A pie de calle buscando trabajo en Pontevedra: «Me vale de lo que sea, lo necesito»

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

María Tartaglia, que llegó desde Venezuela hace cuatro meses y medio, busac trabajo en Pontevedra para poder mandar dinero a su familia.
María Tartaglia, que llegó desde Venezuela hace cuatro meses y medio, busac trabajo en Pontevedra para poder mandar dinero a su familia. Ramón Leiro

María, con una dura historia como migrante, Andrea o Laura empapelan la ciudad anunciándose para conseguir un empleo. No lo tienen fácil

22 ene 2022 . Actualizado a las 20:06 h.

La prueba del algodón no suele fallar: cuando se llama por teléfono a las personas que cuelgan carteles en la ciudad de Pontevedra ofreciéndose para trabajar como limpiadoras, cuidadoras de ancianos, ayudantes de cocina o niñeras el perfil siempre es el mismo. Se trata de mujeres y, en un porcentaje alto, migrantes. Muchas de ellas utilizan este método para buscar trabajo porque no tienen todavía regularizada su situación en el país y, por tanto, no pueden estar anotadas en el paro ni tener un contrato. Otras sí cuentan con los papeles en regla. Pero, igualmente, sienten que es más efectivo dar a conocer sus aptitudes en anuncios que cuelgan por las calles que en otros foros. Es el caso de María Tartaglia, que llegó a Pontevedra hace cuatro meses y medio. En su cartel se autodefine como «señora responsable busca empleo». Pero, en realidad, tiene solo 36 años. Y una dura historia detrás.

María Tartaglia señala que cuenta con pasaporte europeo y todo en regla para poder trabajar con contrato —tuvo uno recientemente—. Se fue de Venezuela, donde trabajaba en el sector de la producción de aves y también de taxista, dejando atrás a un hijo de once años con una discapacidad, algo que lleva clavado en el alma. Llegó a Pontevedra con un objetivo único: «Quiero mandar dinero a mi madre y a mi niño», dice. Pero reconoce que no está siendo fácil. Consiguió un trabajo en un restaurante, pero fue temporal: «Me botaron, me dijeron que no podían tener a dos personas en ese momento», explica. Ahora busca de nuevo empleo: «Me gustaría trabajar de ayudante de cocina, pero también me vale de lo que sea. Lo necesito. Ahora llevo quince días ya sin trabajar», sostiene.

Andrea es otra de las mujeres migrantes que se ofrece para trabajar en los carteles que pueblan las paredes pontevedresas. Ella llegó hace unos meses de Colombia y todavía no tiene totalmente regulada su situación, lo que la empuja a emplearse en negro. ¿Encuentra dónde? «Algo sí que me va saliendo, cuidando a personas mayores sobre todo. Pero tienes que combinar varios para poder salir adelante», dice.

Sus testimonios no le sonarán raro a otras mujeres en Pontevedra. Porque basta con ir a la calle Michelena y ver que, en una sola pared, hay alrededor de diez carteles a puño y letra de personas que buscan trabajo.

«Tengo 30 años e hice dos ciclos formativos, pero el único contrato que tuve fue el de las prácticas» 

Laura también tiene colgados por la ciudad carteles ofreciéndose para trabajar. En su anuncio se presenta con su nombre y dice lo siguiente: «Soy una chica joven con ganas de trabajar en limpieza general de apartamentos, oficinas... y con ganas de trabajar cuidando niños, llevarlos y cogerlos en el cole o ayudarles con las tareas por las tardes. Mi disponibilidad en Pontevedra centro es total». ¿Le dio resultado? Ella explica que sí le llamaron para alguna ocupación temporal, tanto de limpieza como de cuidado de niños. Pero ahora le toca volver a buscar porque está parada de nuevo. Señala que los carteles le dieron más rédito que estar anotada en el paro. Y explica: «Llevo diez años en la lista de desempleados pero nunca me llamaron para ofrecerme nada».

Afirma luego que sí tiene formación y que cuenta con disponibilidad para trabajar por la mañana y por la tarde: «Tengo dos años e hice dos ciclos formativos, pero el único contrato que tuve fue el de las prácticas. Hice un ciclo de administrativa y otro relacionado con el comercio». Su ilusión sería trabajar de dependienta o en la gestión comercial. Pero por ahora lo ve «difícil».

La hostelería demanda mano de obra en Sanxenxo y en Pontevedra se piden carretilleros 

Por esas paradojas que siempre muestra el mercado laboral, así como hay muchas personas que no topan empleo en la comarca de Pontevedra —los últimos datos del paro refieren a que el 2021 se cerró con un alza del desempleo en ocho concellos—, también existen empresarios que no logran encontrar mano de obra, sobre todo en los sectores de la hostelería y la construcción. A ese respecto, tal y como se recoge en el portal de empleo del Concello de Sanxenxo, actualmente hay varias ofertas para trabajar como cocinero o como pinche en hoteles y restaurantes de Noalla, Portonovo y O Grove. En algunos casos el puesto es para todo el año, aunque lo habitual es que estas ofertas se circunscriban a la temporada.

En el portal de trabajo que también tiene el Concello de Pontevedra —que puede encontrarse en el Facebook por el nombre de Ponteempregolas ofertas en vigor actualmente se centran en el sector industrial. Se piden carretilleros con experiencia en el ramo de la alimentación o, también, personal para fábrica que esté familiarizado con el trabajo en cadena. Otras ofertas en marcha requieren limpiadores y también repartidores, como un anuncio que hay en el que buscan una persona que prepare pedidos y luego los lleve a domicilio en Marín. Se necesita carné de conducir para este empleo. Pueden tener también oportunidad los docentes de inglés o los monitores de tiempo libre, ya que son otros dos perfiles que se demandan.

La fundación Amigos de Galicia, en su boletín laboral, recoge este mes ofertas de empleo en Pontevedra o Moraña. Por ejemplo, Froiz busca un frutero. Y en Moraña se demanda un cocinero.