El coruñés que era gobernador civil y vivió el espectáculo «dantesco» del volcán de 1949 en La Palma

Nieves D. Amil
NIeves D. Amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Volcán san Juan en erupción en La Palma en 1949
Volcán san Juan en erupción en La Palma en 1949 Cedida familia De Aspe

Emilio de Aspe acudió a la isla cuando la lava de San Juan engulló campos y casas y llegó hasta el mar

24 sep 2021 . Actualizado a las 14:51 h.

Hace 72 años, cuando el volcán de San Juan de La Palma entró en erupción y devoró parte de la isla, el gobernador civil de la provincia, Emilio de Aspe Vaamonde, visitó la zona para conocer de primera mano lo ocurrido y entró en Radio Club Tenerife (EAJ 43) para lanzar un mensaje de ánimo a los palmeros repartidos por todo el archipiélago y a muchos que habían emigrado a Venezuela. Era 1949 y quien estaba al mando en la provincia era un coruñés de nacimiento, pero sobre todo, de corazón. Así lo cuenta ahora su familia. Una de sus nietas, María de Aspe, recuerda cómo fueron los años de su abuelo en las Islas Canarias. Emilio de Aspe era militar y profesor de la Escuela de caballería de Valladolid y después de haber sido gobernador civil en la capital castellana y en A Coruña, acabó su carrera en la provincia de Tenerife, donde era jefe provincial del Movimiento cuando el volcán San Juan entró en erupción. Veinte años después sería el de Teneguía el que pondría en riesgo la isla y el pasado domingo fue Cumbre Vieja quien empezó a cubrir de lava cientos de hectáreas de La Palma.

En julio de 1949, el mandatario coruñés, consternado ante las imágenes que veía a su alrededor, lanzaba en antena este mensaje: «No quiero hablar del espectáculo que ofrece esta corriente de lava, que desde la cota de 1.500 metros, desciende hasta el mar con una extensión de siete kilómetros». Emilio de Aspe reconocía que el fenómeno era «dantesco» y lamentaba los «estragos» que estaba causando a «una de las islas más bellas de Canarias, destruyendo humildes hogares de gente campesina». Los periódicos isleños de la época recogieron que el Ministerio de la Gobernación envió cien mil pesetas y el Gobierno Civil donó otras 76.000 para ayudar a los damnificados de La Palma. Muchos de ellos emigraron a Venezuela en busca de un futuro tras arrasar la lava su sustento. De Aspe Vaamonde en ese momento reconoció en Radio Club Tenerife que había acudido a la isla para comprobar en persona los daños «irreparables» y adoptar todas las medidas de precaución necesarias para limitar lo posible las consecuencias de la catástrofe.

Regreso a A Coruña

Su nieta María de Aspe recuerda que esa fue su última etapa como responsable político antes de retirarse en A Coruña. «Era muy habitual verlo leyendo el periódico en el bar Cantón, que estaba donde era antes Loewe», recuerda su nieta, que además era su ahijada, y guarda cientos de fotos de su abuelo, muchas de ellas de su etapa en Canarias. Y es que De Aspe Vaamonde era un apasionado de A Coruña y le gustaba disfrutar de su familia. Eso sí, la puntualidad era obligatoria a la hora de sentarse a la mesa para comer, tal y como recuerda con humor su familia.

En una de sus etapas en la ciudad herculina, vivió junto al Teatro Rosalía, donde pasaba directamente desde su casa a uno de los palcos. Fue una época en la que llevó una vida muy tranquila rodeado de su familia y disfrutando de una ciudad de la que se tuvo que separar muy pronto. Su padre, Nicasio de Aspe Fullós, fue vicepresidente da Real Academia de Medicina de Galicia y estuvo destinado en Castilla y León durante una larga temporada. Después de la Guerra Civil, De Aspe Vaamonde fue nombrado gobernador civil de Valladolid, de ahí pasó a A Coruña y los últimos cuatro años estuvo en la provincia de Tenerife como gobernador civil. «Una de sus penas cuando se jubiló fue no haberlo podido hacer con la condecoración de general», explica una de sus nietas.