De atender las mesas a dirigir un local de moda en Pontevedra: «Es mi plan de futuro, casi ninguna mujer se jubila como camarera»

PONTEVEDRA CIUDAD

Sara Sorey coge el testigo del Badiana, en la plaza de la Leña, para convertirlo en As Greas, un restaurante de comida tradicional gallega y «guisitos»
02 nov 2023 . Actualizado a las 17:02 h.A Sara Sorey se la encuentra estos días en medio de botes de pintura, tablones y mesas apiladas. Está ultimando las obras del local en el que trabajó durante tres años. Ahora cogerá las riendas de lo que durante una década fue el Badiana, en la plaza de la Leña, para convertirse en As Greas, su plan de futuro. «Soy camarera y en esa profesión es difícil que te jubiles siendo una mujer, era mi momento de dar un paso al frente», explica esta emprendedora de 32 años, que empezó con 22 en la hostelería. Recalca que hay muchos hombres mayores trabajando como camareros, pero «¿cuántas mujeres ves?».
Ella llegó a la profesión para probar en un momento de su vida en el que no tenía trabajo ni estaba estudiando. Fue una de los cientos de camareros que entran en la profesión para sacarse un dinerillo. En su caso, esos primeros días en La Taberna Zentola le abrieron una oportunidad que le fascinó. Era su camino. «Empecé por casualidad y ahora sé que es mi vocación», dice apoyada en la barra del que será su restaurante. Tras esos años, comenzó la formación en el Carlos Oroza, aunque una oportunidad laboral «a la que no podía decir que no», le hizo dejarlo antes de acabar. «En estos diez años que llevo trabajando nunca he estado en el paro, me he cambiado de local, pero siempre en activo», aclara sobre lo que cree que es una profesión con futuro.
Desde el 30 de septiembre, cuando cerró el Badiana de Pablo Liste, Sara está en obras. Espera poder abrir las puertas de su negocio el próximo 15 de noviembre, pero depende de que los trabajos acaben a tiempo. Tiene casi todo pensado. En un primer momento serán tres personas, con ella, pero espera que la demanda le haga poder incorporar pronto a una más para tener dos personas en sala y otras dos en la cocina. «Además del cambio de imagen voy a ofrecer una carta distinta a la que había habitualmente. Habrá cazuelitas de comida tradicional gallega, como guisitos», asegura.
Cree que es un tipo de platos que apenas se sirven en los locales de tapas y será algo distinto a lo que se ofrece en la plaza de la Leña, donde compartirá el espacio de la terraza con el Loira, el restaurante Rúas, y el Estrella Michelin O Eirado da Leña. «En esta plaza, si lo haces bien, el verano está casi asegurado, pero el invierno es muy largo», apunta esta camarera metida a empresaria. Pero precisamente por ser donde es no tuvo dudas cuando Pablo Liste, su anterior jefe, le dio la posibilidad de coger el traspaso del negocio y darle un nuevo aire bajo su sello. «Cuando llego por la mañana a la Leña y veo la tranquilidad que hay, me encanta. Me siento muchas veces a tomar el café en las escaleras del local», comenta.
Sara Sorey reconoce que lo que tiene por delante es un reto. Cuenta con el apoyo de su familia y de Liste, que la aconseja con su experiencia, pero la decoración y los platos son de su cosecha. «Estoy aprendiendo a ser jefa, estoy fuera de mi zona de confort», aclara, al mismo tiempo que asegura que lo único que le asusta es el dinero: «Compramos la moto y ahora tenemos que saber si anda, necesitamos rodaje para ver como funciona».
Una de las primeras cosas que hizo Sara fue cambiar el nombre del local para empezar a darle ya su toque personal. Le dio muchas vueltas para buscar algo con gancho, pero pronto surgió en su cabeza As Greas. En gallego significa un conjunto de cabellos en libertad. «Me identifico mucho con eso, me siento así», apunta. Cuando tomó la decisión de abrir tuvo que escuchar que no era el mejor momento para meterse en un proyecto tan ambicioso en la actual coyuntura económica, pero desafía al riesgo y dice con seguridad que «este es mi momento». Está en la cuenta atrás para hacer la transformación de camarera a empresaria en un local en el que se enamoró de la profesión.