«¡Manolo, estamos contigo!»: la acusación que pone en pie a una parroquia de Pontevedra

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

M. Hermida

Los vecinos juntan dinero para un hombre al que le derribaron su casa y, además, fue detenido tras acusarle una vecina de tocamientos. Dicen que no es un acosador, sino una víctima

04 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Cerponzóns, una parroquia a tiro de piedra de la ciudad de Pontevedra, vive una revuelta vecinal. Ayer, domingo, a las cuatro de la tarde, a pleno chorro de sol, casi cien vecinos cogían sitio delante del centro social para mantener una asamblea. «Aquí ás reunións non soe vir case ninguén. Pero hoxe é especial, hoxe estamos aquí por humanidade, por algo que nos importa moitísimo», decía alguien en los corrillos. Y otra voz le replicaba: «Estamos aquí por Manolo». Efectivamente, esa reunión sin precedentes tenía como protagonista a un vecino, Manolo Gallego, de 67 años, que prefirió no acudir por encontrarse, según su hija, «totalmente destrozado». Manolo, al que sus vecinos, pancarta en mano, demostraron su apoyo, es un hombre al que le acaban de derribar su casa, construida sin licencia en suelo rústico y que, además, fue detenido dos veces en pocos días. El primer arresto tuvo lugar por resistirse a la demolición del que era su hogar y, el segundo, a cuenta de una acusación que presentó una vecina, denunciante también de la ilegalidad de su casa, que le acusa de tocamientos y amenazas. Esta última cuestión enerva a sus paisanos y ha levantado al pueblo: «Non cremos que Manolo sexa un acosador, senón unha víctima». 

Los vecinos, que lograron ser relativamente cautos pese a lo caldeados que están los ánimos, solo piden «que Manolo teña xustiza, que se investigue ben esa acusación tan grave e se comproben todas as denuncias que foi perdendo esa muller, non contra Manolo, senón contra moitos veciños e veciñas máis». 

Vayamos al contexto. Manolo vive en un lugar llamado Leborei y su casa, efectivamente, estaba en terreno rústico. Desde hace años tiene una enemistad manifiesta con una vecina, que al parecer denunció la situación de la vivienda de este varón. La maquinaria judicial echó a andar y a Manolo y a su hija se les vino un problema tremebundo encima: «Yo creo que no nos supimos defender bien, porque hay muchas casas más así y porque nos dijeron que nos buscarían un alojamiento, pero ahora estamos en la calle. Nos dejaron tirados. Ahora mismo estamos quedándonos en la casa de una pareja que tengo, pero estamos sin casa», señala su hija.

Nadie en Cerponzóns creyó que la casa sería derribada. En la asamblea se dijo claramente que hay que respetar la legalidad urbanística y entender que la vivienda estaba en situación irregular. Pero, también, mostrar humanidad con un vecino «que non se mete con ninguén, que é moi tranquilo e que non está só». Por eso están recaudando fondos para ayudarle a él y a su hija y por eso, en cuanto las excavadoras se retiren, quieren echarle una mano para que recoja los pocos muebles que quedan servibles. Porque la demolición, según dice su hija, fue tan sorpresiva que ni siquiera llegaron a sacar de allí sus enseres. De hecho, acudir hasta la finca donde estaba su vivienda es toparse con un escenario dantesco, donde en el portal sigue funcionando el timbre de una casa que ya no existe y un perro ladra como si aún tuviese una propiedad que defender. Dentro, a plena luz del día, los muebles tirados de la vivienda y los restos de la demolición consumada. 

Los vecinos, con prudencia pero sin rodeos, dicen que el caso de Manolo es la gota que colma un vaso a rebosar por «todo o que fai esta muller contra os veciños». La acusan de enturbiar la convivencia y recuerdan muchos casos en los que puso denuncias, por ejemplo una contra una paisana porque supuestamente atentó contra su honor, y que aunque fue perdiendo pleitos y más pleitos, llegó hasta al Supremo con las reclamaciones y «pedindo 20.000 euros de indemnización». Ayer se estudiaba cómo, desde una asamblea vecinal, se podía pararla. ¿Recogida de firmas, acudir al Valedor... qué alternativa coger? Se escuchaban todas las opiniones pero, una y otra vez, se insistía: «Hai que ter moito coidado, e que iso non prexudique aínda máis a Manolo, á súa familia ou a outras da parroquia».

De momento, en lo que todo el mundo está de acuerdo es en seguir con la recaudación de fondos para los afectados por el derribo y en que, pese a la acusación de la mujer contra Manolo y a que a este le impusieron una orden de alejamiento de ella, se va a visibilizar que el pueblo le apoya. Con pancarta, de pie e incluso con aplausos. Quedaron en que cada día, a las 20.00 horas, habrá manifestación delante de la casa de este hombre.