Roban una silla de ruedas a una mujer con parálisis en un parque de Pontevedra

Nieves D. Amil
Nieves D. Amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Ramón Leiro

«La habíamos dejado en la plaza mientras intentaba caminar un poquito y se la llevaron», señala el hijo de María del Carmen Domínguez, que aún no se puede creer lo ocurrido

26 ene 2022 . Actualizado a las 19:13 h.

María del Carmen Domínguez todavía no se lo cree. Tampoco su hijo Sergio, que cuando esta mañana se despertó, seguía pensando en «como puede haber gente tan desalmada» para robarle la silla de ruedas a su madre. Eso es lo que le ocurrió este martes a esta familia en Pontevedra a la que le cuesta salir de su asombro. Cada tarde, Sergio lleva a su madre hasta la plaza de Galicia para sentarse un ratito en uno de los bancos e intentar caminar algo. Sufre una parálisis supranuclear progresiva, un tipo de párkinson, y apenas puede caminar dos minutos sin tener que descansar. «Bajamos todos los días, dejamos la silla e intentamos andar un poquito. Al cansarse, nos sentamos en el banco y ayer, cuando fui a coger la silla de ruedas, vi que no estaba», lamenta el hijo de María del Carmen, que no pueden entender como se puede ser tan ruin para llevarse un vehículo vital para el día a día de esta familia. «A mi madre le diagnosticaron la enfermedad hace un par de años y más que temblores, tiene pérdida de equilibrio. Afortunadamente puede caminar, pero se cansa mucho. En casa puede moverse sin ella, pero en la calle, no. Necesita la silla», explica Sergio Fontán.

En un primer momento pensó que se trataba de una gamberrada, pero si fuese así aparecería la silla. Y eso todavía no ha ocurrido. Lo primero que hizo fue denunciarel robo a través de las redes sociales y ya de noche, después de dejar a su madre en casa para que descansase, acudió a la Policía Local para poner una denuncia en la que detalla lo ocurrido. En la silla de ruedas, iba también una mantita con la que María del Carmen se protege del frío y una bolsa con la medicación. «Acabábamos de comprarla en la farmacia y no la pudo tomar, pasó una noche horrible, casi sin dormir», apunta Sergio, que lamenta que estos sucesos sean más habituales de lo que uno piensa. «Hace un tiempo, un hombre colgó un cartel en la pastelería Capri diciendo que le habían robado su silla motorizada», explica mientras ayuda a su madre a levantarse para dar unos pasitos hasta el siguiente banco.

María del Carmen no podrá salir a pasear este miércoles a donde lo hace cada día. A pesar de que la plaza de Galicia está muy próxima a su vivienda, el camino se le hace demasiado largo para recorrerlo. Su fuerza de voluntad es tan grande que con calma pudo regresar ayer a su casa, en García Camba y bajar a una consulta médica, pero cien metros son para ella un abismo. «Está bien, se lo tomó con calma, aunque no oculta su disgusto», reconoce su hijo, que además recalca que se trata de una silla manual que le prestó la Seguridad Social. Con la denuncia en la mano, tendrá que ir al centro de salud para contarle lo ocurrido y buscar una alternativa para que su madre regrese a sus paseos diarios. Ella, sentada en un banco de la calle en la que vive, se resigna. Su hijo, por si algo falla, ya se ha puesto en contacto con una empresa que las alquila. «Si tengo que pagar, es un mal menor. No puede estar sin salir», explica Sergio, que al menos espera que alguien pueda darle una pista de lo que ocurrió la tarde de este martes.

Tan pronto como subió el robo a las redes sociales, sus amigos convirtieron lo sucedido en un hecho viral compartiéndolo en varios grupos y dando ánimo a la familia. «Quién me iba a decir a mí ayer que acabaría así el día», dice con resignación después de haber sufrido un robo incomprensible que ahora los ata a una calle de apenas doscientos metros.