Marta, la hostelera que se reinventa a la fuerza... pero feliz

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Marta, delante de la fachada del nuevo local que abrirá, que parece una metáfora de su existencia, ya que cuando algo se tiñe de oscuro ella siempre busca la parte más luminosa.
Marta, delante de la fachada del nuevo local que abrirá, que parece una metáfora de su existencia, ya que cuando algo se tiñe de oscuro ella siempre busca la parte más luminosa. RAMON LEIRO

Cuando la crisis de la construcción la dejó en la estacada, descubrió su vocación emprendedora. Ahora le toca cerrar su exitosa tapería de la zona histórica y reiniciarla en otro lugar

14 ene 2022 . Actualizado a las 10:33 h.

Con la hostelera pontevedresa Marta García Justo (Pontevedra, 1971) se cumple bien esa frase que ahora adorna tantas camisetas y otros artilugios, y que dice: «Si la vida te da limones, haz limonada». Pues ella la hace. A los 50 años, está a punto de su tercera (o incluso cuarta) reinvención laboral. No son cambios que ella desease. Sin embargo, los afrontó y afronta con una sonrisa admirable y con una fortaleza inversamente proporcional a su aspecto menudo.  

Vayamos al principio. Marta, de profesión inicial delineante, trabajó durante dos décadas en un estudio de arquitectura. Su vida laboral parecía perfectamente encauzada y estable cuando la crisis del ladrillo llamó a la puerta. Tras tantos años de trabajo, en el 2009 se vio en el paro y abocada a reciclarse laboralmente, puesto que su sector no daba muestras de revivir a corto plazo. 

Con las agallas que la caracterizan, comenzó a formarse a contrarreloj, buscando algo que le gustase y que le permitirse seguir adelante. Un curso de hostelería en el CIFP Carlos Oroza hizo que viese la luz. Y que pensase que ese conocimiento adquirido, sumado a su ADN imaginativo, podían traducirse en un proyecto empresarial. Y así fue. Hace diez años, en el 2012, abrió una tapería en la zona monumental de Pontevedra a la que bautizó como Meigas Fora. El local, tocado con su singular mano, comenzó a hacerse un sitio entre la oferta gastronómica pontevedresa. Y ella misma reconoce que vivió años muy buenos, con los peregrinos del Camino Portugués o el creciente turismo de Pontevedra dándole oxígeno continuamente. 

Llegó el covid y las cosas se pusieron feas detrás del mostrador. Marta García, cómo no, fue una de las hosteleras que luchó por visibilizar la desesperación del sector. Así, junto a otros compañeros, se marchó andando a Madrid para visibilizar esa agonía por la que estaban pasando. Igualmente, le escribió una desgarradora carta a la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, en la que le explicaba que era muy consciente del peligro del covid, que se llevó por delante a su padre, pero en la que también le pedía que no se culpabilizase a la hostelería de la pandemia. La misiva incluía una frase demoledora: ««La crisis del 2008 me llevó al paro. Este domingo el covid-19 ya se llevó a Fernando, mi padre. No permita que se lleve también mi futuro y el de las familias de mis empleados».

La pandemia fue avanzando y, malamente, las cosas se fueron recomponiendo para el sector hostelero. Marta reconoce que la situación se había reconducido y el Meigas Fora volvía a ser el negocio viable y maravilloso de antes del covid. Sin embargo, este domingo, vía Facebook, Marta anunciaba que el local estaba a punto de cerrar sus puertas. ¿Por qué? «Nosotros lo tenemos alquilado y el casero lo quería vender. Nos hizo una oferta que para nosotros era inasumible y finalmente fue vendido a otra persona. Así, se nos acaba el contrato y nos tenemos que ir». 

Marta se enteró de esta circunstancia hace un mes. Reconoce que los primeros días le costó asimilarlo pero, como siempre le pasa, ahora le ve más ventajas que inconvenientes a lo ocurrido. Cree que este cambio obligado es una oportunidad para mejorar el proyecto. Ya ha buscado un nuevo local, ubicado en la calle Princesa (al lado de la emblemática La Navarra) y ahí va a montar, en cuanto sea posible, el nuevo Meigas Fora. Mantendrá el espíritu del anterior, pero variará la oferta, que se sustentará en los buenos vinos y la tapería. Dice que este es solo el primer paso de algo más grande que tiene en mente, tipo restaurante, pero del que todavía no se atreve a hablar. Si este último proyecto cuaja, Marta volverá a reinventarse con éxito. Con ella, la llevan cruda los Hombres G. Porque a esta Marta, por descontado, nadie le marca el paso. Ni siquiera los sinsabores vitales.