En verano, mejor no enfermar

PONTEVEDRA CIUDAD

ADRIÁN BAÚLDE

Arrecian reclamaciones por esperas interminables en urgencias, fallan las ambulancias y se quiebra la asistencia primaria el área sanitaria de Pontevedra y O Salnés

17 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La catarata de quejas de usuarios que denuncian horas y horas de espera en pasillos y boxes del área de Urgencias de Montecelo hasta disponer de una cama de hospitalización, ha sido la noticia más destacada y reiterada de esta semana. La Voz de Galicia tituló con el malestar entre pacientes y familiares que se tradujo en reclamaciones que han arreciado en estos días.

Fuentes sanitarias desvelaban que el jueves había 27 pacientes desparramados por urgencias esperando por una cama de hospitalización. El viernes 15, apenas hubo mejoría porque todavía eran 23 personas las que seguían aguardando. Pero ayer empeoró con 33 pacientes pendientes de cama, según informó la Confederación Española de Sindicatos Médicos (CESM). Esta misma fuente ya alertó de que durante este fin de semana estaremos viviendo un agravamiento de esa situación.

El problema para cientos de pacientes no es solo por vacaciones del personal y, por tanto, por ahorro de costes, las gerencias de los hospitales hayan decidido cerrar plantas enteras de hospitales como ocurre en Montecelo. Es que, además, se está produciendo una conjunción de carencias derivadas de otras decisiones del sistema.

Por un lado, fallan los transportes sanitarios en ambulancia debido a un déficit manifiesto de vehículos y personal con el riesgo que entraña para los casos más graves. Y como telón de fondo, persiste el auténtico magma de este volcán en el sistema asistencial: la atención primaria se quiebra cada día más.

Este agujero asistencial por los cierres de plantas y camas en los meses de verano, es un problema repetido desde hace años, cuando se impuso un criterio de «optimización de recursos» en las áreas sanitarias y en los hospitales de cabecera que, para salvaguardar las vacaciones del personal y evitar contrataciones de sustitución, optan por aminorar servicios. A costa del de siempre: el usuario de la sanidad pública que es penalizado con interminables esperas, por una cama o por una ambulancia.

Lo más hilarante del caso es que la versión facilitada por el Servizo Galego da Saúde habla de «aplicación estival do seu plan de adecuación de recursos» e insiste en que «están dispoñibles a totalidade das camas dos seus centros hospitalarios». Un discurso oficial que maquilla la cruel realidad: en vacaciones procura no ponerte enfermo, evita tener que internarte en Montecelo, porque puedes echar días o morirte en un pasillo. ¡Qué se lo digan a Pastora, de 85 años y a Agustín, de 94, así como a sus familiares que reclamaban una cama hospitalaria después de muchas horas de espera forzosa en los pasillos de urgencias! Sus casos, recogidos por Cristina Barral en estas mismas páginas, acreditan las penalidades que soportaron.

Ambulancias

A la retahíla de reclamaciones hemos de sumar la oleada de críticas por el paupérrimo servicio de ambulancias, producto de un nuevo contrato negociado para el área sanitaria de Pontevedra y O Salnés que deja mucho que desear. De entrada, se entiende poco o nada, que la Xerencia del Complejo Hospitalario de Pontevedra defienda como supuesto mejor servicio el resultante del contrato que firmaron con una empresa dirigida desde Valencia para atender los traslados de pacientes.

Entre muchas voces críticas, fue la CIG quien cuestiona la pretendida calidad de ese teórico mejor servicio reclamando a la Fiscalía de Pontevedra que abra una investigación judicial para evaluar la gestión del transporte sanitario en el área contratada con Ambulancias Civera. Las quejas que se acumulan apuntan a una desorganización por parte de la adjudicataria que se traducen «en casos críticos, incluso fallecimientos, de personas heridas o que precisaban traslados urgentes», según CIG.

Se acumulan ejemplos en estos días: la bebé de 12 meses con un traumatismo cráneo encefálico a la que terminaron llevando con una hora de retraso al CHUS en Santiago; un octogenario que esperó en Sanxenxo 20 horas por un traslado y, los más graves, los fallecimientos de pacientes mientras aguardaban por una ambulancia. Entre estos decesos, la víctima más joven de covid en Galicia, una chica de 21 años que murió en Vilagarcía, mientras esperaba por una ambulancia medicalizada.

Quiebra de la Primaria

Como telón de fondo tenemos la crítica situación de la atención primaria que persiste en ambulatorios, centros de salud y puntos de atención continuada. Con ese muro agrietado es normal que llegue una avalancha de casos a las urgencias de Montecelo pues no existe un primer filtro que cribe y priorice. En cambio, el Sergas se empeña en mantener operativos centros de salud, aunque sea a costa de meter tres turnos de guardia en un día a una doctora. Fue el caso de la facultativa Sandra Romero quien hizo el 3 de julio, turno matinal en Baltar, vespertino en Vilagarcía y nocturno en el PAC de Cambados. O para más inri: mantener abiertos Puntos de Atención Continuada ¡sin facultativos!

El Colegio de Médicos de Pontevedra clama contra estos disparates y exige al Sergas que concluya con ese teatrillo, si no dispone de personal médico y de enfermería para atenderlos. El viernes hasta cinco PAC, Bueu, Vilagarcía, Cambados, O Grove y hasta Sanxenxo —pese a la oferta de residencia vacacional para facultativos— carecían de médicos. Una carencia tremenda con el incremento poblacional que supone la llegada de miles de veraneantes.