Quince días para aceptar un presupuesto y materia prima disparada. Así es la construcción en pandemia

Nieves D. Amil
nieves d. amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

CAPOTILLO

Los constructores aseguran que solo pueden dar dos semanas de vigencia al coste de una obra y la firma del contrato implica claúsulas por si siguen subiendo los materiales

15 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Hacerse una casa ahora puede ser casi un 20 % más cara que hace un año, pero lo peor es que ese presupuesto que te dan puede cambiar en cuestión de días. Detrás de una variabilidad que muy pocos recuerdan, hay varios factores. El primero es la alta demanda tras descubrir en el confinamiento que nuestra casa no era nuestro hogar; en segundo, el alto precio de la materia prima, y por último, la falta de mano de obra. Todo esto se mete en una coctelera para dejar un reguero de dificultades en las constructoras y en los propietarios, que en muchos casos se ven obligados a retrasar sus proyectos. «A nosotros el material nos ha subido en algunos casos el 100 % del año pasado a este. Para que te hagas una idea, pagábamos el kilo de varilla a 0,72 y ahora lo hacemos a 1,60 euros», explica José Luis García Graña, de Obras y Reformas Poio, que no recuerda un escenario al alza como este. Tanto él como sus colegas de profesión reconocen que el acero y la madera alcanzan precios tan prohibitivos que les ha llevado a dar presupuestos con una validez de 15 días. «Normalmente ya los damos con dos semanas de vigencia, antes la subida normal era de un 2% anual en el material, pero ahora es inasumible», explica García Graña.

La mano de obra tiene el mismo gasto laboral, pero ese sobrecoste que asumen en el material repercute en un 20 % más en el presupuesto de la obra. La solución es sencilla. Los clientes tendrán 15 días para aceptarlo o perderá validez. En el caso de aceptarlo, tendrán que asumir también una serie de condiciones. «Van cláusulas de que si sube el material se repercutirá en la factura, de la misma forma que si baja, también lo haremos», apunta García Graña.

El jefe de obra de Balboa y Buceta, Juan Carlos Corredoira, reconoce que «está todo patas arriba». Esa es la primera frase que pronuncia para explicar cuál es la situación del mercado. Todos tiene trabajo. Y ese es uno de los motivos por el que no se estabilizan los precios. Asegura que doscientos mil euros ya se quedan cortos para hacer una vivienda unifamiliar.

Ante este panorama, qué hacen los propietarios al ver que se le dispara el presupuesto. «La gente no suele tocar las calidades, intentan ajustar en superficies, sacar unos metros de vivienda o dejar partes de la casa para más adelante», explica Marcos García, de Construcciones Fagari, que reconoce que «en la carpintería metálica la validez de los precios son a dos o tres días. Me acaban de avisar de un encargo que tengo firmado para el 1 de septiembre y que ya tiene una subida de precio».

Para cubrir gastos

Esta es la realidad de este verano, pero, ¿qué ocurre con las promociones con presupuestos firmados hace meses y que tenían previsto empezar las obras ahora? Ahí la situación es tan crítica que en muchos casos, solo cubren gastos. «Tenemos que mantener lo firmado, tenemos un volumen grande obras en ejecución y no podemos hacer nada. En algunos casos cubrimos los costes y en otros, tenemos un beneficio mínimo», apunta Marcos García, que con los presupuestos firmados desde hace meses están atados. Pone un ejemplo de una comunidad de vecinos que quiere acometer unos trabajos. Cuando pidieron el presupuesto le salía en 57.000 euros, hoy son ya seis mil euros más, sin IVA. «En viviendas unifamiliares los arquitectos nos llaman para hacer una estimación con un proyecto básico y se lo decimos, pero saben que cuando este el definitivo, va a cambiar y a subir», explica García, de Construcciones Fagari.

Ninguno ve un final inminente a esta subida de los materiales, pero tampoco a un descenso en la demanda, que se disparó tras el confinamiento y un año después sigue al alza. «Tenemos mucho trabajo, pero con muchas dificultades», concluyen los constructores de Pontevedra.

«Va a llegar un momento en el que un buen albañil cobre más que un arquitecto»

 

 

La construcción hace meses que sufre las consecuencias de la falta de mano de obra. No hay un relevo generacional que permita satisfacer la alta demanda de las constructoras. El jefe de obra de Balboa y Buceta en Pontevedra, Juan Carlos Corredoira, reconoce que como se siga este ritmo «va a llegar un momento en el que un albañil cobre más que un arquitecto». Quizás estas palabras no deben entenderse de forma literal, pero sí son un síntoma de la realidad que vive el sector. «La generación de los años cincuenta y sesenta no tuvieron relevo en la de los ochenta y noventa», comenta Corredoira, que reconoce que cuando esos profesionales se empiecen a jubilar habrá mayores dificultades. «Ahora es difícil encontrar oficiales de primera», explica Marcos García, de Construcciones Fagari.

En el último año se han incorporado al sector 1.800 personas en la provincia, con un salario medio al empezar de 1.400 euros, según los datos que maneja la Asociación de Constructores de Pontevedra. El problema actual es que de los 25.000 trabajadores del sector de la provincia, el 25 % tienen más de 55 años y se acercan a la edad de jubilación. Tras la crisis del ladrillo del 2006, muchos de ellos se vieron obligados a buscar una alternativa ante el desplome de la actividad. Esta necesidad de mano de obra estaba oculta hasta el boom de reformas y construcción que desató la pandemia.

La Asociación de Constructores de Pontevedra ha visto un buen 2020 y esperan que en el 2021 se cierre mejor, pero se jubilarán cerca de dos mil personas en toda Galicia. En toda la comunidad hay 77.000 profesionales de la construcción.