En la ruina por un andamio: la pesadilla que viven ocho comerciantes de Pontevedra

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Hace dos años y medio que, a cuenta de una obra de la comunidad, se tapó con una plataforma la fachada de un edificio de Rosalía de Castro. La mejora sigue atascada

21 ene 2022 . Actualizado a las 17:56 h.

La palabra esperpento no casaría mal para definir lo que está pasando en un edificio de la calle Rosalía de Castro de Pontevedra. Hace dos años y medio, la comunidad de propietarios contrató una obra —para aislar la fachada y los patios interiores—. Calculaban que como mucho estarían 18 meses empantanados con los andamios delante de las viviendas y los bajos. Pero la mejora se ha retrasado por múltiples factores —con algún parón incluido— y la plataforma colocada, totalmente tupida y que obliga a los viandantes a pasar por un túnel, sigue ahí. La consecuencia es que hay alrededor de una decena de negocios que quedan tapados e invisibilizados y que, a cuenta de esta pesadilla, se están hundiendo. El andamio se movió de sitio una vez —se desplazó unos metros—. Pero hay locales, como una floristería, que lo tienen delante desde el inicio. Otros llevan más de un año esperando a que lo saquen. Y la obra, de momento, continúa atascada.

Las lágrimas se le vienen a los ojos a Eva Domínguez, de la panadería Tía Ádega. Ella alquiló un local en junio del año pasado para poner su negocio. Como estaba el andamio, esperó unos meses a ver si lo sacaban. Pero, en noviembre, tras meses pagando la renta y con la panadería cerrada, inauguró. «No nos conoce ni nos ve nadie. En Navidad hasta pusimos un belén en el andamio para que nos viesen, es terrible. Hay días que no vendo ni un café. Llamé al Ayuntamiento y me dijeron que ellos, si no se presenta una denuncia, no actúan. ¿Cómo voy a denunciar yo a los vecinos, si acabo de abrir?», lamenta.

Esa misma impotencia siente Carmina Mora, de la tienda de ropa Bess Two: «Creo que hay clientas que hasta me compra ya por caridad. Es imposible resistir así, la gente cree que la tienda cerró porque desde la acera no la ven». Y su testimonio se asemeja al de Silvia Díaz, que está al frente de una tienda de telas llamada Bendrell e igualmente metida bajo el andamio: «Nos estamos ayudando unos a otros porque esto es la ruina», enfatiza.

 El doble castigo de María

María Rey, que gestiona en otro bajo de ese edificio un bar llamado La Audiencia, señala que sufre un doble castigo. Su negocio estaba antes ubicado en Raíña Victoria. Lo trasladó, precisamente, porque le colocaron un andamio delante. Empezó de nuevo y con ilusión en Rosalía de Castro y al poco tiempo le plantaron de nuevo el andamio delante. Reconoce que no puede más. Y lo hace en un día en el que, además, están lavando la fachada y los plásticos que recubren la plataforma echan agua a chorro, literalmente, en la cabeza de los clientes que cruzan su puerta: «Esto es así a diario, no avisan ni nada. Y a veces me cortan el agua sin habérmelo advertido», dice.

En la floristería Xeitosa dan la misma versión. A favor de su dueña, Carmen, juega que lleva treinta años ahí, pero espeta: «Me jubilo hoy [por ayer], pero protestaré contra esta injusticia hasta el último suspiro».

«Los vecinos nos desesperamos, el retraso es terrible y estamos a punto de perder una subvención» 

La comunidad de propietarios del edificio de Rosalía de Castro que lleva dos años y medio con un andamio delante está tan enfadada como los comerciantes. Uno de sus portavoces, señalaba con bastante impotencia: «Los vecinos nos desesperamos, el retraso es terrible y estamos a punto de perder una subvención que nos dio la Xunta para hacer la obra. A ver cómo logramos arreglar esto». Luego, señaló también que la obra empezó a sufrir retrasos y que fueron comprobando que «con esta empresa todo son informalidades». Explicó también que en los últimos tiempos la mejora se paró por falta de material y que la propia comunidad medió para pedirlo. Creen que llegará a finales de marzo y que emplearán alrededor de mes y medio en lograr colocarlo. Por tanto, calculan que casi hasta mayo no se quitaría el andamio. La comunidad se solidariza con los comerciantes afectados.