Joaquín Pajarón, humorista: «Sale más caro un centollo que venir a verme a mí»

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

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El cómico asturiano recala el 12 de febrero en Pontevedra consciente de que «nadie hace bien el acento gallego»

01 feb 2022 . Actualizado a las 13:39 h.

El próximo 12 de febrero, el humorista Joaquín Pajarón (Oviedo, 1978) recala en el Pazo da Cultura (21 horas, desde 18 euros) de Pontevedra con la versión 2.0 de su espectáculo #Endemasia con el que ha triunfado en los escenarios de su Asturias natal. «Es un espectáculo de comedia muy cañero. Estoy entre hora y media y dos horas en el escenario hablando de cosas cotidianas con mi acento asturiano. Pienso que no podemos perder nuestra esencia, aunque, a veces, parece que el humor solo lo pueden hacer los andaluces. Me di cuenta cuando salí fuera de Asturias a Madrid, a Bilbao, León, Santander... que la gente se siente identificada con lo que estoy contando. Lo puedo decir con acepto asturiano, pero son cosas que nos pasan a todo el mundo, como ir a la playa y ver a un madrileño entrar en el agua».

—¿Es de los que cree que existen distintos tipos de humor dependiendo de la geografía?

—Sí, hombre. Al final, el andaluz ya se está riendo mientras está contando el chiste. Joaquín, el jugador del Betis, cuenta un chiste y ya te estás riendo con la segunda frase porque ya va con esa risa. En el norte, no. Aquí jugamos mucho con el humor estando enfadados y estando muy serios, y me parece muy guapo. Veías a los Monty Python y te hacían comedia serios. Los catalanes tienen otro rollo. Cuando veo Land Rober o a Os Tonechos los siento identificados con Asturias. Llevo varias semanas viendo la TVG a ver si pillo algo y, joder, habláis muy rápido. Es como que arranca la moto y automáticamente metéis segunda. Estoy preparando un vídeo con expresiones gallegas para redes sociales para vender entradas. Soy un pesetero.

—¿Es su primera gira por Galicia o ya la conocía?

—A Galicia le tengo muchísimas ganas, pero, además, desde ha mucho tiempo. Cuando empezamos esta gira tiramos hacia Bilbao, Santander, León... y nos costaba actuar en Galicia. No encontrábamos la manera de actuar aquí y luego vino lo del confinamiento y las restricciones, que nos impidieron venir. Desde que nos dijeron que íbamos a Pontevedra, tengo unas ganas terribles. Creo que el pueblo gallego me va a entender mucho más que el resto. Eso sí, pisé Galicia cuando jugaba al fútbol, que nos tocó jugar contra el Negreira en play off y nos eliminaron, me tocó jugar contra el Xove Lago y estuve de vacaciones en Sanxenxo con unos amigos a pillar una moña guapa, pero actuar, no. Tengo muchas ganas y me da un poco de respeto, con la responsabilidad de que tengo que hacerlo bien.

—Habla de la pandemia, ¿cómo se la tomó un cómico como Joaquín Pajarón?

—Joder. A mí me partió porque justo estrené en Asturias el espectáculo y llené dos veces el Filarmónica vendiendo las entradas en tres horas... Y de repente nos metieron en casa. Para una vez que me va bien en 43 años que tengo me meten en casa. Lo que hice fue intentar aprovechar un poco las redes sociales, para sentarme delante del ordenador y hacer directos para Instagram. Aunque hice cosas que me fueron abriendo las puertas, entrevistas con Santi Cazorla o David Silva, pero fue muy duro. No es lo mismo ponerse a hacer el tonto delante de un ordenador y que las reacciones que tienes es a través de un teclado que te ponen «jajaja» que actuar en un teatro. Es como el cibersexo, que está muy bien que me enseñes una teta con la videollamada, pero yo quiero tenerla delante.

—¿Qué es lo más complicado de hacer reír?

—Cuando estoy en el teatro, los primeros minutos, que el público entre en el juego, que los consigas llevar a tu terreno, a tu forma de hacer humor. Faemino y Cansado o Tip y Coll son lo máximo, pero conozco gente que dice «a mí no me hacen gracia». Y son los mejores, son los Messi del humor. Siempre se puede tirar de lo más básico, del «caca, culo, pedo, pis», pero yo intento que entren en mi rollo. Es como ir a una cena y que alguien cuente chiste. Hay gente con la que entras y te ríes, y otra de la que dices que «no tiene ninguna gracia». Y una vez que entran a mi mundo, a Pajaronía, luego ya es más fácil y entienden a ese personaje repugnante que se queja de todo, pero que, en realidad, no está enfadado.

—¿Cómo invitaría a la gente a que acudiera al espectáculo?

—Podía pegarme una vacilada diciendo que, hasta ahora, en todas las actuaciones que hice no tuve mala crítica. Lo bueno del humor es que tienes la reacción de público instantánea, sabes si funciona o no. Y esto es muy básico, es reírse. Creo que voy a conseguir que te rías durante dos horas y no es caro. Te sale más caro un centollo que venir a verme a mí. Estamos en un momento que si no nos reímos un poco de nosotros y de todo lo que nos está pasando, nos amargaríamos enseguida. Además, siempre hago un inicio referido al sitio al que voy y en Pontevedra lo haré también, siempre siendo muy respetuoso, sobre todo con la cultura y las tradiciones, pero me gusta reírme de todo. Eso sí, hay una cosa que me da mucha rabia y es que la gente imite el acento gallego. Nadie hace bien el acento gallego. Todos piensan que lo hacen bien, pero nadie sabe y yo lo voy a trabajar. No es lo mismo uno de Pontevedra que uno de A Coruña. Aparte de que se exagera mucho, canta mucho y yo tengo el problema de que acabo tirando para el italiano o el portugués. Por cierto, el campo de fútbol, el de Pasarón y yo me apellido Pajarón. Creo que hubo un error y el campo es mío. Así que ya le diré a Charles que este mes le subo la ficha.