Ramón Marrades, director de Placemaking Europe: «Pontevedra como escenario urbano es absolutamente increíble»

Serxio Barral Álvarez
Serxio Barral PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Ramón Marrades, director de Placemaking Europe, en la plaza del Teucro, en Pontevedra
Ramón Marrades, director de Placemaking Europe, en la plaza del Teucro, en Pontevedra CAPOTILLO

«No sois conscientes de lo que tenéis en esta ciudad», dice al ver a niños jugando en la calle

26 abr 2023 . Actualizado a las 19:02 h.

Durante cuatro días, Pontevedra ha sido sede de la Placemaking Week Europe. Más de 400 asistentes llegados desde todo el mundo debatieron sobre el espacio público y el futuro de las ciudades. El director del congreso, Ramón Marrades, está más que satisfecho del evento. La conversación se desarrolla el viernes a media mañana en la plaza del Teucro, uno de los escenarios de la Placemaking Week, mientras al lado juegan alumnos del colegio San José en la hora del recreo. Los mira y afirma: «De verdad, no sois conscientes de lo que tenéis en esta ciudad».

—¿Satisfecho con el congreso?

—Estamos encantados. Los asistentes, la producción, la ciudad... La vibración general es muy buena. Me dijo uno de los asistentes: «Nunca hemos tenido un congreso donde la gente se abrazara tanto». Es curioso.

—Este no es un congreso al uso. Aquí nadie viene a vender un producto...

—El hecho diferencial es que no es una conferencia de negocios ni de venta. Aquí se viene a aprender, se comparten experiencias, errores, desafíos… Además, no hay participación online ni streaming. El Placemaking es presencial, y se viene a aprender.

—Le tengo que decir que esta semana algún amigo me preguntó qué es eso del placemaking. ¿Cómo se lo explico?

—Es la construcción del espacio público con la comunidad.

—¿Y cómo interviene la comunidad? Porque estamos acostumbrados a que las decisiones las tomen los políticos.

—Es que al final el espacio público lo utilizamos todos. Creo que el urbanismo, especialmente en España, que está muy dominado por la arquitectura y la ingeniería, se ha entendido siempre desde la infraestructura y el diseño, que es, digamos el hardware de la ciudad, lo físico. Pero hay otras dos dimensiones de las que nos olvidamos. Una es el orgware, que son las organizaciones, no solo las instituciones públicas sino toda la estructura asociativa, también las organizaciones menos formales. Por ejemplo, que este bar se ponga de acuerdo con el de al lado para complementar sus cartas, para homogeneizar los muebles o para programar actuaciones en esta plaza. Y la tercera parte, la más importante, somos nosotros, los ciudadanos, nuestros sueños y nuestras ganas de hacer. Ese es el software. Lo que intentamos desde Placemaking Europe es dar más peso a esas dos dimensiones.

—Póngame ejemplos.

—Para trabajar con la comunidad hay distintas escalas, evidentemente. La primera es facilitar el encuentro y hacer la ciudad a la máxima escala posible. Cada vez estamos viendo más que las municipalidades intentan abrir sus procesos de gestión, hacer procesos compartidos. Esta semana, aquí en Pontevedra, Patrick Bernard, de Hyper Voisins, nos contaba como en ese barrio de París dos mil vecinos están activamente conectados para programar y gestionar espacios públicos. Eso significa actividad cultural, vida en definitiva. Otro de los ponentes decía que no fue hasta la pandemia cuando empezó a conocer a sus vecinos. Esas son el tipo de cosas que intentamos fomentar aquí. En otra charla, David Sin, un arquitecto superconocido, nos dijo que en Dinamarca hay estudios que reflejan que los niños a los que llevan en coche al colegio en lugar de ir andando tienen una cuota de fracaso escolar más alta. Y los que juegan en la calle, tienen los mejores datos. El hecho de desarrollar el espacio público para que puedan estar los niños tiene un impacto a largo plazo increíble.

—En Pontevedra esa asignatura la tenemos bien aprendida. Ahí están esos niños del colegio jugando en esta plaza.

—Y no sabéis lo que tenéis. Estáis tan bien acostumbrados que no sois conscientes aún del impacto que tendrá este modelo en 30 o 40 años. Cuando estos niños sean adultos, van a poder seguir utilizando el espacio público, y cuando tengan 75 años lo seguirán usando aunque tengan un bastón o silla de ruedas. Van veinte años de Modelo Pontevedra, pero creo que de aquí a 40 o 50 años seguirán los resultados en esperanza de vida, en dinámicas sociales, incluso en emprendimiento e innovación. Van a ser sorprendentes.

