Vanessa Papiri, de Arelas: «Tener un hijo trans parece un mundo, pero es mucho más sencillo»

ana mato / s.b. PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Vanessa Papiri, vocal de la asociación Arelas, de familias con menores trans
Vanessa Papiri, vocal de la asociación Arelas, de familias con menores trans Ramón Leiro

La asociación de familias con menores trans promueve la defensa de los derechos de estos jóvenes

11 jul 2021 . Actualizado a las 10:24 h.

Arelas es una asociación formada por familias de niños, niñas y adolescentes trans. Así lo cuenta Vanessa Papiri, vocal de la junta de la asociación y portavoz en Pontevedra, madre de un chico trans. Desde Arelas trabajan y promueven la defensa de sus derechos en todos los ámbitos de la vida, tanto educativo, como sanitario, cultural, judicial, social y deportivo.

-¿Qué promueve Arelas?

-En la asociación ayudamos a familias de menores trans y damos información educativa sobre diversidad sexual a profesorado, institutos, colegios... Creo que hay que trabajar mucho en la educación, en casa, en el cole, en el instituto... Intentamos que las personas vean al colectivo trans como algo normal, ya que como no se habla parece que no existen. Es necesario que si alguien se siente identificado, que sepa que no esta solo, que hay gente que le puede ayudar. Hay muchos niños pequeños que no saben ponerle nombre, no saben lo que es la transexualidad. Por otro lado, buscamos ayudar a las familias que contactan con nosotros, darles información y apoyo. Cuando mi hijo me dijo que era un chico, yo no conocía a nadie. Estaba loca por conocer a otras madres, padres y menores trans. Para mi fue una gran ayuda compartir experiencias, miedos, mil temores, y asesorarte. Es menos follón del que nos montamos en la cabeza, parece un mundo, pero es mucho más sencillo.

-¿Cómo ve a la sociedad en general respecto a la transexualidad?

-Se ha avanzado, lógicamente si que se ha avanzado. Hace 20 años una persona trans no se visibilizaba por el miedo y el pánico. Avanzó mucho la sociedad, pero aún queda mucho, si la gente pusiera un poco más de su parte se evitarían situaciones incómodas y violentas. Poniendo un granito de arena cada uno, se podría facilitar mucho la vida de las personas trans, sobre todo en los menores. Mi hijo me lo dijo cuando tenía quince años. Es difícil, mi hijo cuando tuvo el carné con el nombre y el sexo cambiado, después tuvo que ir a cambiar todo el papeleo anterior, y en la mayoría de los sitios no tienen ni idea y no tienen medios para cambiar eso. Si la gente bloquea a las personas trans, es un sufrimiento para ellos.

-¿Cree que la transexualidad sigue siendo un tema tabú a día de hoy?

-Sinceramente sí, hemos avanzado bastante, pero aquí en Pontevedra, ves a dos chicas de la mano o dos chicos de la mano y la gente se sigue volteando, menos que antes, pero sí que pasa. Hay gente que te hace unas preguntas muy íntimas que no deberían hacer. Lo único que buscamos es el respeto, no tanto el entendimiento, pero sí el respeto. Parece que las personas trans tienen que hacer de todo para conseguir ser quien ellos quieran al 100%, y aún así, tendrían que pasar por el juicio de muchas personas que no comparten este pensamiento. Si aceptásemos cuerpos diversos, muchos de los menores ni querrían hormonarse ni pasar por quirófano, pero queda mucho para que se acepte.

-Hay quien ve la transexualidad, sobre si se trata de casos de menores de edad, como una moda, casi como un capricho. ¿Qué les diría?

-La gente que dice que es capricho o moda, no tiene ni idea, no hablaron con una persona trans en su vida. Los chicos y chicas trans parece que se tienen que ganar ser un chico o una chica. Para acceder al cambio de nombre, mi hijo tuvo que llevar informes de salud mental, de endocrino, tránsito social, fotografías, como para demostrar que realmente sí que es un chico.

-¿Cree que sigue habiendo odio en una parte de la sociedad respecto al colectivo LGBTIQ?

-Lo podemos ver en la noticia triste de Samuel Luiz. Te voy a dar mi opinión, únicamente, para mí, eso fue un asesinato homófobo, pero hay mucha gente que dice que no. Vamos a ver, está clarísimo, pero siempre parece que hay que sacarle hierro a las cosas, y en este tema no hay que sacarle ningún hierro. Es increíble, después algunos aún se preguntan que para qué existe el día del Orgullo... Hay que trabajar, educar, dar información, visibilizar y luchar diariamente. Esto es una lucha diaria.

«Ver a un menor en el armario y que no pueda salir hasta tener cierta edad... me parece injusto»

Hace unos días, el Consejo de Ministros dio luz verde a la Ley Trans, que permite que las personas mayores de catorce años, soliciten por sí mismas la autodeterminación del sexo. Vanessa Papiri comparte su opinión respecto a este tema.

-¿Qué opina acerca de la ley Trans?

-¿Y si eres menor de la edad que marca la Ley? Cuando tengas esos años, presentarás toda la documentación y a lo mejor tendrás que esperar un año más. Ahora se hace en el Registro Civil, pero si lo traspasan a juzgado, se van a colapsar mucho más y van a tardar mucho más. Entonces a esas personas... ¿les decimos, que tienen que esperar tres o cuatro años para ser realmente quienes son? Me parece injusto. Tenerlos en el armario, intentando salir, y les decimos que no, que hasta esa edad no pueden salir. ¿Y si los padres no están de acuerdo? En el grupo que tenemos con los menores de la asociación, hay 85 menores que a lo mejor más de la mitad están solos. No tienen el apoyo familiar. ¿Que le decimos a una niña que te lo dice con ocho años? Me parece muy injusto.

-Es decir, que está bien pero queda camino por hacer...

-Es que no entiendo la espera. Mucha gente que cree que son menores que están confundidos... vuelvo a decir que no trataron con una persona trans en su vida. Me encantaría que esa gente viniera a alguna de las comidas que hacemos en Arelas y que vean a los niños y niñas en su estado de felicidad, libres. Aprenderían muchas cosas. Se está generando tanto odio en las de redes sociales, muchos menores son acosados, con insultos. No tienen ningún sentido lo que dicen. Se trata de respetar, no de aceptar. Yo creo que cada uno que haga con su vida lo que quiera, pero que respete.