El titular de La Voz (24-4) dice: «Europa prohibirá, de aquí al año 2030 miles de químicos tóxicos para la salud». Se refiere a productos químicos tóxicos y no a profesionales de la química, que también son químicos. Sigue una lista apocalíptica: ftalatos, bisfenoles, PVC, parabenos, éteres de glicol, etcétera. Generan toxinas que pueden ser perjudiciales para la salud de las personas y para el ambiente. Para contrarrestar este tipo de elementos, podemos hacer otra lista de productos en los que están los químicos beneficiosos: pilas y baterías, agua potable (lo es con un poco de química), análisis clínicos, cemento, pinturas, fibras sintéticas, pantallas de televisión, cosméticos, neumáticos, airbags, y así llegaríamos a completar una enumeración con un largo etcétera.
Todos los medicamentos son sustancias químicas que llevan un principio activo (una molécula química) y sirven para curar enfermedades, aliviar dolores y alargar la esperanza de vida. A modo de ejemplo, el Apiretal, un preparado de paracetamol (fórmula empírica C8H9NO2), ha atenuado millones de fiebres de niños y encendido sus sonrisas (Química, Benefactora de la Humanidad, M. L. Casalderrey, Edit. Universo de Letras, pág. 87-88).
En La Voz (2-5), la Estación Fitopatolóxica do Areeiro en Pontevedra advierte a los viticultores de la necesidad de usar productos fitosanitarios (químicos) para evitar el ataque de las plagas de la vid que amenazan la cosecha. Estos son ejemplos que demuestran que otra vez la química beneficiosa ayuda a los seres humanos.