Ramón Marrades, director de Placemaking Europe, en la plaza del Teucro, en Pontevedra
Ramón Marrades, director de Placemaking Europe, en la plaza del Teucro, en Pontevedra CAPOTILLO

—Volvamos a la Placemaking Week Europe. ¿Qué es lo que encontraron aquí para que el congreso funcionase tan bien?

—Hay tres cosas. Lo primero es que Pontevedra ya es conocida en todo el mundo, y la gente quiso venir a ver esto qué es, cómo se hace. La gente quería tanto entender qué significa el modelo Pontevedra como poder vivirlo. En segundo lugar, nosotros buscamos ciudades que quieren escuchar. Porque si es una ciudad que solo nos quiere vender que lo que hace es maravilloso no nos sirve, porque no hay nada que aprender. Aquí el mensaje que nos transmiten es honesto: han hecho el modelo que querían hacer, pero reconocen que hay que seguir avanzando. Quieren ver qué hay después. Esta semana viví en Pontevedra algo que no vi en muchos sitios: en casi todas las sesiones hay concejales del gobierno local asistiendo para aprender. Ni siquiera hablaron. Solo como asistentes. En otros lugares, el concejal llega, habla, se hace la foto y se va.

—Hablaba de tres factores.

—El tercero es la ciudad como escenario. Es absolutamente increíble. Las conferencias internacionales tienen impactos positivos, pero una conferencia de urbanismo y espacio público en Pontevedra tiene triple impacto. Los asistentes no es que se gastasen el dinero en los bares, es que se han convertido casi en pontevedreses, están enamorados de la ciudad.

—El reto es que este evento deje poso en Pontevedra.

—Pontevedra está comprometida para mantenerse como socio de Placemaking Europe. Nosotros buscamos ofrecer herramientas para compartir, que las ciudades puedan incorporar estas dinámicas a sus procesos de planeamiento. El año que viene vamos a trabajar con diez ciudades, y Pontevedra es una de ellas, También Helsinborg, La Haya y Helsinki, y se incorporarán seis más. Creo que Pontevedra tiene mucho que aportar en la eficacia de las políticas de transformación del espacio público, pero igual tiene mucho que aprender de otra ciudad que trabaja más en las dinámicas comunitarias, o de ciudades que generan espacios que no son directamente de gestión pública. O igual no sé, puede aprender de ciudades que han trabajado sus frentes marítimos… Bueno vamos a generar todas esas dinámicas y trabajarlo a lo largo del próximo año, también con Pontevedra.

«Con el covid nos dimos cuenta de la importancia del espacio público»

Ramón Marrades sostiene que la pandemia, y especialmente el confinamiento, marcó un antes y un después en la percepción del espacio público. Y subraya que Pontevedra tiene un camino ya hecho y consolidado que otras ciudades comienzan a explorar ahora.

—¿Qué cambió en las ciudades con el covid?

—Lo que te decía antes de los vecinos es muy simbólico. Nos hemos dado cuenta de la importancia del espacio público para una comunidad. Pontevedra tenía mucho espacio muy ganado. Aquí el hecho de la apuesta por el comercio de proximidad, que el centro histórico no se haya desertificado por los centros comerciales, ha sido muy importante.

—En Pontevedra, que hemos avanzado tanto, parece existir cierto rechazo a seguir dando pasos adelante.

—La cuestión del coche tiene tanto que ver con la identidad, con el desarrollo personal, es un sector económico tan potente, que es difícil enfrentarse a ello. Pero yo ceo que está muy claro, y además aquí hay un modelo consolidado y abierto a que los coches necesarios circulen por toda la ciudad. Es verdad que al hablar de movilidad se juntan otras capas ideológicas… Otro de los ponentes que estuvieron estos días en Pontevedra, Carlos Moreno, nos contaba que esa oposición normalmente llega de los sectores más conservadores, y lo que pensamos ambos es que no hay nada más conservador que este modelo, que mantener el patrimonio, las dinámicas sociales, cuidar a las personas… Es importante no imponer dramáticamente los cambios. Pero hay que atreverse a probar.

—Las ciudades se encaminan hacia la reducción del tráfico.

—Es que es una tendencia mundial. Milán durante el covid peatonalizó dos centenares de plazas. Y fue a toque de trompeta. Ellos lo tenían clarísimo y se la jugaron. Demetrio Scopelliti, que dirigió ese proceso, nos contó estos días que en los lugares con mayor oposición ciudadana, hasta el 80 % estaban en contra de esa peatonalización. Solo un año después, en esos mismo espacios que eran los más calientes, era el 80 % de los ciudadanos los que estaban a favor.

—Pero no me negará que parece que hay quien ciudades que quieren dar pasos atrás.

—Es que el alcalde de Madrid inauguró volver a poner coches delante de un colegio. Yo no doy crédito, de verdad.