Pilar Señoráns, histórica líder vecinal de Pontevedra: «No podemos bajar la guardia»

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

ADRIÁN BAÚLDE

La presidenta de la Asociación de Vecinos de Santa María no duda de que el actual casco histórico de la capital «es un lujo»

16 ene 2022 . Actualizado a las 20:00 h.

Son muchos los que recuerdan aún cómo en los ochenta y comienzos de los noventa, la zona del Campillo de Santa María, en el casco histórico de Pontevedra, era una zona proscrita, donde la presencia de la heroína era palpable. Con el paso del tiempo, el espacio que ocupaba la droga fue tomado por el botellón. No es de extrañar, por tanto, que cuando Pilar Señoráns (Pontevedra, 1960) comunicó a los suyos su intención de residir en este entorno de la zona monumental de la ciudad del Lérez fueron muchos, sino todos, los que se llevaron las manos a la cabeza. Hoy no tendrían problema en acudir, por poner un ejemplo, a alguno de los conciertos que, en la época prepandémica, se organizaban allí. «Nos aventuramos a restaurar una casa y mucha gente, mis padres incluidos, pensaba que era una locura», incide rememorando que ya entonces mantuvo la filosofía de que «la zona es buena y que lo que tienen que cambiar son los hábitos. Ahora se está rehabilitando bastante, a pesar del tiempo que tardas con los permisos, y esto implica, en términos generales, que vengan matrimonios jóvenes cuando antes la media era gente más mayor».

Antes de que la droga entrase en el Campillo, este era un punto de reunión en la que los pontevedreses disfrutaban del vermú, del chiquiteo y de las tertulias juveniles. Tras la heroína vino el botellón y con el, las noches de insomnio, las peleas callejeras y el vandalismo. Fueron años de movilización social que culminaron cuando en el 2008 se impulsó el botellódromo prohibiéndose el consumo de alcohol en la vía pública.

El presente del casco histórico pontevedrés no se puede entender, ni disociar, de la lucha que los vecinos, con Pilar Señoráns al frente, emprendieron por recuperar este entorno para la ciudadanía. De hecho, no cabe duda de que la figura de la presidenta de la Asociación de Vecinos Santa María está irremediablemente ligada a esta reconquista. Echando la vista atrás, no duda en reconocer que, «de como estábamos a como estamos, estamos fenomenal. La remodelación que se hizo en los últimos años en todo el casco histórico ha sido positiva. Concretamente, el Campillo de Santa María se abrió hacia Arzobispo Malvar y la ría para los que vivimos aquí como para los que vienen a esta zona», destaca al respecto.

ADRIÁN BAÚLDE

En este sentido, Señoráns remarca que la ordenanza contra el botellón —entre otras medidas, estableció la habilitación de un botellódromo en la otra margen del Lérez, en las proximidades del Recinto Feiral— «fue decisiva para conseguir una convivencia ciudadana, una convivencia para poder dormir». De igual modo, valora la ordenanza que regula los locales de copas y hostelería, aunque matiza que han recibido bastantes quejas de vecinos del entorno de la plaza de Abastos. «Estamos en ello y ya lo hicimos constar a nivel municipal. No podemos bajar la guardia, pero, en líneas generales, la zona histórica está bien».

Esta visión no oculta el hecho de que aún se perciban cosas mejorables en otros ámbitos. A este respecto, la dirigente vecinal alude a los trámites «mejorables» para la rehabilitación de viviendas: «Deberían agilizarlos más y no ser tan estrictos. Sí que haya un orden, lo que es lógico y coherente para que los cascos históricos conserven ese tipismo que las caracteriza, pero hay que dinamizarlos. Esa tardanza hace que la gente se canse y opten por no vivir en la zona monumental marchándose a otras áreas. Que haya personas, que haya niños, da una dinámica muy importante a cualquier zona y creo que el casco histórico de Pontevedra creo que carece un poco de esto», señala al respecto remarcando, en todo momento, que es su opinión personal.

La paulatina transformación del casco histórico se percibe, según resalta, en el hecho de que «los bares, en general, están cumpliendo la normativa, pero ni los vecinos, ni los responsables municipales pueden bajar la guardia», Asumiendo que la crisis económica no solo ha causado estragos en muchos cascos históricos, sino también en sus calles más comerciales —«están cerrando multitud de negocios»—, Pilar Señoráns echa en falta en la de Pontevedra algo más de diversidad en los negocios que se asientan en este punto de la capital provincial. «A lo mejor, si se dieran más facilidades para la apertura, creo que se dinamizarían un poquito más. No solo es importante que haya bares en la zona antigua. El copeteo y el tapeo está muy bien, pero se necesita algo más», remarca aludiendo a un fenómeno que no es, ni mucho menos, exclusivo de la ciudad de Pontevedra.

En todo caso, no duda en definir el casco histórico actual «es un lujo», pero que, «como todo en la vida, se puede mejorar», concluye esta histórica dirigente vecinal.