Santa Clara: regalo o ahorro

Eugenio Giráldez
Eugenio Giráldez PONTEVEDRA LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Jornada de puertas abiertas en los jardines y la huerta del convento de Santa Clara, en Pontevedra
Jornada de puertas abiertas en los jardines y la huerta del convento de Santa Clara, en Pontevedra Ramón Leiro

La cesión del convento, protocolizada entre el Concello de Pontevedra y la Diputación solo dos semanas después de la compra a las monjas, obedece a una lógica presupuestaria

01 ene 2022 . Actualizado a las 19:20 h.

Mientras la ciudadanía acude por millares durante este fin de semana a la invitación municipal de puertas abiertas para descubrir parte de «lo desconocido»: el huerto, jardines y claustro del convento de Santa Clara; la clase política local se ha enzarzado en un debate sobre la oportunidad de ceder el cenobio, recién comprado, a la Diputación Provincial, conforme el protocolo firmado el martes.

Una operación de cesión que puede parecer chocante. Hasta apresurada, y que, sin embargo, me adelanto a celebrar porque creo que obedece a una lógica económica y de calendario. Tanto por el músculo financiero, como por las previsiones presupuestarias de una y otra instituciones públicas.

Reitero que la compra del convento por el Ayuntamiento fue barata. Pero lo que viene a continuación, tiene mucho peligro. Va a costar muchísimo dinero. Ya se han dicho estimaciones de 8 millones, luego 12 y ahora ya se habla de 20 millones de euros, hasta que se logre rehabilitar ese recinto religioso de clausura, con 750 años de antigüedad, en un espacio museístico adecuado a las exigencias del siglo XXI. Nos recuerda al coste final del «nuevo Pasarón» ¿verdad?

Por tanto: traspasar el convento a la Diputación mediante esa cesión, no es un regalo, sino un ahorro. Librará al bolsillo de todos los pontevedreses de la capital, es decir al erario municipal, del gasto de un montón de dinero durante años y años.

Sorprendente Rafa Domínguez

Me ha sorprendido la reacción del jefe de la oposición municipal ante el protocolo firmado por el alcalde y la presidenta de la Diputación. Para Rafa Domínguez se estaría regalando a la Diputación una propiedad recién adquirida por el Concello, por tanto, patrimonio de todos los vecinos de Pontevedra. Aunque el portavoz municipal sí está de acuerdo con el uso museístico que se persigue. Por lo que no veo cómo puede sostener que se estaría escamoteando a la ciudadanía la capacidad de decidir qué hacer con el convento, cuando la finalidad parece obvia y es compartida.

Creo que Rafa Domínguez no ha calculado suficientemente la primera reacción que tuvo. Si pensase en términos de que en 2023 o en 2027 puede ser alcalde de Pontevedra, no creo que quisiera tener hipotecados sus presupuestos municipales con un «marrón» como el que supondría el mantenimiento del Convento de Santa Clara, en caso de seguir bajo responsabilidad municipal.

Es evidente que parto de la premisa de que será Diputación Provincial quien se hará cargo de las inversiones necesarias para adecuar el Convento al uso como espacio de exposición que se deduciría de su adscripción al Museo de Pontevedra. El presumible gasto que supondrá, pagaría sobradamente la cesión (¿gratuita?) que se acaba de firmar.

Para rematar con los números: el Concello acaba de presentar el proyecto de presupuestos municipales para 2002, cifrado en 86 millones de euros, de los que 12 son para inversiones. Diputación Provincial anuncia un presupuesto de 180 millones de euros, del que más de la mitad se asignará a inversiones, Plan Concellos y organismos dependientes, como el Museo.

Mosquera, pieza clave

Recordemos que fue el 1 de diciembre cuando el alcalde firmó la compra-venta ante notario con la abadesa de la Orden y entregó el cheque de 3,2 millones de euros. Y que 13 días después, el regidor firmó con la presidenta de la Diputación, el protocolo de cesión que se materializará en 2022.

Como ya escribí en ocasiones anteriores, César Mosquera es la pieza clave para dar un sentido de futuro a la compra del convento y su futura utilización. El doble papel de Mosquera, como concejal lugarteniente de Lores y como vicepresidente de Carmela Silva, permitió muñir desde hace meses, los tempos de la operación. A él mismo se le escapó en la rueda de prensa del lunes, cuando admitió que «levamos meses traballando neste asunto». Su doble condición de cargo público en ambas instituciones, sirve como garante. Tanto para que se afronte la futura inversión de fondos públicos en la rehabilitación del Convento, como en garantizar el libre uso público de la parte exterior del recinto —huerta, jardines y claustro— que supondrán un «pulmón verde», en pleno centro urbano de la capital.

Cuando César Mosquera afirma —como hizo— que «a un 95% de probabilidades poderase dar un uso museístico ao convento», es que la cabeza matemática del concejal y vicepresidente ya tiene súper claro que así será a partir de 2022. De hecho, también se le escapó en la comparecencia del lunes que, en los presupuestos del Museo de Pontevedra (7 millones de euros anuales), ya se había contemplado una primera dotación para acometer la transformación del convento en un espacio de exposición, mediante un concurso de ideas y de viabilidad que debería sustanciarse en el primer semestre del año próximo.

En el planteamiento de la Diputación hay, sin embargo, una parte de trampa política. Tanto Carmela Silva como el mismo Mosquera han apelado a la colaboración de otras instituciones (Xunta de Galicia, Gobierno Central y Unión Europea) para cofinanciar la reconversión de Santa Clara. De momento, ya han conseguido atrapar en la telaraña a la Xunta pues la reacción verbalizada por el vicepresidente Alfonso Rueda no evidenció entusiasmo alguno ante semejante posibilidad