Mollavao, el barrio convertido en vertedero

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA/ LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Aspecto que presenta la parcela donde antiguamente se ubicaba el depósito municipal de coches.
Aspecto que presenta la parcela donde antiguamente se ubicaba el depósito municipal de coches. CAPOTILLO

Coches destartalados, tablones en el suelo o una vieja caseta hecha una escombrera reciben en una zona donde los vecinos dicen que «pasa lo que no ocurre en ningún otro sitio de Pontevedra»

20 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Desde el corazón del casco histórico de Pontevedra, la Peregrina, al barrio de Mollavao no hay más de quince minutos a pie. De hecho, decenas de conductores que van al centro aparcan en este entorno para evitar dar vueltas y más vueltas buscando un hueco. Sin embargo, cuando se hace ese recorrido y se llega a esta zona pontevedresa da la sensación de que se ha cambiado una ciudad por otra y se han recorrido miles de kilómetros desde la cuidada y peatonalizada urbe a un lugar donde, básicamente, parece no haber ley... medioambiental. Porque Mollavao, en menos de un kilómetro, ofrece estampas insólitas de coches destartalados, vertederos de cachivaches, pintadas o colchones tirados en el suelo. Se supone que el gran problema es que el barrio está pendiente de su históricamente reclamada humanización. Pero lo que luce así de mal nada tiene que ver con las infraestructuras, sino con la suciedad. Lo reconoce así el presidente de la asociación vecinal, Juan Saenz-Diez Malvar, que indica: «Mejoramos en algunas cosas, pero aquí sigue pasando lo que no ocurre en ningún otro sitio de Pontevedra».

Toquemos tres puntos calientes donde Mollavao parece un vertedero. Uno de ellos es la parcela en la que antiguamente se ubicó el depósito municipal de coches y que desde hace tiempo se convirtió en un aparcamiento utilizado por decenas de conductores. La vieja caseta de obra que había en este espacio, que durante un tiempo fue una infravivienda, ardió y comenzó a llenarse de basura. Ahora es una escombrera total, donde la pila de basura acumulada cada vez es mayor. Sin salir de esa finca se pueden ver también colchones tirados.

Antes de seguir el camino, conviene mirar hacia debajo de la autopista. Ahí, un coche destartalado —o, mejor dicho, lo que queda de él— saluda al visitante. En este caso, parece que este residuo sí tiene los días contados. El concejal Iván Puentes, responsable de Desenvolmento Sostible e Medio Natural, señala que se inició un expediente, que el vehículo es de matrícula francesa y que hubo que hacer una larga tramitación que ahora ya está finalizando para poder sacarlo de ahí. Solo cruzando la carretera, en la finca de enfrente —la que está en tierra y también se usa como aparcamiento—, hay más muestras de desguace callejero. Al menos un vehículo agoniza entre los que aparcan allí cada día, en un espacio donde la basura tampoco se queda corta.

Si se anda un poco hacia Marín, enseguida se llega a la famosa parcela de los circos; el terreno de Costas que está en el centro de todas las polémicas relacionadas con Mollavao, porque por ahí se supone que discurrirá una carretera clave para humanizar el barrio, ya que permitirá unir la carretera vieja Marín con el vial pegado a la ría y, por tanto, quitarle tráfico a Rosalía de Castro para poder ensanchar aceras y mejorar servicios. Ese proyecto se frenó por una alegación que en su día presentó el Colegio Oficial de Arquitectos de Galicia. Pero, más allá del futuro de este espacio, el presente es reprochable. Hay basura tirada en las cuatro esquinas de la parcela, sobre todo en la zona más pegada a Rosalía de Castro, donde se ha formado un vertedero de tablones, neveras viejas o televisores. Todo ello bien a la vista y a tiro de piedra de los inmuebles del barrio. 

«Ese vial podía estar hecho»

A la asociación de vecinos le duele que en Mollavao se puedan coleccionar estampas de abandono. Pero cree que, más allá de las críticas que se le puedan hacer a las administraciones por mirar hacia otro lado con los residuos, no hay que olvidar lo que ocurrió con esa parcela de los circos. Porque creen que esa es la base para que el barrio continúe en «condiciones deplorables». Así, piden expresamente que se vuelva a trasladar el mensaje que ya emitieron en su día: «El vial que une Rosalía de Castro y la avenida de Marín podía estar hecho. Y los arquitectos, con una alegación política, lo pararon».