El PP arropa a Rafa Domínguez, que le espeta a Lores: «Gracias, pero se le pasó el arroz»

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Ramón Leiro

El portavoz del PP de Pontevedra, reelegido como presidente local del partido con el 97,3 % de los votos, en un congreso que juntó a Rajoy, Rueda y Núñez Feijoo

09 may 2022 . Actualizado a las 10:18 h.

Cambio. Esa fue la palabra clave ayer para el PP en Pontevedra, en la celebración, en el hotel Galicia Palace, del congreso del partido para reelegir a Rafa Domínguez como líder local. Cambio el que el PP espera que opere Domínguez para apear a Lores y hacerse con la alcaldía de Pontevedra; cambio el que se avecina con Alfonso Rueda ascendiendo a presidente de la Xunta y cambio con un gallego, Alberto Núñez Feijoo, comandando el partido en toda España. Todo ello se analizó ayer en el foro conservador, en un ambiente festivo porque, como dijo Ana Pastor, «el PP está con la sonrisa de oreja a oreja ahora mismo en Pontevedra». Rafa Domínguez, que estuvo arropado por Mariano Rajoy, Alfonso Rueda y Alberto Núñez Feijoo, le hizo llegar un mensaje muy claro al alcalde Fernández Lores: «Le doy las gracias, porque en los primeros años hizo cosas bien, que mantendremos. No podemos negar esa evidencia. Pero se le pasó el arroz. Toca cambio en Pontevedra».

Tras intervenir Ana Pastor y Mariano Rajoy, que pusieron en valor la profesión de médico de Rafa Domínguez y le definieron como una persona trabajadora y competente, el futuro candidato del PP en Pontevedra tomó la palabra. Él, que en las redes sociales se autodefine como «enamorado de Erica, padre de Rafita», hizo gala de ambas cosas. Dijo que no podría dedicarse a la política sin la generosidad de su mujer, cirujana de profesión. Y le explicó, a micrófono abierto, a su hijo Rafa el motivo por el que a veces debe perderse sus partidos de fútbol: «Hijo, tú siempre dices, jobá, la política otra vez. Tienes que saber que si papá hace esto es por ti, para que cuando crezcas puedas trabajar en esta ciudad y estar cerca de papá y mamá. Porque creo que Pontevedra no puede ser una ciudad con mayor tasa de paro de Galicia».

Domínguez pasó del discurso más sentimental al ataque político puro y duro. Rodeado de los suyos, entre continuos aplausos en un salón del Palace en el que apenas quedaron huecos libres, empezó a hacer preguntas retóricas para afear la política de contratación del BNG y de Lores: «¿Qué diría de mí la gente si yo fuese alcalde y contratase a mi hermano para tocar en la Peregrina por más de seis mil euros?, ¿y si en las mismas fiestas contratase al compañero sentimental de la portavoz, pagándole un dineral para tocar con un grupo de música?, ¿y qué dirían de mí si el concejal de Urbanismo cobrase también con un grupo por tocar en las fiestas de la Peregrina?». 

La licencia del alcalde

Atizó luego contra el cierre de la calle Raíña Victoria, contra la compra del coche oficial del alcalde «por más 60.000 euros y con 300 caballos para una ciudad peatonal» o habló del fracaso en la negociación para hacer una planta de compostaje. Y terminó aseverando: «¿Qué dirían de mí si fuese el alcalde y durante 23 años viviese en una casa sin licencia de primera ocupación?».

Indicó que el PP representa el cambio que Pontevedra necesita y presentó a su ejecutiva. Uno a uno, al escenario fueron saliendo Luis Encinas, Gregorio Andión, Aroa Otero, Raquel Lorenzo, Silvia Crespo, Raquel Martínez, Bea Rey, Juan Carlos Abeigón, Blanca García, Lupe Murillo, Ana Isabel Vázquez, Guillermo Juncal, Gerardo Pérez, Juan Manuel Muñoz, Martín Martínez, Silvia Junco, Pablo Fernández, José Benito Suárez y Pepa Pardo.

Las anécdotas del congreso: del chivatazo  sobre las novias de Rafita a Rajoy presumiendo de que él se conserva mejor que Lores 

 

Dijo Rafa Domínguez que la pontevedresa Ana Pastor, vicepresidenta segunda del Congreso, es su mentora política y que le conoce desde que era un niño. Ella, efectivamente, trazó el retrato más personal del futuro candidato del PP a la alcaldía de Pontevedra. Y lo mismo desveló que bebe Coca-Cola que algunos secretos mayores. No de él, sino de Rafita, su hijo, del que dijo que se le perdona «que se eche novias de Marín». 

Esa fue una de las anécdotas de los discursos, en los que el expresidente Mariano Rajoy marcó la diferencia, que para algo dijo que acudía por fin a un congreso a decir, literalmente, lo que le apeteciese. Así lo hizo. Y acabó espetándole a Lores que envejece mal. O, al menos, mucho peor que él —el alcalde de Pontevedra es de 1954 y el expresidente del Gobierno de 1955—. Dijo que quienes gobiernan en el Concello «ya estaban ahí en el siglo pasado». Y aprovechó para señalar que Rafa Domínguez tiene una edad fabulosa para ser alcalde.

Feijoo no hizo como Rajoy y habló de lo que le tocaba: de los «enredos» del Gobierno de España. Pero no huyó de su estilo distendido. Dijo que cuando leyó que acudía al congreso el presidente nacional del PP pensó que era Rajoy... «y luego me di cuenta de que era yo». Dijo que allí había muchos cargos y ninguno sobraba o que, como mucho, el que empezaba a sobrar era él. Porque el gorro de presidente del PP gallego y de la Xunta «ya me lo han quitado».