Miguel Román, el diamente que pule el Pontevedra CF: «Pasé de jugar en el Choco juvenil a visitar campos como el de Riazor»

PONTEVEDRA CIUDAD

ADRIAN BAULDE

El jugador de 19 años brilla con la camiseta granate en el año en el que ha sido tentado por equipos de más categoría

21 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Miguel Román es, a sus 19 años, el diamante que pule el Pontevedra CF. Su representante convenció al director deportivo, Toni Otero, de que fuese a verlo al campo de Santa Mariña, en Redondela. Entonces era un jugador de 18 años que desprendía talento. Tuvo la suerte de hacer unos buenos partidos cuando el responsable granate estaba ojeándolo y le llegó su oportunidad.

Venía para jugar con el filial, pero pronto convenció a Ángel Rodríguez, que le dio la titularidad sin dudarlo y que mantiene Antonio Fernández. Ahora reflexiona sobre este último año. «Pasé de jugar en el Choco juvenil a estar en campos como el de Riazor o cada domingo en Pasarón», comenta el joven jugador de Gondomar, que todavía está asimilando el partido del pasado domingo en Riazor. «Fue algo increíble, nunca había vivido una experiencia tan grande, 20.000 gargantas gritando impresiona. Además, hicimos un buen papel ante un rival que pelea por el ascenso».

Con esa sensación se quedó Miguel Román a pesar del sabor agridulce de venir con solo un punto de A Coruña. «Si una semana antes nos hubiesen dicho ese resultado, lo firmaríamos con los ojos cerrados, pero luego estás allí y el empate empañó la fiesta», explica. Aún así, él lo vivió como una celebración con toda su familia apoyándolo. Quiere hacerlos disfrutar desde el terreno de juego. «A Riazor vinieron mis padres, mi hermana, mis tíos y mis primos con sus parejas. Veo en ellos la satisfacción de verme jugar y eso es maravilloso», comenta Miguel Román, que siente que así devuelve todo el esfuerzo que hicieron sus padres llevándolo a entrenar a diario desde niño.

Sueños de niño

Es hábil en cualquier posición de la defensa, pero también en la salida de balón y en cortar las transiciones rivales. Ese don que muchos ven en su juego se forjó desde niño, cuando con cinco años empezó en las categorías base del Gondomar. De ahí saltó al Rápido de Bouzas y al Choco, donde tras su último año en División de Honor juvenil fichó por el Pontevedra CF. Ya entonces soñaba con lo máximo. «Siendo niño pensaba en jugar algún día la Champions», dice con humor. De ese crío conserva la ambición. «Haber llegado hasta aquí solo me da más ganas de trabajar y de seguir luchando, de crecer», reconoce.

Su sitio está en el Pontevedra CF, al menos por ahora. Equipos de categorías superiores como el Mirandés o el Ibiza intentaron ficharlo el pasado verano, pero la cláusula fijada por el conjunto granate es inasumible. Qué pasará en el mercado de inverno es algo que no le preocupa. El teléfono de su representante volverá a sonar, pero él lo tiene claro: «Ahora estoy centrado en el Pontevedra y en invierno que venga lo que sea, yo sé dónde quiero estar y cuáles son los objetivos».