Santa Clara sigue recibiendo huevos

Serxio Barral Álvarez
Serxio Barral PONTEVEDRA LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Inauguración de Sete Falares en Santa Clara en junio, con huevos que llevó la organización y otros que llevó una chica que se casaba
Inauguración de Sete Falares en Santa Clara en junio, con huevos que llevó la organización y otros que llevó una chica que se casaba PAVÍS PAVÓS

Pese a la venta del convento pontevedrés y la desacralización de la iglesia, no se ha truncado la tradición de hacer ofrendas para pedir buen tiempo

02 oct 2022 . Actualizado a las 20:09 h.

Dice la leyenda que el Cid Campeador ganó una batalla después de muerto. Cuentan que sus soldados lo subieron a lomos de Babieca empuñando la espada Tizona, y el cadáver de Rodrigo Díaz de Vivar encabezó así la andanada contra las huestes almorávides en un paraje cercano a Valencia. La mera presencia del Cid al frente de sus soldados hizo retroceder al enemigo.

Pues con el convento de Santa Clara, en Pontevedra, parece que puede suceder algo parecido. Porque los fieles siguen confiando en la intercesión de las monjas clarisas para garantizarse el buen tiempo el día de la boda, aun a pesar de que en el cenobio no hay monjas desde hace más de cinco años. Concretamente, desde el 25 de septiembre del 2017, cuando las dos últimas que residían en el convento de clausura fueron trasladadas por la Orden de las Clarisas a Santiago debido a su avanzada edad. Es más, todo el recinto fue adquirido por el Concello de Pontevedra el pasado 1 de diciembre y la antigua iglesia fue desacralizada. Pues a pesar de todas estas circunstancias, siguen llegando huevos a Santa Clara para interceder para que haga buen tiempo.

Sete Falares

Lo cuenta Óscar Paredes, responsable de la firma Voz y Sonido, que se ha encargado de la parte técnica en muchas de las actividades que se han desarrollado en Santa Clara desde que pasó a ser propiedad municipal. La primera vez fue en la primera semana de junio, con motivo de Sete Falares, el festival de narrativa oral que organiza cada año Pavís Pavós en colaboración con el Concello. «Siempre hay alguna actividad al aire libre, y siempre llueve ese día. Este año, las sesiones bajo techo se celebraron en la antigua iglesia de Santa Clara, y a modo de guiño decidimos llevar una cesta de huevos, por aquello de la tradición de pedir que haga buen tiempo —recuerda Paredes—. Pues estábamos allí preparándolo todo, cuando apareció una chica que aprovechó que vio la iglesia abierta para dejar huevos porque se casaba ese fin de semana. Le dijimos que ya no había monjas, que la iglesia estaba desacralizada... pero nada, ella insistió en que quería dejar los huevos. Y los cogimos, claro. Se quedaron al lado de los que habíamos llevado con Sete Falares».

Por cierto, que el día en que el festival de narración oral celebró el acto al aire libre, llovió. Poco, pero llovió. El responsable de Voz y Sonido desconoce si fue el mismo día en que se casaba la chica que llevó los huevos.

Esta acudió al convento cumpliendo una tradición que se remonta a la Edad Media, que fue cuando se empezó a rogar a santa Clara para que intercediera e hiciera buen tiempo. Era una época prolija en supersticiones, y una boda pasada por agua era augurio de que el matrimonio fracasaría. Nadie sabe explicar muy bien la vinculación entre Santa Clara y el buen tiempo, más allá de la alusión a un día claro, soleado. Y de que santa Clara es la patrona «de la paz y la estabilidad en el matrimonio».

Música de cámara

Pero volvemos a la historia que nos ocupa del antiguo convento pontevedrés. Un mes después de Sete Falares, a principios de julio, el Concello programó en la iglesia la tercera edición del festival de Musica de Cámara Cidade de Pontevedra. Una vez más, Voz y Sonido se encargó de la parte técnica para que todo sonase como es debido. Y allí estaba Óscar Paredes con su equipo cuando aparecieron dos mujeres, una madre y su hija, para dejar huevos porque esta última se casaba este fin de semana. «Otra vez lo mismo. Les explicamos lo mismo que la otra vez, pero se empeñaron en dejar los huevos. Esta vez no quedaron en el escenario, porque no nos parecía pertinente tratándose de un concierto de música de cámara, y los dejamos en la antigua sacristía. Si no me equivoco, siguen allí desde entonces».

Desde que es un recinto municipal, Paredes ha pasado muchas horas en la antigua iglesia de Santa CLara, pues se ha convertido en uno de los escenarios favoritos del Concello para celebrar actividades culturales. Y en estos meses ha acumulado diversas anécdotas, al margen de hacer de receptor de los huevos que siguen llevando los fieles. Por ejemplo, asegura que no es nada inhabitual ver que alguno de los asistentes se persigna en señal de respeto al entrar en la antigua iglesia, pese a que se han retirado todos los símbolos religiosos. «Y una vez —recuerda—, como yo visto de negro cuando estoy trabajando, me preguntaron si era el sacerdote».

El interior del convento servirá de plató para el rodaje de una serie

A la nueva vida del antiguo convento de Santa Clara también llega el sector audiovisual. La productora gallega Portocabo —responsable de series como Hierro o Rapa— ha obtenido permiso para rodar en el interior del cenobio escenas de una nueva producción. Se trataría de la segunda temporada de la serie Los enviados, protagonizada, entre otros, por Luis Gerardo Méndez, Miguel Ángel Silvestre, Irene Azuela y Miguel Rodarte y cuya primera temporada se estrenó el pasado mes de diciembre.

El rodaje será en los próximos días, aunque los equipos de preproducción ya han pasado jornadas en Santa Clara para determinar las localizaciones en las que se rodará. Entre ellas, figuran las antiguas celdas y otras dependencias del interior del inmueble en el que durante cerca de 750 años residieron monjas de clausura en pleno corazón de la ciudad de Pontevedra.