Santa Clara ya es de Pontevedra

Serxio Barral Álvarez
Serxio Barral PONTEVEDRA LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

El Concello firma con Orden de las Clarisas la operación de compra del convento y la huerta y el objetivo ahora es que todos los vecinos puedan conocer un espacio que estuvo oculto a la vista durante 750 años

03 dic 2021 . Actualizado a las 19:38 h.

«Desde el hondo pesar que nos asiste a las Hermanas de la Orden de Santa Clara y lamentando de corazón no poder mantener abierto el convento, se ha decidido acordar la venta del convento al Concello de Pontevedra, al que agradecemos que pueda hacerse cargo del mismo y ponerlo a disposición de todos los pontevedreses». Esta reflexión de la abadesa de Santa Clara, Victoriana Jorque, incorporada a última hora a la escritura notarial por la que el Concello se hizo propietario del convento, expresa el sentir de la orden religiosa que levantó el edificio en 1271 y que desde entonces lo ha venido manteniendo.

750 años han estado ocultos a los ojos de los pontevedreses el interior del convento y los jardines y la huerta que separan las edificaciones de la plaza de Barcelos. Desde este miércoles Santa Clara forma parte del patrimonio municipal. El Concello pagó 3,2 millones de euros por la propiedad, en la que el alcalde, Miguel Anxo Fernández Lores (BNG), califica como la «o maior fito da cidade desde a incorporación da Alameda no século XIX».

Lores no oculto su emoción por ver hecho realidad un sueño. «Nun día chuvioso coma hoxe, e tendo en conta a tradición de Santa Clara coa choiva, pregunteille durante a sinatura a abadesa, que podería significar que estivese chovendo un día como hoxe que incorporamos ao patrimonio municipal Santa Clara. Díxome que claramente era que ‘Santa Clara estaba chorando' de mágoa, por deixar o convento que ocuparon durante tantos anos. Nós tamén choramos, mais choramos de emoción. Non son capaz de transmitir a importancia que ten este feito de incorporación logo de 750 anos da súa construción nas aforas da cidade».

Y nada más firmarse la compra-venta, el alcalde se dirigió al convento para abrir sus puertas a los medios de comunicación de la ciudad para que dieran fe de esa «primeira visita como patrimonio público». El concejal de Patrimonio Histórico, Xaquín Moreda (BNG), artífice del acuerdo que acabó con la compra del convento por parte del Concello, ejerció de guía en la visita que casi dos horas que realizaron los medio de comunicación por buena parte del convento,

El objetivo ahora es que todos los vecinos de Pontevedra puedan conocer también un espacio que lleva 750 años formando parte de la vida de la ciudad pero ajeno a ella. Un espacio que sobrecoge e impresiona al mismo tiempo. Sobrecoge pensar en las generaciones monjas de clausura que vivieron en el convento en estos siete siglos y medio. Muchas entraban siendo adolescentes y no salieron nunca más del recinto. Algunas incluso fueron enterradas en él. Sobrecoge pensar, viendo las dimensiones del interior del convento (son casi 5.500 metros cuadrados edificados), que en su última época, antes de su cierre el 25 de septiembre del 2017, apenas residían en él dos monjas, sor Sagrario y sor Purificación, ambas de avanzada edad.

Sobrecoge la amplitud de los pasillos, las innumerables escaleras y recovecos que hay en los edificios, que se ven como han ido ampliándose y reformándose a lo largo de más siete siglos, la austeridad de la cocina y del comedor, la sencillez de las celdas, la simpleza de la enfermería... y sobre todo, estremece la zona «de visitas», esas habitaciones en las que las monjas recibían a sus familiares aunque solo podían comunicarse a través de ventanas enrejadas y cubiertas con gruesos cortinones y cuyo medio de contacto eran los famosos tornos que hay en todos los conventos de clausura.  O el coro alto, desde el que las monjas podían escuchar la misa que se oficiaba en la capilla (el único lugar de acceso público en estos 750 años), eso sí, siempre ocultas a la vista de los feligreses.

El claustro, o más bien semiclaustro, ya que tiene forma de L y no de cuadrado, da paso a los jardines, que son la parte que más puede impresionar al visitante y la que el Concello quiere que los pontevedreses puedan recorrer en las próximas semanas, una vez que se lleven a cabo unos mínimos trabajos de adecentamiento. Hay mucho que desbrozar después de más de tres años de casi abandono.

Son más de diez mil metros cuadrados de zona verde, con un espectacular bosque de castaños e innumerables árboles frutales. Desde manzanos hasta kiwis y vides. Una zona que es todo un oasis de paz en pleno centro de la ciudad de Pontevedra. 

Santa Clara ya es de Pontevedra. Ahora queda por delante la toma de muchas decisiones para evitar, como también apunta la abadesa en su reflexión, «que su falta de uso y destino acabe perjudicando a sus viejos muros».