Seis años y medio por un tiroteo en una pedida de mano

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Salvador Sas

La magistrada considera creíble la versión de las víctimas frente a la de Juan Paulo Giménez, hermano del rey de los gitanos

15 jul 2021 . Actualizado a las 19:06 h.

Seis años y medio de cárcel por dos delitos de lesiones con instrumento peligroso, con la agravante de reincidencia, y otro de tenencia ilícita de armas es la pena impuesta por el Juzgado de lo Penal número tres de Pontevedra a Juan Paulo Giménez, hermano del rey de los gitanos, Sinaí Giménez, y miembro de la familia de los Morones, quien, según la sentencia, irrumpió en una pedida de mano y disparó al techo en, al menos, seis ocasiones.

Estos hechos, según recoge la resolución, sucedieron durante la madrugada del 19 de mayo de 2019 en el Centro Multiusos de O Porriño (Pontevedra), donde un centenar de personas de la familia de los Zamoranos asistía a la celebración. Como consecuencia de los disparos, y según refieren desde el TSXG, dos proyectiles rebotaron e impactaron en una menor, a la que el condenado deberá abonar 33.011 euros, y en un segundo invitado, a quien tendrá que indemnizar con otros 33.958 euros.

La jueza, además, ha ordenado en la sentencia que se deduzca testimonio contra tres personas que declararon en el juicio por la posible comisión de un delito de falso testimonio. Entre estas tres personas se encuentra el propio Sinaí Giménez. 

La magistrada reseña que, «pese a la animadversión recíproca derivada del enfrentamiento de ambos clanes», considera creíble la versión dada durante el juicio por los asistentes a la pedida de mano «por la inmediatez de sus primeras declaraciones, todas coincidentes en identificar al acusado, sin ninguna duda, ya desde el primer momento». A este respecto, insiste en que sería «verdaderamente difícil» que se hubieran concertado todos los testigos «para declarar en un determinado sentido apenas una hora después del suceso».

Asimismo, la sentencia, que es recurrible, destaca que el autor de los disparos «actuó con conciencia del riesgo que creaba, cuanto menos para la integridad física de las personas que se encontraban en el lugar, y, a pesar de ello, ejecutó su acción, siendo además conocedor de primera mano de los peligros que comportan las armas, ya que afirmó en el plenario que le encantan y que las identifica a kilómetros».