Santa Clara y Pontevedra, 750 años mirándose

Serxio Barral Álvarez
Serxio Barral PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Recreación del convento y la huerta de Santa Clara realizada por el Concello de Pontevedra
Recreación del convento y la huerta de Santa Clara realizada por el Concello de Pontevedra CONCELLO DE PONTEVEDRA

Breve historia de la relación del convento con la ciudad y de la negociación para su compra

16 dic 2022 . Actualizado a las 13:10 h.

El 1 de diciembre del 2021 es una fecha que ya quedará escrita con letras destacadas en la historia de Pontevedra. Ese día, el Concello y la Orden de las Clarisas cerraron la operación por la que el convento de Santa Clara dejó atrás definitivamente 750 años de clausura y pasó a ser un bien público, patrimonio de todos los pontevedreses. El alcalde, Miguel Anxo Fernández Lores (BNG), y la abadesa de Santa Clara, Victoriana Jorque, firmaron ante notario la escritura de compra-venta, cifrada en 3,2 millones de euros.

El origen

Año 1271. La orden de las Clarisas está vinculada a Pontevedra desde el siglo XIII. El convento se construyó extramuros, gracias a la donación de una noble pontevedresa, Mayor Pérez, esposa de Fernán Núñez de Aldán. Era el segundo convento que abría la orden en Galicia, tras el de Santiago (fundado en 1260). En el siglo XIV el convento fue ampliado, y los historiadores recogen que se convirtió en el «lugar preferido por los más ilustres linajes de la villa para retiro de sus hijas que prolongaban en exceso su soltería». Precisamente por ello fue favorecido prácticamente desde su fundación por donaciones privadas que incrementaron notablemente el patrimonio y las rentas de las monjas clarisas que lo habitaban en régimen de clausura. Estas donaciones hicieron posible sucesivas ampliaciones tanto en cuanto a edificaciones como al jardín y al huerto.

Historia

Diferentes desalojos. Pese a que era un convento de clausura las monjas no permanecieron siempre en Santa Clara. En un escrito aportado por la abadesa al Concello se detallan hasta cuatro desalojos. «La historia del convento y de sus moradoras se halla indisolublemente vinculada a la ciudad de Pontevedra, de la que en varias ocasiones tuvieron que irse, regresando en todas ellas —escribe Victoriana Jorque—. Cuando en 1702, tras la derrota de la flota española en la batalla de Rande, hubieron de refugiarse en Cotobade; en 1719, cuando se produjo la invasión inglesa de la ciudad, en que se refugiaron en Santiago de Compostela; en el año 1807, durante la Guerra de la Independencia contra los franceses, en que las hermanas se trasladaron a vivir con familiares y bienhechores, hasta que el 4 de septiembre de 1809 pudieron regresar, encontrándose el convento saqueado y quemado en parte. Y en diciembre de 1868, con ocasión de la desamortización, en que permanecieron en Tui, regresando el 1 de octubre de 1875, merced a las gestiones entabladas por el entonces arzobispo de Santiago, don Miguel Payá y Rico, que negoció con el rey Alfonso XII la devolución del convento a las Hermanas Clarisas, y lo restauró a sus expensas».

Devoción

Ofrendas para pedir buen tiempo. Seguramente, miles de parejas pontevedresas llevaron huevos a Santa Clara para pedir que hiciera buen tiempo el día de su boda. Es una tradición secular. La abadesa relata cómo era esa vinculación de Santa Clara con la meteorología: «Cuando la ciudad se veía afectada por las inclemencias del tiempo que afectaban a las cosechas el Ayuntamiento convocaba a la población para sacar en procesión a la patrona, Nuestra Señora de la O desde la desaparecida iglesia de San Bartolomé el Viejo hasta Santa Clara, donde se llevaba a cabo una novena en su honra con las limosnas recibidas».

El declive

Falta de liquidez y falta de vocaciones. El siglo pasado comenzó el decible del convento. En la década de los 60 se produjo la venta de parte del recinto —la que da a la calle Santa Clara, entre el convento y Cobián Roffignac— para financiar obras de restauración en un convento que ya superaba siete siglos de existencia. La orden de las Clarisas necesitaba liquidez para sobrevivir en Pontevedra, lo que dio pie a la primera operación urbanística relacionada con el convento.

