. Yo les pongo una comparación con una tela de araña. Él va tejiendo una red y te va apartando de todo... hasta que solo te queda ya la araña».

Señala que a veces son las madres o los padres los que llegan hasta el CIM, preocupados porque creen que su hija, a veces menor, tiene una relación que le perjudica. «Es difícil decirles cómo actuar, porque la víctima tiene que darse cuenta por ella misma. Como padres podemos acompañar, estar ahí, escuchar, denunciar. Pero no podemos evitar que tengan una relación tóxica, porque no depende de ellas. Depende de con quién se crucen, por eso es importante educar a las niñas y a los niños en que no se puede ejercer control y violencia sobre otra persona».

Si en las mujeres más jóvenes y las relaciones tempranas el control y la violencia se ejercen sobre todo mediante el móvil, supervisando cada llamada y cada movimiento, en las de más edad siguen detectando situaciones que suenan a pasado: «Hay hombres que siguen rechazando que su mujer acuda a trabajar por una cuestión de que no cuente con un reducto en el que él no mande, en el que él no controle las relaciones que tenga. A veces, el trabajo es ya lo único que él no controlaba después de separarla de su familia, sus amigos... Por eso va a por el último reducto posible. Primero le dice que su trabajo no vale, que apenas cobra... hasta que lo deja», indica.

 «Si se lo dices, sale corriendo»

Dice sin titubeos que no se encontró con ninguna víctima que no lo fuese, que cruzase la puerta del CIM para poner una denuncia falsa. Y cuenta que la mayoría responden a un mismo patrón: «Les da pena el maltratador. Ellas no quieren fastidiarle la vida, solo que las deje en paz. Si en el momento de poner la denuncia les dices que esos hechos que ella narra pueden ser un delito que conlleve penas de prisión, salen corriendo... les da pánico pensar eso. Les da pena que no pueda cambiar porque cuando está bien es maravilloso. Insisten en que les gustaría arreglarlo por las buenas... pero yo les digo que cuando están aquí es porque fueron veinte veces por las buenas y no se arregló».

Habla también de las mujeres que se emparejan con un hombre que tuvo una relación tóxica anterior o incluso una condena por maltrato. Dice que eso debería ser un claro signo de alarma: «Si te dice que su ex estaba loca, que es algo muy recurrente, piensa si la próxima loca no serás tú. No digo yo que no haya mujeres locas ni que todas sean buenas, pero me hace sospechar alguien que habla así de una anterior relación. Conviene estar alerta», enfatiza Rosa Campos.

No llega a ver el vaso medio vacío. Prefiere centrarse en que del maltrato se sale. Pero dice que queda un largo camino por recorrer y que en España «estamos siendo capaces de legislar mucho, pero aplicamos poco lo que está en las leyes». Habla de la violencia vicaria, la que se ejerce contra los hijos, como uno de los peores dramas. O de que ayudar a una víctima mayor es complejo porque «se le rompe todo su mundo». Y, aunque cree que caer en una relación tóxica no es culpa de la víctima sino del que maltrata, avisa: «No se te pasa el arroz, no necesitas estar con una pareja a toda costa. Mira lo que eres, valora la idea de vida que tienes y mira si la pareja te acompaña o te hace renunciar».