Una hostelera de Pontevedra: «Mi negocio lleva cerrado varios meses por falta de personal»

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

En el local, llamado Picnic y cerrado desde el mes de agosto, hay un cartel que indica que se busca personal
En el local, llamado Picnic y cerrado desde el mes de agosto, hay un cartel que indica que se busca personal CAPOTILLO

Una empresaria pontevedresa asegura que tiene parado un local de comida para llevar porque no encuentra «trabajadores cualificados». Un restaurante de Portonovo señala que acaba de pasar por lo mismo

12 nov 2021 . Actualizado a las 19:53 h.

El mercado laboral sigue deparando situaciones paradójicas en Pontevedra. Mientras las cifras del paro continúan siendo sangrantes —solo en la ciudad hay más de cinco mil personas en situación de desempleo—, algunos empresarios insisten en que no encuentran personal, sobre todo cualificado. Lo cuentan así desde gremios dispares, como el del transporte, la construcción y, también, desde el hostelero. Precisamente, en este ámbito empiezan a darse casos llamativos, como el de un negocio de comida para llevar ubicado en la calle Riestra de Pontevedra, llamado Picnic. Ese local, que abrió en febrero de este mismo año, cerró en agosto por vacaciones y ya nunca volvió a abrir sus puertas. En cambio, el bajo, como puede verse desde fuera, sigue con todo su mobiliario bien colocado. No hay día que, al pasar por la zona, alguien no se pregunte si le fue tan mal como para cerrar de forma tan prematura. Su dueña, una empresaria llamada Rita P., señala que no, que «las cosas iban bastante bien». Y apunta a otro motivo como causa de la clausura temporal: «El negocio está cerrado por falta de personal. En cuanto lo tenga, estaré en condiciones de abrir».

Rita, que fue profesora de hostelería, cuenta su caso, pero insiste en que «hay muchos más empresarios en esta situación». Ella regenta desde hace años un restaurante llamado La Platería, en la zona monumental de Pontevedra. Dado la crisis por la que pasó la hostelería en la pandemia, en febrero de este mismo año decidió abrir también un negocio de comida para llevar para tratar de capear el temporal. Señala que las cosas iban bien y que en agosto, un mes que preveía flojo porque hay menos movimiento en la ciudad, cerró por vacaciones y porque, de paso, así podía destinar todo el personal a reforzar la atención en La Platería, donde al fin se trabajaba bien tras tanto tiempo lidiando con el covid. Su intención era abrir en septiembre, así que colocó carteles para buscar personal, consciente de que con los trabajadores que tenía no podían funcionar los dos negocios a la vez. Ha llegado noviembre y todavía no completó la plantilla: «No puedo decir que no viniese nadie. Hay gente que se incorpora y que funciona bien, pero no es suficiente. Y yo no puedo abrir un negocio sin personal cualificado, porque sería un fracaso» indica. Por ese motivo, la puerta de Picnic sigue cerrada. Incluso hay una especie de tapia de madera en la entrada, aunque ella aclara que es solo un dispositivo de seguridad. La empresaria señala también que son muchos los clientes que le preguntan por la reapertura: «Da mucha pena, la verdad, porque que esté cerrado no es bueno para nadie... y sobre todo es muy malo para mí».

 «Non hai moita matrícula»

En realidad, parece difícil que vaya a solventarse a corto plazo la falta de personal cualificado en hostelería. Al menos, eso es lo que parecen indicar los datos de la matrícula de alumnos en los ciclos en los que se forman camareros. Aunque la salida laboral es grande, estos estudios siguen «bastante denostados socialmente, porque as condicións laborais van mellorando pero ás veces son as que son», señala Manuel Hermo, director del centro integrado de hostelería Carlos Oroza de Pontevedra. Explica que, en su centro, en el primer curso del ciclo básico de camareros únicamente hay nueve alumnos, frente a los 17 del segundo curso. En el ciclo medio de esta misma rama hay 19 y 20 alumnos en los dos cursos que con los que cuenta. Aún así, Hermo indica: «Non hai moitos alumnos, pero algúns acaban apaixonándose por este oficio». Hermo indica también que, pese a no ser temporada de verano, les siguen llegando peticiones de empresarios con ofertas laborales para los alumnos.

El caso de un restaurante de Portonovo: «Estuvimos cerrados tras irse el cocinero»

En la zona de Sanxenxo, la falta de personal en hostelería, patente cada verano, se nota incluso en invierno.Un restaurante de Portonovo, según explica uno de sus socios, llevaba buscando cocinero con experiencia desde el mes de junio. No lo encontraba y, encima, a finales de agosto se quedó sin otros dos trabajadores, así que acabó parado: «Estuvimos cerrados en septiembre, no quedó más remedio», indican.

Los anuncios de la empresa buscando cocinero podían verse en distintos portales de empleo. Se indicaba que el trabajo en la cocina era para todo el año y se pedía experiencia. Ahora mismo, tienen a dos personas a prueba. Señalan desde el negocio que una de las cosas que les penaliza es que trabajadores de otros lugares que estarían interesados en el trabajo no lo cogen porque buscar alojamiento en las Rías Baixas, sobre todo en verano, es una odisea. «Algunos nos decían que sí querían venir, pero que teníamos que gestionarles un sitio para vivir y nosotros no nos podíamos comprometer a eso», señala el empresario.