 Pero el verdadero problema llegó con el siglo XXI: la falta de vocaciones, lo que acabó siendo la puntilla definitiva para el convento. En junio del año 2015 la Congregación para los Institutos de la Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica dictó un decreto acordando «suspender el status de monasterio autónomo» del convento de Santa Clara de Pontevedra. Esto acabó acarreando, el 25 de septiembre del 2017, el traslado de las dos últimas y ya ancianas hermanas Clarisas que allí residían a otros conventos de la Orden. Posteriormente, esa falta de vocaciones y la imposibilidad de recuperar la ocupación del convento, llevó a su supresión definitiva. Fue a través de otro decreto del mismo órgano citado, dictado el 29 de mayo de 2018.

La negociación

Desde el minuto uno. Pese a la existencia de aquel primer decreto del año 2015 por el que se contemplaba el traslado de las dos monjas, el cierre del convento dos años después cogió por sorpresa a Pontevedra. E hizo reaccionar al Concello, que desde el minuto uno se postuló para hacerse cargo del convento y de los diez mil metros cuadrados de jardines, bosque y huerta que hay en Santa Clara. Pero se encontró con el rechazo de las Clarisas, a cualquier negociación. «El edificio y su entorno natural son de la orden religiosa y nosotros lo vamos a custodiar, y no hay más. No es posible esa opción», señalaba a La Voz la entonces abadesa, sor Consuelo, que no veía correcto el interés del Concello una vez que se había cerrado el convento. «Pudieron hacerlo otras veces que pedimos ayuda. Y también se la pedimos a Patrimonio y nadie nos contestó nunca (...). Así que lo único que puedo decir es que los vamos a custodiar y mantener, no lo vamos a abandonar. Pero no es posible eso de abrirlo». Era septiembre del 2017.

Ofrecimiento

Primeros contactos. El propio alcalde, Miguel Anxo Fernández Lores, recordaba estos días que pocas semanas después del cierre del convento él mismo y el entonces concejal de Patrimonio, Vicente García Legísima, se reunieron con las responsables de la Orden. Fue en diciembre de aquel mismo año. Pero aunque se hablaba de «boa sintonía» en aquellos contactos, la orden religiosa mantuvo su negativa a negociar una cesión del convento al Concello.

La negociación

«Pasiño a pasiño». Pero aquellos primeros contactos fueron el germen de una negociación que se llevó «pasiño a pasiño», como recuerda Lores. Nunca se cerró la vía de comunicación abierta entre el Concello y las Clarisas, y fructificó durante el 2020, el año del confinamiento Una vez más, como sucediera en los años 60 del siglo pasado, las Clarisas se vieron en la necesidad de disponer de liquidez, pero no ya para mantener el convento pontevedrés sino para otras instalaciones de la orden. Y comenzó a abrirse a la posibilidad de una posible venta al Concello. Las religiosas cedieron la negociación a la Fundación las Edades del Hombre, una institución que gestiona propiedades de la Iglesia principalmente en Castilla-León, con el objetivo de cerrar la operación. Por parte del Concello, Xaquín Moreda tomó el relevo de Legísima al frente del área de Patrimonio y para la historia quedará su nombre como el artífice de una operación histórica para Pontevedra.

El acuerdo

Noviembre del 2020. La Orden nunca contempló otro comprador que no fuera el Concello de Pontevedra, y el 19 de noviembre del 2020 se anunció el acuerdo. Pero aún habría de pasar un año para cerrar la compra. En diciembre del año pasado, técnicos municipales entraron por primer vez en el recinto para comprobar su estado. El 6 de mayo de este mismo año se hizo público el acuerdo sobre el precio: 3,2 millones de euros. En septiembre, una valoración de los bienes que la Orden de las Clarisas iba a dejar en depósito durante cuatro años en el convento una vez que el Concello lo adquiriera. Pero la relación de bienes sufrió variaciones hasta prácticamente el día de la compra, lo que obligó a rehacer el expediente una y otra vez.

La compra

1 de diciembre del 2021. Por fin llegó la fecha histórica de la compra. El alcalde, Fernández Lores, y la abadesa, Victoriana Jorque, firmaron ante notario la escritura por la que se puso fin a 750 años de clausura del convento de Santa Clara en Pontevedra.