El Avoa Fest es uno de los eventos que se celebraron este fin de semana en las calles de Pontevedra
El Avoa Fest es uno de los eventos que se celebraron este fin de semana en las calles de Pontevedra RAMON LEIRO

La celebración de tres eventos: Pontesán, Avoa Fest y Pontebirra incentivaron la toma de conciencia social, la reivindicación intergeneracional y el ocio

25 sep 2021 . Actualizado a las 20:13 h.

Este fin de semana la ciudad de Pontevedra ha sido un escaparate para la solidaridad, para la reivindicación intergeneracional y para, ¡cómo no!, el comer y el beber. Demostrando una vez más que somos una urbe de gente volcada en la calle a poco que nos tiren del gas.

Tres de nuestras plazas emblemáticas son escenarios para esa oferta tan poliédrica, pues se combina desde el incentivo a la conciencia social ante numerosas patologías, hasta la puesta en valor de la emergente producción de cerveza artesanal en Galicia, pasando por el reconocimiento al papel de nuestras abuelas en una sociedad tan matriarcal como la nuestra y, en concreto, por su labor como custodias de la gastronomía tradicional. Pontesán, Avoa Fest y Pontebirra, denominaciones de los tres eventos, han supuesto un elemento de dinamización de la ciudad en un fin de semana de septiembre, un mes ya de decaimiento del consumo y más en este año, marcado por la obligada cancelación de la Feira Franca. A mayores coincidieron algunos otros acontecimientos, sobre todo el congreso provincial del PP en Afundación, que movilizó un extra de personas con los 700 asistentes a esa cita política.

Reconocimiento social

La celebración por segunda vez de la Feira da Saúde e do Benestar Pontesán ha sido un acierto pleno por parte de la Concejalía de Deportes, Diputación y Universidad de Vigo como vehículo para la divulgación y el reconocimiento de la labor de una treintena de asociaciones de ayuda a numerosas patologías, muchas de ellas poco o nada conocidas. Hablamos de asociaciones sociosanitarias tan diversas como Agaela (esclerosis lateral amiotrófica), Anedia (diabetes infantil), Asem (enfermedades neuromusculares), Ahuce (huesos de cristal), Acega (celíacos) o Adahpo (hiperactividad y déficit de atención). Y otras volcadas en prestar ayuda a personas con adicciones cada vez más inquietantes en la sociedad actual como la ludopatía (Agaja) o la bebida (Alcohólicos Anónimos).

Entre los 34 stands habilitados bajo la gran carpa de 1.000 metros cuadrados dispuesta en la plaza de España, también concurrieron oenegés más reconocibles para el gran público como Cruz Roja y asociaciones como Lucha contra el Cáncer, Amencer o Amizade que ya llevan más años de presencia social. Todas ellas merecen este reconocimiento, pues constituyen un ejemplo de trabajo con voluntarios y familiares de enfermos conjurados en difundir esas patologías, reclamar más medios, tratamientos y una atención sanitaria especializada.

Abuelas y «birras»

También este fin de semana, la ciudad ha sido jardín de la memoria (más que «bosque») con la recreación hecha por Viveros O Piñeiro, por encargo de la Concejalía de Promoción Económica, en el entorno de la iglesia de A Peregrina, para evocar el papel de nuestras abuelas a través del Avoa Fest. Un reconocimiento intergeneracional que da pie, además, a una puesta en valor de la labor de las yayas como custodias de nuestra gastronomía más tradicional, expresada en sus recetas, en el concurso de filloas de ayer tarde y en la oferta de postres de un roteiro por locales de hostelería de la ciudad que proseguirá hasta el próximo domingo 26.

Y de propina, asímismo, Pontevedra ha sido, de nuevo, escenario para el disfrute gastronómico con una fiesta de la cerveza artesanal, aderezada con la comida de varias food trucks que se asentaron en un recinto habilitado a cielo abierto, en la plaza de A Ferrería. Para quienes degustamos la cerveza, Pontebirra ha sido la oportunidad de comprobar el crecimiento y evolución de cerveceras tradicionales como Meiga, Nós, Trisk-Ale, Atlántica, Menduiña o Alé Alé, que suponen un músculo económico importante, con sello galego. Además, la puesta en escena en ese recinto con capacidad de hasta 550 personas (por momentos como la tarde noche del viernes, literalmente abarrotado) con control de aforo y protocolos higiénicos anticovid, supuso evidenciar que como sociedad ya podemos recuperar la celebración de este tipo de acontecimientos con garantías.

Otro modo de hacer ciudad

Estas tres iniciativas que hoy he comentado le han dado a Pontevedra un colorido y un ambiente añadido extraordinarios. Resulta más de agradecer si cabe por la necesidad que tenemos como sociedad de remontar el vuelo después de dieciocho meses de pandemia y restricciones.

La realización de estos eventos ha rentabilizado, una vez más, la recuperación de aquellos espacios urbanos que Pontevedra ha ganado en las últimas dos décadas. Las plazas de España, de A Peregrina y de A Ferrería son escenarios absolutamente propicios que permiten la movilidad y el disfrute de miles de ciudadanos a pie. En su día fueron actuaciones con sentido común y lógica. No como otras que actualmente siguen en discusión y evidencian el agotamiento de una política de gobierno municipal anquilosada en el «modelo de cidade», aunque las decisiones adolezcan de lógica alguna. En próximas semanas, ya nos ocuparemos de ese aspecto.

Este fin de semana se demostró que hay otro modo de hacer ciudad y otra sensibilidad en el seno del gobierno municipal. Que propone y no impone. El PSOE debería marcar más a menudo la diferencia con el BNG.