La futbolista Paula Dapena, increpada en el Orgullo de Pontevedra por ir contra ley trans: «Antes de llegar, ya me desearon que me partiesen las piernas»

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Paula, que militó en distintos equipos, se hizo mundialmente conocida cuando se negó a homenajear a Diego Armando Maradona.
Paula, que militó en distintos equipos, se hizo mundialmente conocida cuando se negó a homenajear a Diego Armando Maradona. Almudena Dapena

La jugadora, mundialmente conocida porque se negó a homenajear a Maradona, portaba una pancarta en la que se leía que «ser mujer no es un sentimiento»

03 jul 2022 . Actualizado a las 15:00 h.

Aunque ahora mismo se está tomando un descanso en su vida deportiva, Paula Dapena (Pontevedra, 1996) es una jugadora de fútbol de Pontevedra cuyo nombre se hizo mundialmente conocido en noviembre del 2020, cuando durante un minuto de silencio por Diego Armando Maradona se dio la vuelta y se sentó en el suelo, negándose a homenajear a la estrella del balompié por considerarlo «un maltratador y un machista». Ayer, en un escenario totalmente distinto y ante una causa diferente, Dapena volvió a hacer un gesto de esos que mueven montañas en las redes sociales y que la volvió a poner en el foco de atención. Aprovechando la marcha del Orgullo en Pontevedra, Dapena exhibió allí unas pancartas en contra de la ley trans que se está tramitando.

Lo hizo porque quería llamar la atención sobre la normativa y muy consciente de que posiblemente sería increpada: «Anuncié en las redes sociales lo que iba a hacer y, antes de llegar, ya me desearon que me partiesen las piernas o que me pegasen. Hubo quien me advirtió por Twitter de que no fuese sola a la marcha». Aunque se trata de un caso totalmente distinto, como ocurrió con lo de Maradona, las amenazas no la pararon. Al contrario, le hicieron ir con una mayor seguridad a la marcha celebrada el sábado a última hora: «Soy mujer y lesbiana y la ley trans en trámite va contra mis derechos como ambas cosas, así que quería protestar y punto».

Allí se plantó, por tanto, con sus pancartas con la ley. En una de ellas se leía «ser mujer no es un sentimiento» y en la otra «la ley trans es homófoba». Según ella misma fue retransmitiendo en Twitter y esta mañana de domingo narraba, se metió en medio de la marcha con los carteles mientras muchas personas coreaban un mensaje prácticamente opuesto: «Ni un paso atrás para las personas trans». Dapena asegura que un varón la increpó entonces: «Me vino a gritar en la cara... sabía que eso podía pasar, ya lo esperaba. Pero no me importó. Esa persona me dijo que estaba sola y luego desde los micrófonos hicieron alusión a que había una terf (palabra que se usa para insultar a quienes están en contra de la narrativa dominantes sobre temas trans) en la marcha. Pero afortunadamente también sentí el apoyo de un chico y su pareja, y me quedé a su lado», indica. 

Dapena es consciente de que su aparición en la marcha del Orgullo tiene un componente claro de provocación. Y no esconde que lo buscaba: «Creo que es necesario llamar la atención, a ver si la gente abre los ojos y se lee la ley trans por lo menos, porque a mí hasta me parece que es transfóbica y, desde luego, homófoba. Llevamos toda la vida luchando contra los estereotipos de género y esta ley lo que hace es perpetuarlos. Ahora, una niña a la que le guste jugar al fútbol parece que ya es un niño. Es una barbaridad una ley que da carta blanca para la autodeterminación de género. Va contra la ley de violencia machista y contra la igualdad». Luego, añade: «Y ya no se puede decir nada. Soy lesbiana y me gusta lo que me gusta y si digo que no me atraen los penes me llaman tránsfoba». 

La jugadora, que prepara su vuelta a los campos de fútbol y está inmersa en unas oposiciones para obtener una plaza pública como profesora de Educación Física, tuvo numerosas interacciones en las redes sociales a cuenta de su aparición de ayer en el Orgullo en Pontevedra, en el que participaba por primera vez. Como suele ocurrir, en su cuenta de Twitter (tiene casi seis mil seguidores) recibió tanto ánimo como insultos o amenazas. En algunos casos, con textos que contaban lo ocurrido durante la marcha pontevedresa.