
La subdelegada del Gobierno en Pontevedra rememora toda su trayectoria vital, laboral y política
03 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.«Soy una pontevedresa de esas de toda la vida, hija de un vigués afincado en Pontevedra y de una pontevedresa de Salcedo». Así se autodefine la actual subdelegada del Gobierno, Maica Larriba, «la mayor de cinco hermanos en una familia muy unida y muy extensa, sobre todo, por parte de mi madre» y quien gusta aludir a la ascendencia aragonesa de su padre. Su abuelo paterno «era de un pueblito precioso de la provincia de Zaragoza, Ateca. Era un militar del cuerpo de Ferrocarriles que vino a Vigo, conoció a mi abuela, que era una viguesa de pro, y se quedó toda su vida».
Posteriormente, su abuelo sería trasladado por cuestiones laborales a Pontevedra, ciudad en la que nacería Maica Larriba en 1953, «hija de Amador Larriba y de Carmela García», subraya. Echando la vista atrás, la subdelegada del Gobierno evoca su infancia «con muchísimo cariño y con mucha ternura, pero también con algún pequeño vacío». Y es que el colegio de Las Calasancias donde cursó estudios estaba muy próximo a la casa de sus abuelos paternos, mientras que la vivienda familiar se encontraba en O Burgo, por lo que prácticamente terminó viviendo, sobre todo, durante la semana con sus abuelos. «Digamos que mi patria chica en Pontevedra era el barrio de la Eiriña, un barrio, por cierto, con muchísima historia», apunta confesando como echaba de menos a sus hermanos hasta que llegaba el fin de semana o las vacaciones y se podía reunir con ellos.
Eso sí, deja claro que «recuerdo mi infancia muy feliz en una zona periurbana de Pontevedra donde la práctica totalidad de las casas tenían su patio o su huerta y estaban a un paso del centro de Pontevedra. Recuerdo que cuando era niña cuando veníamos a Pontevedra, al centro, decíamos ‘‘voy al pueblo''». Casualidades de la vida, del barrio de la Eiriña también era Emilio Pérez Touriño, quien fue presidente de la Xunta entre el 2005 el 2009. «Era vecino de mis abuelos», acota.
«Mi padre siempre quería que estudiase, que fuésemos a la universidad porque él no había podido. Le había tocado ser un niño y un joven de la posguerra», refiere a la hora de hablar de su paso por Preu —preuniversitario— antes de recalar en Santiago: «La universidad marcó un antes y un después para todos los jóvenes que antes teníamos la suerte, porque era un privilegio, de poder ir a la universidad. Cuando yo hice Preu solo había uno en toda Pontevedra. Siempre lo pongo de ejemplo de la transformación, de los cambios tan bestiales que se han producido», subraya rememorando su época universitaria en la que, de alguna manera, se tuvo que alejar «de aquellos amigos del alma, de aquellos primeros amigos de mi adolescencia, con los que siempre he mantenido una relación de cariño».
En este punto, la pregunta de cuando le picó el gusanillo de la política arranca una sonrisa en Maica Larriba, quien confiesa que fue en Santiago. No obstante, matiza que cuando llegó al instituto procedente de un colegio de monjas «vi que era un mundo distinto. Empecé a tener contacto con algunas personas que luego fueron definitivas en mi vida, como las hermanas Adrio, conocí a profesores que hablaban distinto, decían cosas que no había oído hasta aquel momento y que despertaban mi interés», pero insiste en que el paso definitivo lo dio en la capital gallega —es licenciada en Geografía e Historia y catedrática desde 1996—. «Allí tome conciencia política (...). Tomé contacto con la clandestinidad con el movimiento estudiantil. No es que yo fuera una líder estudiantil, ni mucho menos», apunta sin olvidar el «esfuerzo enorme» que tuvo que realizar su padre, ya que, en un momento dado, eran tres los hermanos que estaban estudiando fuera de casa, circunstancia que le hizo regresar a la ciudad del Lérez.
En Santiago se quedó su novio, quien se terminaría convirtiendo en su marido y padre de sus dos hijos, mientras la también secretaria general del PSdeG-PSOE en la Boa Vila comenzó a preparar las oposiciones de educación. Aprobó y su primer destino fue Vigo «en un momento en el que había una explosión de ganas de saber, de conocer, de apertura. Aquello me marcó para siempre», reflexiona, al tiempo que apunta que «mi vida entera ha estado dedicada a la enseñanza. Tuve la suerte de empezar a trabajar en la Transición».
¿Y cómo era Maica Larriba como profesora? «Creo que he sido muy proactiva (...), que siempre tuvo una gran proximidad con sus alumnos. He procurado estar a su lado para enseñarles lo poco que yo sabía, pero también para abrirles la mente. Creo que he sido un profesora cercana, aunque es cierto, con bastante autoridad en el aula. No es fácil mantener ese equilibrio», responde.
En cuanto a su carrera política, quien considera que fue su referente, pero también amigo, y a quien conoció a través de sus hijas, fue quien la convenció de dar el paso. Gonzalo Adrio le pidió que le acompañase en la lista del PSOE en las municipales. «Yo no era militante. Era una persona de izquierdas activa y no me podía negar. Fui como independiente», si bien, y ya como concejala, decidió ingresar en este partido a finales de la década de los ochenta.
Con Pérez Touriño fue delegada provincial de la Consellería de Presidencia y desde julio del 2018, Maica Larriba es subdelegada del Gobierno en Pontevedra, pero «yo soy, de los pies a la cabeza, una profesional de la enseñanza. Ha sido mi vida, mi pasión», remarca, al tiempo que recuerda que fue el entonces delegado Javier Losada quien le ofreció ser subdelegada: «Fue fuerte. Le dije que ni tenía que pensarlo».