Humo provocado por el incendio de A Fracha este pasado viernes, que era visible desde toda la ría de Pontevedra
Humo provocado por el incendio de A Fracha este pasado viernes, que era visible desde toda la ría de Pontevedra Ramón Leiro

Cerramos una semana marcada por las polémicas medidas de ahorro energético; el meneo de cargos en el Sergas y el susto por el primer gran incendio forestal en el municipio

07 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Los hidroaviones aún volaban hacia la ría para tomar agua y descargarla sobre A Fracha y montes contiguos a fin de sofocar el primer gran incendio de este verano en el municipio de Pontevedra y su entorno, que aún permanecía activo cuando escribía estas líneas (a mediodía del sábado). Hemos vivido un susto considerable. Ahora que el hongo de humo negro que desde la tarde del viernes se alzó sobre Pontevedra y que era visible a decenas de kilómetros, se torna gris, empezamos a respirar. En la medida en que esos malos humos se diluyan, crecerá la tranquilidad para vecinos de A Canicouva, Ponte Sampaio, Soutomaior y también de Ponte Caldelas que pasaron la noche en vela y temían por sus propiedades.

Según el cómputo provisional, este gran incendio arrasó más de 300 hectáreas, desconociéndose, de momento, cuántas corresponden a la superficie de más de 4 kilómetros cuadrados que son la extensión del parque forestal de A Fracha, el principal del municipio de Pontevedra. Hace apenas un año que se remataron allí los trabajos de reforestación con especies autóctonas, habilitación de pistas y senderos y restauración de miradores con la inversión de cerca de medio millón de euros de dinero público.

Esta vez zafamos sin daños personales. Pero ¿hasta cuándo? La sospecha de que habrá nuevas tentativas de provocar el colapso de los servicios de extinción aquí o allá, en cualquier esquina de Galicia, es patente. Seguimos en el peor escenario meteorológico: «la regla del 30», vientos del nordeste sostenidos y fuertes (de 30 a 50 kilómetros por hora); temperaturas por encima de los 30 grados y la humedad relativa muy baja (apenas del 30%). Las condiciones propicias para quienes quieren sembrar el pánico. La intencionalidad está detrás de la mayoría. La aparición de varios o múltiples focos; con diversos artilugios para prender los fuegos; siempre a última hora de la tarde; aprovechando cuando el viento sopla con más intensidad, y dejando un mínimo margen de reacción y maniobra a los medios aéreos para apagarlos, acreditan la acción criminal.

A la vista de la espiral creciente de grandes incendios, hay un temor perceptible entre los responsables políticos de que se pretenda repetir otra vaga de lumes, propiciando una situación de estrés del dispositivo y de fracaso de la capacidad de respuesta. Es decir, revivir viejos horrores como en agosto de 2006 o la más reciente de aquel fin de semana negro del 13, 14 y 15 de octubre de 2017.

Dudoso ahorro con las medidas energéticas

Aunque la Xunta ha manifestado que «acatará» el plan de medidas de ahorro energético acordadas por el Gobierno de la nación, hay muy serias dudas de que su aplicación sea efectiva y real a partir del próximo martes 9. Las ochenta y tantas páginas del BOE con el plan, ofrecen serias lagunas sobre qué sectores están concernidos y, en cambio, nada se aclara sobre la necesaria achega de fondos públicos para que comercio, hostelería y turismo, entre otros, ya muy castigados tras los dos años de pandemia y restricciones, puedan implementar las medidas que se urgen.

No da tiempo

Además, sin tiempo material para acometerlas. No es agosto el mejor mes en este país para encontrar a los técnicos y operarios necesarios. Como el Gobierno, también el resto del país, está de vacaciones. Resulta harto improbable que las medidas que se demandan, como el cierre automático de puertas en locales y establecimientos, puedan ser acometidas de inmediato.

Al Gobierno más le valdría dar una moratoria para evitar una insumisión generalizada. Y desde luego, cuánto mejor sería que el Gobierno meditase y consensuara con las comunidades autónomas y los agentes sociales este tipo de planes, antes de promulgarlos con tal prisa para irse de vacaciones dando, una vez más, la sensación de que vuelven a improvisar.

Insólito trueque de fichas en la Administración sanitaria

La amenaza de una huelga que paralizaría la atención sanitaria en los hospitales Montecelo, Provincial y del Salnés, terminó por decantar al presidente de la Xunta y al conselleiro de Sanidad a tomar medidas drásticas en esta área sanitaria. Hace tiempo que la continuidad de José Ramón Gómez y el equipo directivo del CHOP estaba en entredicho. Pero el caos asistencial de este verano y el ruido tanto sindical como mediático, han terminado de precipitar su caída. Sin embargo, lo más chocante de este relevo es que el elegido para poner orden en el área Pontevedra y O Salnés es José Flores, hasta anteayer número 2 de la Consellería de Sanidade y, por tanto, jefe de Gómez.

La solución horneada por el presidente Rueda y el conselleiro Comesaña resulta extrañísima. No es habitual que se cese a un superior, se le rebaje a una responsabilidad de menor rango y además se venda semejante meneo como la solución para arreglar el desaguisado en el área sanitaria. El trueque de fichas no queda ahí. Gómez, el cesado, será ascendido a un alto cargo en la Consellería, el que deja vacante Estrella López Pardo quien asume la gerencia del Servizo Galego de Saúde y por tanto convierte en jefe de Flores y mano derecha del conselleiro.

Cabe preguntarse si este intercambio de piezas servirá en algo para atajar la crisis de la atención primaria que, como ya escribí hace dos domingos, es uno de los problemones que tiene por delante el presidente gallego.