Las dos tiendas de Pontevedra que regalan mascarillas porque no quieren que los clientes entren sin ellas

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Teresa Rodríguez, con las mascarillas que ofrece a la clientela y el cartel donde informa de que hay que llevarla para entrar en sus dos negocios.
Teresa Rodríguez, con las mascarillas que ofrece a la clientela y el cartel donde informa de que hay que llevarla para entrar en sus dos negocios. CAPOTILLO

La dueña de Lastareixas, que engloba un par de negocios de artesanía e ilustración en el centro histórico, dice que tiene mucho respeto al virus y que si se infecta tendría que cerrar

03 may 2022 . Actualizado a las 15:28 h.

En la calle San Román de Pontevedra, en una de las callejuelas más coquetas del casco histórico, está Lastareixas, un cuidado proyecto de artesanía que engloba dos locales anexos, O MiniMundo Bonito y Min?a Casin?a Meu Lar. Son tiendas que llaman la atención por los diseños que muestra, porque sus camisetas, sus tazas ilustradas o sus bolsos siempre tienen una frase vitalista o irónica que gritar a quien observa su escaparate. «Intento ser simpática, pero nadie colabora», dice una camiseta. «Se cierra una puerta y se abre un vinito» o «menos vueltas a las cosas y más al mundo», rezan otras prendas desde la cristalera. Desde hace unos días, hay algo más que llama la atención en la entrada del negocio. Es un cartel que dice: «Por favor, para entrar no local ponte a máscara... e se non tes, pídenos unha».

Teresa Rodríguez, la responsable de Lastareixas, confirma que en sus tiendas se debe seguir llevando la mascarilla pese a que el Gobierno ya permite retirarla en los interiores desde el día 20 de abril. ¿Por qué? Lo cuenta ella con cierta cautela, consciente de que sus palabras pueden molestar a quienes sienten hartazgo por tener que portar la protección: «En mis negocios, que son de tamaño muy pequeño, la ventilación es indirecta y limitada. Por tanto, para mayor tranquilidad de los clientes y mía, yo considero que es necesario seguir llevando la mascarilla. Yo no pasé el virus, por ejemplo. Y sigo teniéndole mucho respeto», indica. 

Rodríguez asume que, al no existir ya una normativa que obligue a los ciudadanos a ponerse mascarillas en las tiendas, muchos de ellos no las llevan consigo. Así que cuenta con mascarillas para ofrecérselas a los clientes que no dispongan de ellas. Desde el 20 de abril, ha gastado ya dos paquetes. No le importa. Le duele un poco más que algún cliente se haya molestado. Entiende el hartazgo con las normas y con el cubrebocas, pero apela a que «el virus todavía sigue ahí». Le preocupa infectarse por su salud, pero también por lo que implicaría en el ámbito laboral: «Yo no me iba a atrever a venir a trabajar con el virus y yo estoy sola en mis negocios, que están pegados. Por lo tanto, tener que coger una baja, si me la llegan a dar, implicaría cerrar. Es un riesgo que no querría correr». Por todos estos motivos, de momento, Teresa Rodríguez sigue pidiendo a quien cruza las puertas de Lastareixas que se coloque la mascarilla.